La Coparticipación Federal de Impuestos, es el régimen de rango constitucional que coordina la distribución de la recaudación tributaria nacional entre el Estado Nacional y las provincias. Este régimen distingue: una distribución primaria entre la nación y las provincias; y una secundaria entre provincias.
Lo que sucede desde hace siglos es que la distribución de los recursos nacionales entre las provincias no es equitativa. Es por esto que existe una fuerte disparidad entre lo que se recibe en términos de recursos coparticipables con lo producido en cada región. Por ende, este esquema genera que existan provincias ganadoras y perdedoras. Es decir, provincias que aporten poco y reciban mucho de la nación; y viceversa.
¿Quiénes han sido los grandes ganadores y perdedores del año pasado?
Coparticipación 2022: panorama Impositivo
Para obtener una perspectiva cuantitativa, se estima que la carga fiscal global representa aproximadamente el 30% del Producto Bruto Interno (PBI). De esta cifra, alrededor del 85% del total de la carga fiscal (25% del PBI) corresponde a impuestos nacionales, mientras que el 15% restante (5% del PBI) proviene de impuestos recaudados directamente por las distintas provincias. Por el lado de la distribución, las provincias en total recibieron alrededor del 8% del PBI por vía de la coparticipación. A su vez, la recaudación tributaria anual del periodo 2022, fue de prácticamente $20 billones de pesos ($19.982.483 millones).
La recaudación tributaria del 2022 se compuso de la siguiente manera: el 67,8% fue generada por impuestos; seguidos en importancia por los recursos de la seguridad social, que por su parte aportaron el 20,8% del total, y finalmente los derechos y tasas de importación y exportación representaron el 11,5% de la recaudación tributaria.
En todo el 2022, entre leyes especiales y coparticipación, el Estado envió 6,527.25 billones de pesos a las provincias. Si se lo compara con el período 2021, estas transferencias tuvieron un cambio cualitativo. Durante 2022, las transferencias del régimen general crecieron en importancia, +2,5 puntos porcentuales (respecto a 2021), en tanto que los regímenes especiales se contrajeron -1,9 p.p. y las compensaciones achicaron su participación en medio punto.
CABA, provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Neuquén, Chubut y Mendoza fueron los distritos que más aportaron en 2022.
¿Qué sucedió con la distribución de fondos de coparticipación?
La distribución federal de los recursos nacionales es todo menos proporcional; no existe relación alguna entre esta y el número de habitantes, ni tampoco con la actividad económica provincial. De acuerdo a la información provista por el Ministerio de Hacienda, la región del centro del país se llevó (durante 2022) la mayor participación de las actividades económicas, con el 74,2%; y también en cuanto a la concentración de población del país, 64,4%. Pero, recibió solamente el 46,5% de los recursos distribuidos.
En cambio, el resto regiones recibieron proporcionalmente más recursos de lo que aportaron al PBI. La región del NEA que aportó un 3,7% al producto nacional, y se le asignó el 15% de los recursos coparticipados. Asimismo, la región del NOA recibió el 17,4% de los fondos distribuidos, mientras que sólo produjo un 5,8% del PBI. Nuevo Cuyo, generó el 7,1% del PBI argentino y, se le devolvió vía transferencias el 11,2% de los recursos distribuidos. En el caso de la Patagonia la brecha entre PBI regional y lo que recibe de recursos coparticipados, fue solo de un punto, 9,1% versus 10,1% (respectivamente).
Los 6 distritos que sostienen al resto
En términos regionales la distribución es clara, la región del centro del país se encarga del financiamiento del resto del país. De todos modos, el análisis se torna mucho más interesante si se lo desagrega por provincias. En este caso, sólo 6 de ellas aportan (financian) al sistema, mientras que el resto recibe más recursos de los que produce.
La Ciudad Autónoma de Buenos Aires es el distrito más perjudicado en términos de recursos. En esta, existe una diferencia de -16 puntos porcentuales entre lo que recibe de transferencias y lo que aporta al PBI nacional. De todos modos, no es la más perjudicada en términos de recursos per cápita; este lugar se lo llevó la provincia de Buenos Aires. El territorio bonaerense tuvo una diferencia de -12,5 puntos porcentuales entre lo recibido y coparticipado y además, la diferencia porcentual entre los transferencias recibidas y sus habitantes fue de -15,6%. El resto de las provincias aportantes al sistema durante el año pasado fueron Santa Fe, Neuquén, Chubut y Mendoza.
Luego, las provincias más beneficiadas por el esquema de coparticipación durante el 2022 fueron: Chaco, Formosa y Santiago del Estero. Estas provincias tuvieron una diferencia de 3,6; 3 y 2,9 -respectivamente- entre lo recibido en transferencias y lo que aportaron al PBI.
Coparticipación: ¿cuál fue el beneficio por haber recibido más recursos?
Aunque los datos presentados demuestran que existe un criterio disociado de la producción y el número de habitantes a la hora de asignar recursos. Se entiende que el fín de la coparticipación es favorecer a las áreas poco productivas y pobladas para impulsar su desarrollo social y económico.
Entonces, juzgando a la coparticipación por este último objetivo podemos concluir que el régimen fracasa en este sentido. Las provincias que reciben la mayor asistencia nacional tienen la peor infraestructura del país. Si observamos a las provincias más beneficiadas por este régimen en términos de habitantes encontraremos que dentro de las principales se ubican Catamarca, Formosa y La Rioja.
De acuerdo al censo de 2022, estas provincias tienen la peor infraestructura del país. En Catamarca el 23% de los hogares no tiene piso de material, el 45% no tiene cloacas y el 81% no tiene gas de red. En el caso de Formosa, el 38% de los hogares no tiene piso de material, el 58% no tiene cloacas y el 97% no tiene gas de red. Y en La Rioja, el 19% de los hogares no tiene piso de material, el 38% no tiene cloacas y el 83% no tiene gas de red.
Catamarca, Formosa y La Rioja fueron las provincias más beneficiadas por la coparticipación en términos de habitante.
Lo llamativo es que este régimen existe hace 35 años y a la fecha de hoy no ha logrado revertir la precaria situación de las provincias dependientes del sistema. Por ende, el mecanismo requiere de una revisión urgente para evitar que la brecha y los incentivos perversos se sigan expandiendo.
iProfesional dialogó con Virginia Giordano, Coordinadora de investigaciones de IDESA (Instituto para el Desarrollo Social Argentino) sobre la evolución de este sistema. La representante del organismo expresó que «es imposible que se produzca un cambio significativo en el sistema de coparticipación en Argentina debido a la resistencia de las provincias beneficiadas. El régimen de coparticipación actual ha beneficiado durante muchos años a las provincias del norte, incentivando a los dirigentes políticos de las regiones beneficiadas a depender del dinero proveniente del Estado Nacional sin condicionamientos».
Por ende, Giordano considera que para lograr el desarrollo nacional se requiere eliminar la coparticipación y restablecer la separación de fuentes tributarias. Para ella, el Estado Nacional debería financiarse con impuestos específicos y las provincias con otros impuestos. Finalmente, para poder sustituir correctamente la coparticipación Giordano expresa que se debe crear un Fondo Compensador condicionado a planes de desarrollo local para garantizar que las provincias del norte salgan del atraso.