La pequeña localidad navarra de Murillo El Fruto, de poco más de 600 habitantes, contará desde este sábado con los dos únicos concejales de España y de la Unión Europea que representen al Partido Cannábico Luz Verde, un amparo bajo el que pretenden «trabajar por nuestro pueblo» en las políticas del día a día pero también ubicar allí una planta de cáñamo industrial.
El proyecto, en un entorno que consideran idóneo por la climatología, agua y servicios de la zona, atraería negocio, empleo y medidas contra la despoblación rural que también afecta a Murillo, y es «una manera de luchar por el pueblo», principal objetivo de Andrés Vallés y Germán Lanas para presentarse a las recientes elecciones municipales como independientes dentro del Partido Cannábico.
Es este el que asesorará y se encargará de los proyectos y negociaciones que tengan repercusión exterior, ha explicado a EFE Andrés Vallés, quien junto a su compañero Lanas ocuparán dos de los 7 asientos en el pleno de este sábado, tras ser votados por 121 vecinos; mientras, los cinco restantes ediles de la plataforma independiente Adelante Murillo, tiene asegurada la alcaldía tras recabar 253 votos.
Conseguir representación municipal era algo que entraba en sus previsiones «porque ya notábamos el apoyo que teníamos en el pueblo, pero no esperábamos que tuviera tanta repercusión exterior. Nos ha pillado un poco de sorpresa, pero estamos muy contentos», asegura Vallés, quien destaca que uno de cada tres vecinos les ha votado.
Sobre su programa incide en que «lo principal es Murillo el Fruto. Vamos a intentar luchar contra la despoblación, que se mantengan la escuela, el centro médico, el equipo de fútbol del pueblo. Estas zonas rurales se van quedando más vacías y la gente se va a la ciudad», avanza.
Una industria buena para el pueblo
Por ello, su principal proyecto es atraer inversión y conseguir la implantación legal en el pueblo de una industria de procesado de cáñamo, «que traería muchas oportunidades al pueblo», y que a su juicio tendría negocio, dados los innumerables productos que se obtienen de la planta, «desde textiles a otros con los que se hacen materiales de construcción, gasoil, alimentos, piensos, cremas, medicinas… muchas cosas».
Lo pudieron comprobar los propios vecinos en la fiesta-mitin que el partido cannábico celebró en Murillo en la pasada campaña electoral, un acto «entretenido y divertido. Trajimos bastantes productos de derivados del cannabis y cáñamo, y creo que la gente lo pudo entender muy bien y cambió un poco la idea».
Reconoce que en un pueblo pequeño como el suyo «ha sido complicado, porque la gente mayor ya tiene sus ideas muy tradicionales y es difícil. Pero yo creo que hemos convencido a mucha gente. Algunos se han aplicado las cremas, les han funcionado, han visto los productos… y parece que se han convencido».
Por ello, inciden en los beneficios de su proyecto de la planta de procesamiento del cáñamo, que aunaría beneficios económicos para el pueblo y casaría con la ideología del Partido Cannánbico-Luz Verde, que les da el paraguas del asesoramiento legal, permisos, subvenciones, estudios de viabilidad y otras gestiones.
Remar en la misma dirección
Mientras, los dos concejales del partido, dice Vallés, tomarán este sábado posesión del cargo ilusionados y «con ganas» de trabajar desde la oposición, desde la que dejarán «un tiempo de cortesía» al equipo de gobierno, de la candidatura independiente Adelante Murillo. «Veremos por dónde tiran, pero nuestra intención es remar todos en la misma dirección», dice Vallés.
«Yo tengo amigos en la lista contraria, porque somos un pueblo muy pequeño y nos conocemos todos. Si ellos proponen cosas buenas para el pueblo, yo no las voy a negar, y si nosotros proponemos cosas buenas para el pueblo, espero que ellos colaboren también en un principio. En principio, vamos todos por el bien del pueblo. Luego ya se verá lo que pasa«, emplaza.