Un informe del Ministerio de Salud publicado en el último Boletín Epidemiológico nacional de la semana 23 da cuenta de un peligroso rebrote de meningitis, enfermedad que en promedio tiene un índice de letalidad cercano al 10 por ciento y también puede dejar secuelas permanentes.
Se trata de un trabajo de un grupo de investigadores de la Dirección de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles y del Instituto Malbrán, que repasa el comportamiento de esta enfermedad que el último año alcanzó un pico inusual en el país de 237 casos.
La meningitis es una enfermedad del sistema nervioso central, muy contagiosa, que causa la inflamación grave de las meninges, las membranas que recubren el cerebro y la médula espinal. Esta inflamación con frecuencia es producto de infecciones virales o bacterianas. Afecta sobre todo a chicos menores de 5 años, pero también a adultos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la meningitis causa unas 250 mil muertes al año en todo el planeta. Y se ha fijado una meta de reducirlas un 70 por ciento para 2030, así como la cantidad de casos a la mitad. Según los datos presentados por el Gobierno, Argentina por ahora viene a contrapelo con los resultados.
Desde el año 2012 integran el calendario nacional del país las dos dosis más un refuerzo de la vacuna contra la meningitis, pero en los últimos años se observa un descenso en los niveles de vacunación. “Las bajas coberturas registradas generaron un acúmulo de susceptibles que favorece la reemergencia y la aparición de brotes de esta enfermedad”, dice el informe oficial.
Luego agrega que “en 2022, el número de casos notificados se incrementó en más del doble respecto de los registrados cada año en el bienio 2020-2021 y en un 27% más que los notificados en 2019 (previo a la pandemia por Covid-19). La tasa de incidencia de meningitis neumocócica en la población global para 2022 fue de 0,3 cada 100.000 habitantes, valores similares a los que se registraban en los años 2015-2016”.
En 21 de las 24 provincias se notificaron casos. La mayor cantidad (67 por ciento) se concentraron en Buenos Aires, CABA, Chaco, Córdoba y Santa Fé. Las provincias de La Pampa, Chaco y Tierra del Fuego presentaron las tasas de incidencia más altas, con valores superiores a 1 cada 100.000 habitantes.
La vacuna antineumocócica conjugada 13-valente tiene un esquema de dos dosis más un refuerzo que se aplican a los 2, 4 y 12 meses de vida. Además, en 2017 comenzó una estrategia de vacunación para mayores de 65 años y personas entre 5 y 65 años con factores de riesgo, con el objetivo de reducir tanto la incidencia como también las complicaciones, secuelas y mortalidad de estos grupos.
El informe explicita que “las coberturas de vacunación contra el neumococo se vieron reducidas en el año 2020 durante la pandemia, tanto en las dos dosis del esquema básico como en el refuerzo, al igual que ocurrió con el resto de las vacunas del calendario nacional, profundizando el descenso que se venía observando en años previos” .
En cuanto a los casos de meningitis por Haemophilus influenzae tipo b y la enfermedad meningocócica invasiva la situación se repite. Cada una cuenta con fórmulas vacunales, pero las tasas de cobertura también han bajado en 2022 (la única dosis que superó el 85 por ciento el año pasado fue la de los 3 meses). A la vez, la incidencia de los contagios fue en aumento, con tasas de letalidad del 5 por ciento en el primer caso y del 14,3 por ciento en el segundo.
La meningitis neumocócica ha sido la más común de las tres al acaparar 141 de los 237 casos registrados en 2022. El Boletín Epidemiológico describe que se presenta con “fiebre súbita mayor o igual de 38 grados y cefalea asociados a uno o más de los siguientes síntomas: rigidez de nuca, somnolencia, confusión, letargia, estupor o coma; alteraciones motoras o sensitiva, manifestaciones hemorrágicas, convulsiones, vómitos y fotofobia”, entre otros.
La infección se transmite de persona a persona, a través de gotas de saliva. Según la OMS, entre un 10 y un 25 por ciento de la población mundial es portadora de bacterias meningocócicas, pero la gran mayoría son portadores sanos. Por eso, una persona puede ser portadora de la bacteria sin presentar síntomas y propagarla al toser o estornudar.
PS