El Gran Premio de Bélgica es uno de los siete que se corrieron en la primera temporada de la Fórmula 1 en 1950. Ya en ese campeonato inaugural, la prueba se disputó en el mítico Spa-Francorchamps, un circuito que es considerado uno de los mejores (tal vez, el mejor) del mundo, pero que tiene una historia manchada de sangre. La cita belga es «parte del ADN de la categoría reina», como suele decirse en el ambiente del deporte motor, pero desde hace un tiempo, los desafíos económicos, las críticas en temas de seguridad e infraestructura y un par de nuevos accidentes fatales se transformaron en una constante amenaza para su futuro en el Gran Circo. Sin embargo, la carrera resiste año tras año, encuentra la manera de sostenerse en el calendario y sigue siendo una de las más esperadas por los equipos y el público. Y este fin de semana volverá a recibir a la F1, en una cita en la que Max Verstappen buscará su décima victoria de la temporada.
El neerlandés es uno de los grandes «defensores» del GP belga. «Esta es mi pista preferida, tengo grandes recuerdos de este circuito. No puedo esperar para disputar la carrera», comentó este jueves la estrella de Red Bull, ganador de las dos últmas ediciones, resumiendo el sentimiento de todos -o al menos, la inmensa mayoría- de los pilotos del actual campeonato.
¿Por qué Spa es tan especial? Para muchos, porque es memoria de un pasado glorioso, con coches corriendo a toda velocidad en las curvas de un trazado de siete kilómetros, el más largo entre los que integran hoy el calendario, que va serpenteando por el bosque de las Ardenas. Pero es ese mismo presente cargado de tradición -alejado de la tecnología y los lujos de los Grandes Premios más «modernos»- el que carga de dudas su continuidad.
Liberty Media compró los derechos comerciales de la F1 en septiembre de 2016 y desde entonces se embarcó en una campaña para modernizar la categoría y hacerla más popular y mediática y transformarla en un «negocio más lucrativo». Y una de las movidas para lograr ese objetivo implica sacar la competencia de sus circuitos tradicionales y expandirse a lugares inexplorados, para conquistar nuevos mercados.
El ingreso de esos nuevos destinos implica la salida de algunos de los GP existentes, ya que ni la F1 ni las escuderías quieren que el calendario siga creciendo cada vez más. Las 24 fechas que tendrá el de 2024 -una más de las que estaban programadas para este 2023 (que correrá finalmente 22 por la cancelación a horas de la carrera de Emilia Romagna por inundaciones en la zona)- parecen ser el límite que las dos partes están dispuestas a disputar por año.
Y en ese proceso de «renovación», el Gran Premio de Bélgica fue uno de los que estuvo cerca de desaparecer en las últimas temporadas.
Ya el año pasado estuvo negociando hasta último minuto para extender su contrato, opacado por el debut de la espectacular fecha de Miami; cuestionado por lo que había ocurrido en la carrera de 2021 -se completaron solo dos vueltas detrás del Safety Car, en medio de un diluvio, y se repartieron la mitad de los puntos, lo que generó polemica-; y condicionado por el deseo de Liberty Media de revivir el GP de Sudáfrica, que se disputó por última vez en 1993.
Seguramente también pesaron las voces de los pilotos y los jefes de escuderías, que salieron a pedir la continuidad de la cita.
«Sería una pena enorme perder a Spa. Es una magnífico trazado para la F1», aseguró Verstappen. «Monza, Silverstone, Spa… son los grandes e históricos, deberíamos protegerlos», agregó Christian Horner, director ejecutivo de Red Bull. «Mientras exista la Fórmula 1, Spa debería estar en el calendario», comentó Lando Norris, de McLaren.
Algo parecido ocurrió de cara al 2024. Cuando la categoría comenzó a trabajar hace algunos meses para armar el calendario, otra vez apareció la amenaza de Sudáfrica. Pero una vez más, por temas financieros no se llegó a cerrar el regreso a Kyalami, el trazado ubicado en la provincia de Gauteng que fue sede de la cita africana desde 1967 en adelante. Y Bélgica logró mantener su fecha para el año que viene. Aunque no hay certezas sobre lo que pasará después y el futuro de la prueba sigue en peligro.
Para complicar el panorama, unos días antes de que se confirmara el cupo para 2024, Spa fue escenario de un nuevo accidente fatal y se volvió a encender una alarma sobre la seguridad del trazado, que en algo más de un siglo de historia ya se cobró la vida de 49 pilotos.
Fue el 1° de julio, cuando Dilano Van’t Hoff, un piloto de apenas 18 años, falleció tras sufrir un durísimo golpe mientras competía en una carrera de la Fórmula Regional European Championship. Fue como consecuencia de un choque en cadena, en unas condiciones de mucha agua y poca visibilidad debido al spray, en el punto más rápido del circuito, la recta de Kemmel, la posterior a la famosa curva de Eau Rouge.
«Perdimos a un piloto joven y no es justo. Esa curva debe cambiar, lo venimos diciendo hace años. Ya perdimos dos chicos ahora en pocos años. Se tiene que pensar seriamente en eso», comentó el canadiense Lance Stroll, de Aston Martin.
La muerte del joven neerlandés trajo a la memoria a Anthoine Hubert, cuya muerte, en agosto de 2019, fue un golpe durísimo para el automovilismo mundial. El francés se accidentó en el mismo lugar del circuito, durante una carrera de la Fórmula 2 en el trazado belga, horas después de que la Fórmula 1 disputara su clasificación en el mismo circuito.
Complicado por las exigencias financieras cada vez más grandes de la Fórmula 1 y la intención de la categoría de modernizarse y llegar a nuevos escenarios, y con el problema de la seguridad en pista otra vez bajo la lupa, desde hace varias temporadas el Gran Premio de Bélgica y el circuito de Spa-Francorchamps van sobreviviendo año a año, gracias sobre todo al peso de la historia y el favoritismo de los pilotos. Y este fin de semana, sin saber si tendrá futuro más allá de 2024, volverá a recibir al Gran Circo una vez más.
Verstappen, por la 10ª victoria de la temporada
El neerlandés, de Red Bull, partirá como gran favorito a llevarse en triunfo en una fecha especial, la tercera de este 2023 con formato sprint. Así, este viernes, desde las 12 de Argentina, se disputará la clasificación, que determinará la parrilla de salida de la final. El sábado se correrá el sprint. Y el domingo, la carrera principal.
Tras la polémica victoria en 2021, en esa pseudo carrera de dos vueltas bajo la intensa lluvia, Mad Max dio una clase de manejo el año pasado. Fue el más rápido en la clasificación y luego se llevó el triunfo tras protagonizar una remontada épica, luego de largar 14° por una sanción por introducir nuevos componentes a su unidad de potencia.
Si logra repetir a la actuación este fin de semana -y llevarse además el sprint- el neerlandés, vigente bicampeón, podría sumar hasta 34 puntos para ampliar aún más su ventaja en la tabla, en la que lidera con 281 puntos, 110 más que su escolta, su compañero Sergio Pérez.
Todo parece indicar que la prueba se correrá otra vez en pista mojada, porque el pronóstico meteorológico anuncia lluvias, al menos, para este viernes y el sábado.
«Tiene pinta de que va a ser un fin de semana lluvioso y habrá que ver el impacto que esto tendrá, ya que siempre lo hace todo más interesante y caótico. Será interesante ver el rendimiento de nuestro coche en las curvas de alta velocidad, también», anticipó Verstappen.