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Yo soy Alf: secretos del hombre que se inspiró en un músico para ponerle voz graciosa al extraterrestre

Es la voz en castellano neutro de Daniel Craig, Kevin Spacey, Tom Hanks, Pierce Brosnan, Kevin Costner, Dustin Hoffman, Will Smith, George Clooney. Su hito, sin embargo, no tiene que ver con humanos, sino con un extraterrestre de cuatro dientes, ocho estómagos y pasaporte del planeta Melmac: Alf.

A 36 años del estreno de la serie, la mayoría sabe que dentro de aquel cuerpito de felpa había un actor de 83 centímetros (el húngaro Michu Meszaros) que le daba movimiento, pero no que en las invisibles cuerdas vocales del muñeco vivía uno de los mexicanos más queridos por el público latino, Carlos Segundo.

Alias «Carlhillos», dueño de una dicción suprema, 66 años, locutor y publicista, pide evitar las palabras «doblador o doblajista». Es actor de doblaje y puso sus pulmones a disposición de Harry Potter, James Bond, Top Gun, Toy Story, El señor de los anillos.

Carlos y el muñeco que cambió su historia.

Carlos y el muñeco que cambió su historia.
​Nació en la Colonia Narvarte, un barrio de clase media del Distrito Federal. Compartió calle con la gran Rosa de Castilla, cantante y actriz de la Época de Oro del cine mexicano. Hijo de un actor y periodista especializado en cine (Carlos Bravo y Fernández Carlhillos) y de la actriz Concepción de la Peña, el entorno lo encaminó temprano a lo artístico, aunque su título universitario fue el de Publicista.

La vida parecía lejana a la televisión y a los libretos cuando en los ochenta trabajaba en un restaurante de Miami cantando con mariachis. Una triste noticia -la muerte de su abuela- lo devolvió a México y sin buscarlo empezaron a llover las ofertas laborales, pero no en la música. Se transformó en referente de la locución comercial y la vida lo cruzó mágicamente con esa a criatura de hocico que -después de E.T- figura en el podio de los aliens tan adorables como inimputables.

La historia del contrato que le cambió la vida ocurrió sin proponérselo. Se reencontró con una colega, Andrea Coto, quien le pidió que la acompañara a analizar una serie «nuevita» y así colaborar en la elección del elenco de doblaje. «Vimos Alf, la historia, me resultó muy simpática y empezamos a ‘pingponear’ quién estaría bien para cada rol», rememora.

«Para los vecinos de enfrente de Alf, Trevor y Raquel Ochmonek, se eligieron a unos de los más grandes actores, leyendas del doblaje mexicano, Narciso Busquets y Carmen Donna-Dío. Para el padre, Willy, quedó la voz de Pedro D’Aguillón Jr. Para la madre, Kate, Andrea Coto, y como hija e hijo (Lynn y Brian), la voz de Rocío Prado. Redondito estaba aquel reparto, pero llegó el momento de elegir la voz de Alf, yo sugiero a varios actores, y me sorprenden: ‘¿Y si la haces tú?‘».

Mil voces dentro de un cuerpo.

Mil voces dentro de un cuerpo.
El «sí» de Segundo llegó con una suerte de contrapropuesta, «la oportunidad de cambiarle la voz» al personaje central: «Yo ya lo visualizaba al extraterrestre con otro sonido. Y fue cuando entonces hago la proposición de una voz aguardentosa, basándome en el más grande cantante de jazz, Louis Armstrong».

-¿O sea que el tono de Alf es un homenaje al mismísimo Armstrong?

-Sí, pocos lo saben. Yo, super fan, lo considero el más grande intérprete de jazz, tanto en la trompeta como en el piano. La propuesta al cliente le gustó. El cliente podía elegir una imitación de la voz original o mi oferta. No sé exactamente quién de la empresa dijo sí, pero dio en la tecla, la gente se enamoró.

-¿Qué tan diferente era la voz original en inglés?

-Voz y risa eran opuestas, Alf tenía una voz más aguda en inglés.

-¿Usted preparaba la voz de alguna forma para que le saliera así «raspada»?

-Es técnica de opera. Yo canto opera también. Fue mi maestro de canto Enrique Jaso, ya fallecido, quien me enseñó a no raspar la voz, a no lastimar las cuerdas vocales. Gracias a esa técnica he mantenido la voz bastante fresca, no se me ha echado a perder, no se me ha cascado, se mantiene parecida a la de hace 40 años. Ni fumo ni tomo alcohol. Y vocalizo cuando me estoy bañando para evitar un daño.

Carlos Segundo, el actor de doblaje que le pone garganta a todos los actores de Hollywood.

Carlos Segundo, el actor de doblaje que le pone garganta a todos los actores de Hollywood.
-¿Había algo puntual que debía respetarse a rajatabla en Alf?

-Que el muñeco fuera sarcástico, irrespetuoso, irreverente. Fuera de eso, libertad creativa. La directora y el cliente nos permitían accionar, por eso hay muchas bromas que hacía Alf que no venían originalmente del inglés, las colamos. Y la gente aceptó eso muy bien, al público latinoamericano le cerró esa propuesta.

-¿Ve posible una remake de Alf?

-Ojalá. Hubo rumores de Rebot. Pero el papá -Max Whright- falleció. Dudo que la familia Tunner vuelva a ser el centro, deberían buscar una salida, como seguir ahora la vida adulta del hijo menor, Brian. Alf en su planeta era una especie de adolescente de 229 años, así que la edad no es un problema. Si se hace una continuación, me gustaría que me volvieran a llamar. Lo quiero mucho.

Una vida siendo otros

El primer personaje que Carlos Segundo dobló, a los 26 años, fue insignificante. «Se trataba de un instrumentista médico en una serie de doctores en donde lo único que tenía que decir era ‘aquí está el bisturí’», se ríe. La perseverancia fue bordando un currículum perfecto, con escalas angustiantes, como el capítulo Denzel Washington.

Carlos Segundo en su estudio de grabación.

Carlos Segundo en su estudio de grabación.
«En la película Fences o Barreras lo de Denzel estuvo majestuoso. ¡Me llevó tres días encarar eso, cuando normalmente se termina en uno, uno y medio! Es una de esas joyas en las que el hombre estaba soberbio y yo lo escuchaba y escuchaba y quería llegar a eso», detalla. «Tenía que estar satisfecho. Es un compromiso, porque cuando tienes un actor de ese tamaño, si no quedas más o menos a la altura, eres muy cínico o poco profesional. Espero haber justificado su actuación, no haberlo traicionado».

-¿Considera que es condición para hacer doblaje ser actor?

-Sí. Hay que serlo, porque si ese alguien no es actor no va a tener verdad en su interpretación. Precisamente por eso los conocemos como actores de doblaje o actores que hacen doblaje. Hay mucha gente que toma un curso y aprende, pero la realidad es que los actores se destacan. Yo puedo hablar del caso de México: los actores que hacemos doblaje todos hemos trabajado en teatro, en cine, en televisión, en radionovelas.

El hombre intenta ordenar su carrera en una línea de tiempo, pero se rinde ante la imposibilidad. Su rúbrica está en Los juegos del hambre, Indiana Jones, Cincuenta sombras de Grey, Karate Kid, Brigada A, El padrino II, Kung Fu Panda III, Pearl Harbor y otros 200 productos… Formó parte de nuestra oído cinematográfico en los ’80 (Arma mortal), en los ’90 (Apolo 13), en 2000 (Scream 3) y lo sigue haciendo sin tregua. Su más reciente trabajo, en Tortugas Ninja: Caos Mutante.

Obrero de la pronunciación, docente en distintos puntos de América, se jacta de no conocer apenas dos países del continente, Belice y República Dominicana. Dramas coreanos, telenovelas brasileñas, animé, publicidades globales sobre «máxima protección anti caries» o jabón en polvo «suave como el amor de mamá», «The Voice» no se priva de nada. Dobló incluso a John Lennon en el documental The Beatles: de gira ocho días a la semana, de Ron Howard.

Ante la amenaza de la inteligencia artificial como clonadora de voces, no sabe lo que le depara la profesión, pero tiene una certeza, cómo será su epitafio. «Carlos Segundo: aquí no hay nadie. Fue un buen hombre. ¡No hay problema!». 

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