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«La terapia de shock», que en la híper del 89 aconsejó un economista hoy cercano a Alberto F.: «¡Tienen que dolarizar!»

“¡Tienen que dolarizar la economía! Y poner una tasa de interés alta, para obligar al sector privado a traer dólares del exterior. Van a gritar y llorar los empresarios por ese costo del dinero, pero si quieren financiarse que traigan los capitales que enviaron al exterior”.

¿Javier Milei? ¿Emilio Ocampo? ¿Argentina 2023? Solo respuestas equivocadas.

La frase es de Jeffrey Sachs, un economista estadounidense, y la dijo cuando visitó Buenos Aires en plena híper del 89. Se había reunido con Carlos Menem en las vísperas de su asunción como presidente. Sachs se presentaba como mentor de un plan que había parado la híper de Bolivia en 1985 y de eso había conversado con Menem. La inflación en Argentina ya era 78,5% mensual en mayo. En junio subiría a 114%.

«Hay que dolarizar la economía», dijo Jeffrey Sachs en plena hiper del 89 en Buenos Aires. Entrevista en Clarín el 3 de julio de 1989. Ese mes la inflación mensual llegó a 190%.
El plan Sachs se conocía a nivel mundial con un término que luego se haría famoso: ‘La terapia de shock’. Recomendaba un duro ajuste fiscal y monetario. Bolivia aumentó las naftas 600%, liberalizó las importaciones y flexibilizó las leyes laborales. Sachs se encontraba aún alineado dentro de lo que se conocía como las ideas del Consenso de Washington y recién varios años después ‘cruzaría el charco’ de los economistas para participar junto a Joseph Stiglitz, un Nobel de Economía, en una cruzada contra aquellas políticas neoliberales de los 80 y 90. En los últimos años, Sachs defendió la estrategia de Martín Guzmán —exministro de Economía de Alberto Fernández— en la reestructuración de la deuda.

Existen al menos dos registros del paso de Sachs por las calles de Buenos Aires en 1989.

Uno es un video que puede verse en YouTube de una entrevista para la televisión que le hace el periodista Alejandro Rial. Tiene fecha 29 de junio de 1989. En esos días el presidente aún era Raúl Alfonsín. El reportaje sucede en la puerta de un edificio de la calle Posadas al 1500, donde se ve de fondo gente entrando y saliendo todo el tiempo. Menem recibía allí a futuros integrantes de su equipo. Sachs acababa de tener el encuentro con el mandatario electo. Como no hablaba español, una traductora le respondía a Rial.

“No vine a presentar un plan para el país, simplemente estoy para transmitir mi experiencia. Menem me hizo muchas preguntas y una fue si estaba dispuesto a dar mi ayuda a su equipo económico con mi experiencia. Sería un honor”.

DiFilm – Jeffrey Sachs y Manuel Fraga Iribarne se reunen con Menem 1989

Sachs se quedó unos días más en Buenos Aires. Tenía amigos, uno era Domingo Cavallo, que había sido recién designado canciller de Menem.

El 3 de julio fue entrevistado para Clarín por Marcelo Bonelli. Para dejar la híper esto decía:

“Mi planteo no es teórico sino que pasa por la experiencia práctica de lo que sucede en Bolivia. Este país tuvo éxito donde fracasó la Argentina. En los primeros seis meses de este año la tasa de inflación acumulada de Bolivia fue 4% gracias a medidas encuadradas en posiciones que sostengo […] Hay que focalizar la atención en cerrar el déficit fiscal. La Argentina no tiene hoy muchas opciones. No se puede pensar en medidas keynesianas […] Hay que controlar el Presupuesto. Un déficit cero permite eliminar la emisión monetaria y lograr la estabilidad cambiaria. Sin emisión y sin depreciación, la hiperinflación se corta en días”.

El mensaje de Sachs fue escuchado. Había desesperación en las filas de Menem. La inflación mensual en julio subió a 196,6% del 114% de junio.

Si quizá el primer economista que recomendó que la Argentina dolarizara fue Milton Friedman en 1973, el segundo tal vez era ahora Sachs, 16 años después. Hoy el tema volvió a debatirse porque Javier Milei, candidato a presidente, propone dar el mismo paso. Hasta Macri lo analizó.

Sachs visitó en los últimos años el país durante los gobiernos de Mauricio Macri y Fernández. Ratificó en entrevistas que “si hay hiperinflación, una inflación de más de 50% mensual, la historia demuestra que el enfoque correcto es la terapia de shock. El fin de una híper nunca es gradual”.

Poco más de un año atrás, en otra entrevista con Clarín, un mes antes de que se fuera Martín Guzmán en medio de una aceleración inflacionaria, Sachs dijo que “todo plan para bajar la inflación va de la mano de un ajuste fiscal. Friedman estaba en lo correcto, la suba de la oferta monetaria en el tiempo crece junto al nivel de precios”.

En Economía muchas veces las consecuencias y los efectos de anunciar o aplicar una política dependen más de las condiciones iniciales y el punto de partida y horizonte que de las ideas en sí. Ivan Werning, un economista argentino del MIT y coautor de un paper reciente sobre dolarización, sostiene que “la propuesta de Milei está hecha con la mejor intención, pensando qué es mejor para el largo plazo. Pero ese es otro debate. Bajo estas condiciones (N.E.: una de las actuales en la Argentina es que su Banco Central se quedó sin reservas), tiene efectos secundarios preocupantes en el corto plazo”.

Para Sachs, el umbral de esta discusión era el 50% de inflación mensual. ¿La Argentina está lejos? Desde el punto de vista nominal, sí. Se espera en agosto-septiembre cerca de 12%-14%. ¿Pero alguien vio alguna vez una tasa de inflación así quedarse quieta? ¿y bajar? Madura una terapia de shock a la Sachs. Con o sin dolarización.

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