La gran Marcia Haydée (Niteroi, Brasil, 1937) está en Buenos Aires. Con sus muy activos 86 años se encuentra trabajando con el Ballet del Colón en dos tareas: por un lado, preparar a las primeras bailarinas Camila Bocca y Natalia Pelayo en el rol de Catarina de La fierecilla domada; por el otro, supervisar la producción general de esta obra creada por el coreógrafo neoclásico John Cranko en 1969 y que se estrena aquí el domingo 15 de octubre con el bailarín invitado Osiel Gouneo en el rol de Petruchio. Juan Pablo Ledo y Emanuel Abruzzo, del Ballet del Colón, harán también este personaje en funciones posteriores.
La fierecilla… está inspirada en la hoy polémica comedia del mismo nombre de William Shakespeare.
Marcia Haydée ha tenido un privilegio que no puede compararse con el de ninguna otra estrella del ballet: un número enorme de roles, muchos de los cuales se bailan hasta hoy, fueron concebidos especialmente para ella por John Cranko. Para nombrar apenas tres: precisamente Catarina de La fierecilla, Tatiana de Oneguin y Julieta de Romeo y Julieta. Pero también Maurice Béjart, John Neumeier, Glen Tetley y Kenneth MacMillan se inspiraron en su virtuosismo y su personalidad y crearon para ella personajes muy diversos.
Quizá no sea privilegio la palabra justa. Como ella misma dice: “Siempre fui para los coreógrafos como la tela en blanco para el pintor; dispuesta a que ellos pusieran en mí lo que su imaginación necesitaba”.
Marcia, durante un ensayo de «La fierecilla domada» en el Teatro Colón.Volvamos a La fierecilla domada con un cuestionamiento muy de nuestro tiempo: ¿es legítimo hablar hoy de una mujer rebelde domesticada por su marido? La comedia shakespereana es criticada por distintas corrientes del feminismo y una autora, Lee Jamieson, se pregunta: “¿Si una mujer disfruta de La fierecilla domada es porque tiene internalizado el control patriarcal o porque está respondiendo a un deseo innato de ser controlada?”.
-¿Qué piensa usted, Marcia?
-Creo que las críticas a La fierecilla son equivocadas porque Catarina, en realidad, no se deja domar. Ella en todo caso es la que doma a Petruchio; cuando se enamora de él, la primera vez que lo ve, es porque su personalidad la cautiva y le hace pensar “este hombre es para mí”. Y Petruchio se dice “esta mujer es para mí”.
-¿Quiere decir que se domestican mutuamente?
-Sí. Ella es muy fuerte y muy violenta, no tiene miedo a nada y esto fascina a Petruchio, que buscaba una mujer diferente a las otras, no una niñita inocente. Desde el principio aparecen chispas entre ellos.
-La comedia de Shakespeare tiene muchas adaptaciones: al ballet, a la comedia musical y al cine. ¿Cuál recuerda especialmente?
-Un filme fascinante de Franco Zeffirelli con Elizabeth Taylor y Richard Burton. Es muy interesante que tuvieran esa misma relación en la vida real. Parecida a la que vivimos Rickie y yo.
El ballet estrena el próximo domingo 15 de octubre. Serán seis funciones.Aclaración: Rickie es Richard Cragun (1944-2012), un extraordinario bailarín de la compañía de Stuttgart. John Cranko creó originalmente La fierecilla, así como también Oneguin y Romeo y Julieta -entre otros muchos ballets- para la pareja Haydée-Cragun, unida sentimental y profesionalmente durante largo tiempo.
Dice Marcia: “Los dos teníamos una personalidad muy enérgica; yo no podría haber estado nunca con alguien que no fuera tanto o más fuerte que yo”.
-Y continuaron bailando muchos años más, incluso después de que se quebrara el vínculo amoroso.
-Nos amamos durante dieciséis años; pero Rickie se enamoró de un hombre, fue sincero conmigo y nuestra relación se rompió; aunque al principio fue muy doloroso no impidió que siguiéramos bailando juntos. Éramos conocidos en el mundo entero como una pareja de bailarines y no íbamos a perderlo por problemas personales. Más importante que la vida real es la vida en el escenario.
-Volviendo a “La fierecilla”, ¿aquellas críticas no tienen para usted fundamento?
–La fierecilla es un clásico y representa una época; pero además ¿por qué alguien se ofendería por algo que es irreal?: una obra de teatro, un ballet, un libro, una película. No sé qué ocurriría si, cada vez que se producen cambios sociales, hubiera que revisar todo lo que viene creando la humanidad.
-¿Usted no adhiere a los principios del feminismo entonces?
-Creo que fue y es muy bueno para muchas mujeres en el mundo; pero en cuanto a mí, me siento igual a cualquier hombre y a veces, mejor. ¿Qué sería yo sin un hombre? ¡Y qué aburrido me resultaría un hombre que me dijera siempre que sí! Por otra parte, el ballet fue mayoritariamente femenino hasta que Nureyev salió de Rusia y los varones comenzaron a formar parte de ese mundo, que hoy pertenece por igual a hombres y mujeres.
Agrega: “Nunca tuve problemas para entrar al mundo masculino; fui directora del Ballet de Stuttgart y durante diecisiete años del Ballet Municipal de Santiago de Chile. Así que forzosamente debí relacionarme con los políticos y con ellos me sentía y me conducía de igual a igual. Entiendo a las mujeres que tienen que pelear por mejores sueldos o mejores trabajos; no fue mi caso”.
-¿Qué recuerda del montaje de “La fierecilla”? ¿Cranko ya tenía la obra armada en su cabeza antes de empezar a ensayar?
-No, nunca traía la obra armada. Antes que nada, pensaba en la música. Después llegaba al primer ensayo, y con la música elegida ponía la coreografía sobre la marcha: “Marcia, ponte ahí; Ricky, entras por aquel lado y la levantas”. Tenía en su cabeza la historia, pero los pasos los iba creando con los bailarines.
-Ha sido bailarina, directora de compañías, coreógrafa y trabaja mucho como ensayadora. ¿Cuál de estos roles lo colocaría como primero en sus preferencias?
-Bailarina. Soy bailarina y lo seré hasta el último día de mi vida.
Información
La fierecilla domada se estrena el domingo 15 de octubre a las 17 horas, y habrá seis funciones; la última es el sábado 21. Teatro Colón, Libertad 621.
POS