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Lilita Carrió y una noche en la ópera: fue al estreno de El Cónsul, habló del palco que pidió en el Colón y analizó la vigencia de la historia

La ópera y la política han estado entrelazadas a lo largo de la historia, desde que surgió en la Florencia renacentista, actuando como espejo y catalizadora de los eventos políticos y sociales. No sólo ha sido una forma de entretenimiento desde sus inicios, sino también un medio para expresar y moldear ideas políticas.

Mientras algunos la ven como un arte extravagante, de snobs, otros reconocen su capacidad para influir en el público por el intenso impacto emocional que puede generar su narrativa, envuelta de música y palabras.

Los políticos podrían leer las tensiones sociales de su tiempo a través de la ópera pero, en general, no la frecuentan. La presencia del presidente Javier Milei en el Teatro Colón hace unos días despertó sorpresas y especulaciones. ¿Fue a exhibirse, a hacer un uso político del teatro, o a disfrutar un espectáculo?

El Cónsul agotó cuatro funciones en el Teatro Colón y se sumará una nueva presentación el próximo jueves 15 de agosto a las 20 horas. El Cónsul agotó cuatro funciones en el Teatro Colón y se sumará una nueva presentación el próximo jueves 15 de agosto a las 20 horas. Lilita Carrió es una habitué del Teatro Colón pero pocos lo saben; no se muestra públicamente. La invitamos a la primera función de El Consul para dialogar sobre la actualidad de la obra en la coyuntura política actual, y también, sobre los cruces entre la ópera, la política y los políticos.

«Le pedí un palco a Jorge Macri»

El Cónsul, de Giancarlo Menotti, que volvió al Teatro Colón en la excelente producción 2022, demuestra bien el poder del género operístico para amplificar creencias y miedos en contextos sociales y políticos diferentes. La obra expone la crueldad de los mecanismos administrativos, la violencia sorda e impasible de la burocracia. 

Cuenta el intento desesperado de John Sorel, un perseguido político y su familia -su madre, su esposa Magda y su hijo- por huir del régimen totalitario en el que se encuentran retenidos, pero el anhelo de vivir en un país libre choca con toda una serie de requisitos en una sede diplomática atendida por una secretaria impasible, donde el cónsul, personificación de una burocracia kafkiana, nunca aparece.

La obra, escrita en los años ’50 en el contexto de la Guerra Fría, es una tragedia moderna que sigue renovando su interés a la luz de los contextos políticos actuales.

“A Jorge Macri no le pedí cargos -dice Carrió- le pedí el palco que la Ciudad tiene en el Teatro Colón y no lo usa nadie. Prefiero venir acá porque no quiero estar expuesta, podría hacer política pero no quiero. Saben que vengo de toda la vida. El año pasado tuve asistencia perfecta. Pero desde que no estoy en la diputación, no estoy en la locura, y tengo que hacer 100 kilómetros para venir, cuesta más. Pero mi salida es el Colón”.

El Cónsul fue escrita en los años '50 en el contexto de la Guerra Fría. El Cónsul fue escrita en los años ’50 en el contexto de la Guerra Fría. -Hace poco el presidente Javier Milei estuvo en el Colón. Algunos observaron que su actitud fue un gesto como de la vieja élite, de usar el teatro para exhibirse. Por eso no usó el palco presidencial para ser visto.

-Sí, usó el palco presidencial. Hay confusión porque se cree que es donde está el escudo, pero es el que está frente al palco de la legislatura donde estamos ahora, al costado del escenario. Milei porque es un materialismo puro y duro Yo nunca podría ser. Tampoco sería fuerzas del cielo, porque no son groseras, tienen caridad, amor, justicia y verdad.

-Se cree, en general, que el Colón pertenece a una élite.

-Yo soy de clase media. Pero mi papá me dijo así: “Mira querida, las clases medias quieren parecerse a la clase alta, entonces se reprimen en muchas cosas. Los únicos que hacen lo que quieren son la clase alta y los pobres. Así que vos obrá como de clase alta o como pobre”. Era un sabio.

Y solía decir “Si tuviera dos vidas, en una hago lo que quiere tu mamá y en otro la que quiero yo. Pero como tengo una sola hago la que yo quiero”. Eso yo lo aprendí. Trabajo desde los 17 años. No tengo asistente, no tengo un mango. Mi jubilación es 900 mil pesos, ahora ejerzo la profesión, estoy con By Lilitas con crédito, doy cursos, asesoro al partido. Y soy modelo (risas) Cuando me dicen que soy casta, digo que sí, porque no levanto más las piernas.

-¿No volviste a enamorarte?

-El problema es el amor romántico. Tengo unos enamorados, que en realidad, son toda una mentira. ¿Qué quiere decir enamorado? Son tipos que te ven y se fascinan, te adoran por el tema político, se flipan. Pero no quiere concretar conmigo que soy una vieja. Mis custodios son testigos de mi castidad. no tengo vida íntima.

-¿Por qué creés que, en general, los políticos no vienen al Colón a experimentar la ópera? Es un género que siempre estuvo cerca de lo político y es una especie de ventana a la sociedad en un momento determinado.

-Esas cosas tienen que ver con la educación en la casa. Si en la casa hay libros, habrá lectores; cuando hay música, se escucha.

-¿Y eso puede impactar luego para tener una visión más sensible en la política?

-Sí. Si de chico ves teatro, pero teatro en serio; escuchaste a una Nuria Esper en Yerma o fuiste al San Martín y viste una María Rosa Gallo en Las troyanas. A mi el teatro griego me enseñó, fue una formación. Suelo invitar a diputados del interior al Colón, tenían miedo de venir. Hay mucho prejuicio. Y también traigo amigos míos que son de provincia, que no tienen que ver con la política.

Tengo la política y mi grupo amistades enormes. Muchos se están muriendo. La política es mi deber, pero no mi vida. La política, como decía Ortega y Gasset, es la piel de una sociedad.

-¿Te cruzaste alguna vez a Patricia Bullrich en el Colón?

-No. Yo la quiero mucho. Me dijeron que el otro día la encontraron por acá. Pero no le interesa, simplemente detestó la clase alta hasta que yo la convencí de que, bueno, hay tías que son estúpidas.

-Con Mauricio Macri tampoco compartiste palco

-No. Lo bueno de él es que tiene una gran mujer, Juliana. Eso lo salva. Si seguía siendo amiga de Macri, me llevaba con Patricia para vigilarlo a Horacio y después me llevaba con Milei. Descubrí el juego. Le dije que estaba en su parte oscura y me fui. Igual, me agradece mucho porque estuve hasta el final a muerte. Mi límite también fue un cansancio sobre la oscuridad de Angelici, Nicky Caputo.

«La obra me conmovió»

-¿Cómo impactó esta función del El Consul en tu sensibilidad?

-La obra es tan fuerte, me tocó. Me conmovió profundamente. Es el tema de toda mi vida, todo lo que estudié. Vi muchas cosas de mi vida en la obra, en mi búsqueda del humanismo. Y además habla de la situación actual. No sabía que existía esta ópera. Hay una primera parte que es impresionante, cuando el policía le dice a la Magda “ser valiente es un acto egoísta”.

El Cónsul es una tragedia moderna que sigue renovando su interés a la luz de los contextos políticos actuales.El Cónsul es una tragedia moderna que sigue renovando su interés a la luz de los contextos políticos actuales.-¿Por qué te impacto esa frase especialmente?

-Porque yo que tuve que enfrentarme a tantas cosas, veo en la mirada de algunos de mis hijos, sobre todo en la mirada del menor, el reclamo por haberme dedicado a la política. Y, como John Sorel, me tuve que ir. Porque la política te deja en soledad, yo me tuve que quedar sola en Buenos Aires, vivir con custodia en mi casa con mis hijos.

Es como dice Sabina, el mejor poeta de la segunda mitad del siglo de España, “Que las verdades no tengan complejos, que las mentiras parezcan mentiras, que ser cobarde no valga la pena; que ser valiente, no salga tan caro”. Es la canción Noche de bodas. Yo no lloro, aprendí a no llorar; pero después de un whisky, sí lloro.

-Ser valiente sí te costó caro

-Sí, y yo tenía esa sensación, que ser valiente no salga tan caro. No entendía, creía que el testimonio, la ejemplaridad de una vida puede ser reconocida, entendida con el tiempo. Peor nunca pensé que ser valiente era ser egoísta. Y el policía lo dice bien. Me impactó esa frase. Porque esa es la mirada del otro, familia, amigos y la mirada no del otro. Aunque también no es tan así porque, por otro lado, te adoran por la ejemplaridad. Pero ves la otra mirada.

-En tus hijos.

-Sí. Directamente el más chico me echa la culpa de haberme dedicado a la política.

-Una gran desgracia de la política es la burocracia, el gran villano de la obra.

-Sí, el tema es la burocratización. En la sala de espera dicen “estamos muertos, no hay nada”. A la secretaria le falta racionalidad moral, convertí eso en una computadora… La secretaria en la inteligencia artificial porque es la racionalidad instrumental que no ve los sujetos. Y la gran protagonista es Magda, ella es la obra, porque representa la humanidad. Es la humanidad frente a la burocratización, que es el panóptico de Bentham. En esta puesta los cantantes, además de grandes cantantes, también son grandes actores.

-¿Cómo se combate ese dispositivo de control e intimidación tan bien asimilado por las sociedades que es la burocracia?

-Desburocratizar es poner racionalidad, pero además equidad y hacer un esquema de convivencia no competitivo. Todos los políticos tendrían que ver esta obra

-Un funcionario me dijo una vez que la política embrutece. Las urgencias permanentes de la coyuntura no dejan lugar para nada más. ¿Estás de acuerdo?

-No, no estoy de acuerdo. Cuando tenés la responsabilidad de defender a un pueblo, tenés la responsabilidad de estudiar todos los días. Yo tenía una enorme formación jurídica, en teoría del Estado, filosofía, literatura. Leo desde los 7 años. Cada tema tuve que aprenderlo, estudiarlo, y hoy sigo estudiando.

-No es el caso de la mayoría de los políticos.

-He conocido algunos políticos que conectan con los sensible. Pero me parece que hay una decadencia cultural enorme. Mi abuela decía, citando a mi bisabuela, que Buenos Aires era pobre pero culta. Y después vinieron los contrabandistas… Pero en el Congreso estuve con socialistas cultísimos, demócratas cristianos como Carlos Auyero, Boero. Mario Negri, Norma Morandini…Algunos son muy preparados en lo suyo, pero no tienen una cultura universal. Algunos son contratapas de un libro.

Hay políticos que no te leen ni un libro. Cristina hablaba con autoridad de cosas que no sabía que era impresionante. Una vez fue a la Universidad de San Juan y dijo que era hegeliana. Yo la quiero. Fue muy gracioso.

-¿En dónde ves la actualidad de la obra?

-Es el autoritarismo. El autor escribió la obra en los años ’50, después del nazismo, post-Hiroshima, post-Auschwitz. Estaba circulando Dialectica de la Ilustracion -para mí, el mejor libro, soy de la Escuela de Frankfurt pura- Horckheimr y Adorno era marxistas críticos y terminan diciendo que en la democracia liberal es el mejor lugar donde podemos encontrar la libertad de expresión. Es el único lugar donde se puede pensar y expresarse.

Mirá Venezuela, nosotros estuvimos a un tris de terminar así. Y también estoy pensando en el tema de los inmigrantes. Otra cuestión: Cuando Magda quiere que lo salve el cónsul a su marido, pero el cónsul forma parte de la del servicio secreto que lo persigue al marido, es muy impresionante porque esto pasa en la Argentina. El Cónsul no puede ver a nadie pero sí a los servicios secretos.

-¿Conclusiones que quieras compartir sobre la obra?

-El problema es la ausencia de pensamiento o la lectura banal de todo esto. Escuchaba en el pasillo a algunos que decían que esto es hoy, porque están pensando en que el Estado es grande, que hay que suprimir todo, y no están pensando en el gran panóptico que es la racionalidad instrumental, y es fálica.

Veo en la masificación actual, que es mucho más que el hombre masa contemporáneo -el hombre masa contemporáneo tenía pasiones, tenía disputas- en esto veo una pandemia de estupidez. Quiero destacar un tema muy lindo que aparece en el héroe que se va, John Sorel. Dice que ellos van en camino de la luz y que tiene que ser una esperanza sin llanto. Uno lucha con esperanzas sin llanto, sino es una victimización. Es muy interesante cómo en esas partes el texto se entrelaza con la música.

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