Los Caracoleños y los Naranjeros son dos de los clanes más fuertes de las Tres Mil Viviendas. Un ejemplo de su poder y de la violencia con la que pueden llegar a actuar se demostró la noche del pasado sábado, en la que durante 10 minutos sonaron ráfagas de armas automáticas y escopetas. El motivo de este tiroteo, según detallan fuentes oficiales, está en un vuelco de droga entre estas organizaciones criminales.
El robo de un cargamento de marihuana, según estas mismas fuentes, propició que se dieran tiros al aire a modo intimidatorio y de advertencia. «Con la guerra de Ucrania ha proliferado el mercado negro de fusiles de asalto, y algunos de ellos acaban en este barrio de Sevilla», apuntan voces policiales. De hecho, hace solo unos meses la Policía Nacional desarticuló una red dedicada a vender cartuchos y munición de guerra en esta zona del Polígono Sur.
De momento no hay ningún detenido relacionado con estos hechos, aunque la investigación sigue su curso y no se descartan arrestos en las próximas horas. Sí está descartado a esta hora, no obstante, que haya heridos como consecuencia de las balas.
Las administraciones se unen para atajar el problema
Tras los disparos del pasado fin de semana, el Comisionado, el Ayuntamiento y la Subdelegación del Gobierno de Sevilla han acordado reunirse para que se intensifiquen los controles de entrada y salida de las Tres Mil Viviendas. Asimismo, también se estudiará pedir la colaboración a las autoridades judiciales para que los agentes se personen y registren los bloques donde se esconden los principales clanes del barrio.
«Es un hecho de enorme de gravedad que nos debe preocupar a todas las administraciones y a toda la sociedad en general para ser capaces de dar una respuesta adecuada», ha declarado sobre este asunto Francisco Toscano, subdelegado del Gobierno. «El Polígono Sur es uno de los barrios más deprimidos del país, y hay una cuestión de seguridad que tenemos que abordar. A ello se afanan a diario las fuerzas y cuerpos del Estado, pero creemos que hay que atajar de manera cooperativa otros aspectos igual de importantes como el empleo o la vivienda», ha añadido.
El del sábado no es el primer tiroteo que se produce en este punto de la capital andaluza. Cabe recordar que el pasado 3 de junio murieron dos miembros de una familia en una reyerta en la que hubo disparos, y en 2013, una bala perdida acabó con la vida de una niña. Asimismo, hace justo dos años, en octubre de 2022, un vecino tuvo que se trasladado en estado crítico al hospital Virgen del Rocío después de un enfrentamiento con armas de fuego.
«Por suerte a nosotros no nos hacen frente aún»
«Por suerte a nosotros no nos hacen frente aún, salvo en algún caso de entrada y registro porque piensan que es un vuelco», afirma Ángel Becerra, secretario regional del Sindicato Unificado de Policía (SUP). «Aunque el temor a que las usen contra los agentes siempre está ahí, porque no tenemos protección suficiente contra las armas de guerra que se están interviniendo en la zona últimamente», cuenta.
Este representante sindical asevera que hacen falta más policías en la capital: «El catálogo pone que estamos a más del 90%, pero lo cierto es que no se actualiza a medida que la población se ha incrementado. Desde el 2010 no se renueva, de hecho», señala Becerra. Y reclama que, en vista de hechos como el del tiroteo, «se hace más evidente aún que la nuestra debe ser declarada profesión de riesgo, tal como pedimos desde hace años».