El sábado 17 de agosto, mientras Javier Milei encabezaba el acto en homenaje a San Martín, el estratega presidencial Santiago Caputo reunía a su equipo para arrancar a trabajar en el ambicioso plan para reformular la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) que el Gobierno anunció este lunes. Días antes había recibido la luz verde del Presidente para avanzar en un plan en el que a lo largo de dos meses se involucró a la menor cantidad de funcionarios posible, con la premisa de que cualquier filtración podía poner en riesgo su efecto y hasta su concreción: «Es un área muy compleja, con códigos propios», argumenta hoy un importante miembro del Ejecutivo sobre una iniciativa de la que según afirma recién se está conociendo “el primer paso”.
El hermetismo fue extremo. Al punto que entre los que participaron del grupo que ideó la disolución del organismo y la creación de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) abundaba bronca cada vez que se escuchaban criticas por la continuidad de resortes de la gestión en el área. Desde sectores de la política, en especial cuando surgían desde el PRO, y también en los medios de comunicación.
«La idea fue que no se filtrara, por eso cada vez que nos pegaban porque habían quedado massistas y gente de La Cámpora nos teníamos que aguantar para no responder«, recuerda uno de los que participó de las primeras reuniones.
En efecto, recién este viernes en la Casa Rosada hubo señales concretas de cambios, cuando en su regreso del coloquio de IDEA el ministro de Economía, Luis «Toto» Caputo, desembarcó con Florencia Misrahi, titular de la AFIP y quien seguirá al frente de la ARCA, para juntarse con Santiago Caputo, quien se aseguró de bajar la línea: “Vamos por los massistas”, dijeron desde su tropa.
Si bien en el Gobierno se encargaron de aclarar que “no hay nada” contra el líder del Frente Renovador Sergio Massa, la referencia no pasó de largo. En particular porque la semana pasada el Gobierno se había encargado de señalar irregularidades en AySA, empresa que durante el gobierno de Alberto Fernández manejó Malena Galmarini, esposa del tigrense.
“Algunos le dicen ‘purga massista’, otros decimos que es donde se encuentran designaciones irregulares”, es el planteo de un incondicional de Milei.
“Es indudable que Sergio tuvo mucha injerencia, pero esto lo hacemos porque fueron mal hechas (las designaciones), no por quién las hizo. Da lo mismo a quién pertenecen, pero está claro que la mayoría las autorizó él porque era el que manejó todo el Gobierno el último tiempo”, completó.
En Balcarce 50, con la misma reserva con la que se trabajó desde agosto, anticipan que “esta es sólo la primera etapa, el primer paso, recién arranca”. Con la disolución de la AFIP y la creación de la ARCA, el vocero presidencial Manuel Adorni confirmó que se asegura un ahorro anual de 6.400 millones de pesos y que de la planta total, superior a los 21 mil empleados, se despedirán a 3.155 trabajadores incorporados el último año.
A partir de esta segunda etapa, dicen en el Gobierno, será clave el rol de Andrés Vázquez, flamante titular de la DGI, y José Veliz, reemplazo de Eduardo Mallea en la Aduana, para ejecutar la hoja de ruta trazada por Milei. “Esperamos que asuman y confiamos en que muy rápido van a poder manejar dos lugares muy sensibles”, dicen en el entorno presidencial, donde reivindican la elección de los dos funcionarios.
Las medidas de fuerza que impulsan los trabajadores de AFIP y Aduana son las primeras pruebas de fuego para ambos: “Tienen la misión de depurar y terminar con los curros”. Es curioso porque durante los primeros meses de gobierno de Milei, en Presidencia resaltaban la gestión del ex titular de Aduana, Guillermo Michel. Más: en privado el propio Milei elogiaba al lugarteniente de Massa y lamentaba no poder retenerlo.
La designación de Vázquez, el más cuestionado por su anterior paso por la AFIP de Ricardo Echegaray, etapa en la que impulsó -en 2009- un operativo contra el Grupo Clarín, y en la que se le encontraron dos cuentas en el exterior sin declarar ante el organismo, es defendida con fiereza en Casa Rosada, a pesar de las críticas. “Para manejar esto teníamos que poner gente que conozca bien el tema y los códigos”, justifican desde “el triángulo de hierro” del Gobierno, integrado por el Presidente, su hermana Karina Milei y el asesor Caputo.
No hizo falta mayores aclaraciones sobre las virtudes de Vázquez, que al igual que a Veliz, se le atribuye una cercanía con un sector de los servicios de Inteligencia alineados con el ex jefe de los espías Jaime Stiuso.