El futuro de las jubilaciones es un tema en la agenda hoy en día. Por un lado, por los intentos del Gobierno de modificar el sistema de reparto actual, en plena discusión parlamentaria; por otro, frente a los datos que muestran una abrupta caída de la tasa de natalidad en los últimos diez años en Argentina, que obliga a pensar cómo se van a financiar los haberes previsionales de los actuales trabajadores activos en el sistema. Revisar el actual esquema previsional es un compromiso que Javier MIlei acordó tener listo para 2026 con el Fondo Monetario Internacional.
Hay varios factores que explican esta necesidad de cambiar el paradigma. Por un lado, el sistema de reparto actual ya dio muestras de haber dejado de ser sostenible: hoy, el número de aportantes por cada jubilado está por debajo del nivel mínimo sostenible. En muchos casos, se estima que hay menos de 1,5 aportantes por cada beneficiario, cuando se necesitan al menos 3 para que el sistema funcione sin déficit. Esto se combina con una elevada informalidad en el país, donde por lo menos el 40% de los trabajadores se desempeña sin realizar aportes al sistema previsional.
Este combo se completa con cambios demográficos profundos, que no tienen que ver con el país en particular, sino que responden más bien a una tendencia global. Por un lado, la baja de la natalidad: en los últimos diez años la cantidad de nacimientos cayó un 40% en la Argentina y ya los hogares sin hijos superan a los que tienen menores a cargo. Al mismo tiempo, aumenta notoriamente la esperanza de vida.
Según datos de Fundar, en 2023, la esperanza de vida de Argentina fue de 77,3 años, una cifra mayor a la media mundial (73,3 años) y regional (75,6), pero inferior a la de los países de altos ingresos (80,1 años). A nivel global, la Argentina ocupa el puesto 79 entre 217 países y territorios. En América Latina y el Caribe, se ubica en el puesto 14 sobre 42, por detrás de países como Chile, Costa Rica y Uruguay, y por encima de Brasil, México, Paraguay y Bolivia.
“Este es el paradigma que se está rompiendo en este momento y que hace que los sistemas de jubilación empiecen a dejar de funcionar. Nosotros debemos empezar a preguntarnos qué podemos hacer, qué estamos haciendo hoy, para llegar a un futuro con, digamos, salud y bienestar financieros”, comentó Jacqueline Maubré, directora de Pension & benefit de Criteria.
Una solución “de mercado”
Para Maubré el principal cambio es que en el sistema actual se pasa a una jubilación de “beneficio definido” a un a sistema de “contribución definida”. “Históricamente un trabajador sabía cuánto iba a cobrar de jubilación en el futuro, ahora hace un aporte fijo, pero no tiene definido ese beneficio. Y esto es un traspaso absolutamente enorme de la responsabilidad, porque quiere decir que hay que tratar de entender cuánto tengo que contribuir para ver cómo qué calidad de vida yo voy a poder sostener en el futuro. Y para esto se necesita algo que es absolutamente clave: educación financiera”, afirmó.
Maubré destacó que ya son varias empresas que operan en el país que eligen modelos “de acompañamiento” a sus empleados para que puedan sostener su “bienestar financiero”. Sin embargo, los casos son todavía muy acotados: según una encuesta de AON, el 56% de los colaboradores espera de sus empleadores apoyo financiero para su retiro, pero solo el 21% finalmente lo recibe. “Las empresas tienen la oportunidad de cubrir esta brecha y pasar de ser meros empleadores a aliados financieros de sus colaboradores”, dijo Maubré.
Dentro de este menú de opciones para el sector privado, Maubré destacó las ventajas de los “planes de ahorro compartidos”, donde el empleado y la empresa fijan un porcentaje del salario a ahorrarse. “Si el empleado quiere ahorrar el 5% de su sueldo, la empresa le ofrece hacerse cargo de ese mismo porcentaje y ahorrarlo en una cuenta separada. De esta manera, el empleado puede disponer del dinero de su cuenta en el momento en que desee, mientras que para acceder a los montos que se generó por la inversión de su empresa puede haber distintas reglas, como por ejemplo que se cumplan 5 años de antigüedad. Esto puede ser una herramienta para terminar con la alta rotación de los perfiles”, explicó.
Estas opciones podrían sumarse a los recientemente habilitados fondos de pensión para el Cese Laboral, que buscan reemplazar o complementar las actuales indemnizaciones por despido. Otra de las herramientas pensando en el largo plazo son los seguros de retiro, que presenta un ahorro sistemático y forzoso para las personas en edad laboral. Maubré reconoció: “Faltan vehículos de inversión apropiados para el mediano y largo plazo y entendemos que la Comisión Nacional de Valores y los equipos económicos están trabajando para poder crear estos vehículos de inversión”.
SN