Aunque todavía faltan 100 días para la Navidad, los comercios de Comodoro Rivadavia ya comenzaron a recibir los clásicos productos de la temporada. Panes dulces, budines y confituras como garrapiñadas, maní con chocolate y almendras bañadas empiezan a ocupar espacio en los depósitos y mostradores, pero con un detalle que preocupa a comerciantes y clientes: los precios llegaron con incrementos de entre un 15% y un 20% en comparación con el año pasado.
Marcelo, dueño de una distribuidora local de alimentos, explicó que la tendencia se sintió en los primeros ingresos de mercadería.
“Todo lo que es panificado, que nosotros trabajamos con la marca Fantoche, lo recibimos este sábado y vino con un aumento de alrededor del 20% respecto al año pasado. En el caso de las confituras, como el maní con chocolate y otras, todavía no cerramos operaciones, pero los proveedores anticipan un incremento cercano al 15%”, señaló. Según el comerciante, las empresas proveedoras son cautas a la hora de ajustar precios, conscientes de que el consumo cayó fuerte en los últimos años.
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“No aumentan más porque saben que no hay consumo. Si trasladaran sus costos reales, que los calculan en dólares, los precios serían mucho más altos. Pero el mercado está retraído: del pico de ventas que tuvimos en 2021, nunca más se volvió a ese volumen. Ya en 2023 vendimos un 40% menos de cajas navideñas que en los años anteriores, y este año creo que va a ser peor”, advirtió.
El cambio en el consumo navideño
“Antes el clásico era el de pan dulce de frutas, hoy es todo lo contrario”.
Los hábitos de los consumidores también se modificaron en los últimos años. El tradicional pan dulce con frutas perdió terreno frente a nuevas variedades.
“Hoy el que más se vende es el pan dulce con pepas de chocolate, seguido por el sin frutas. El de frutas prácticamente desapareció del mercado. Es un cambio de gusto que se nota desde hace unos cinco o seis años. Antes el clásico era el de frutas, hoy es todo lo contrario”, describió Marcelo.
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En cuanto a precios, dio algunos ejemplos concretos:
• El pan dulce con pepas de chocolate se comercializa a $3.848.
• Los budines de 200 gramos, también de Fantoche, rondan los $1.845 y se ofrecen en distintas variedades, siendo el de chocolate el más pedido.
De todas maneras, estos son precios mayoristas, lo cual implica encontrar los mismos productos en las góndolas de un supermercado o almacén de barrio con precios un 40% o hasta 50% por encima. Esto dejaría el precio final del pan dulce entre $5.500 y $6.000 y el de los budines alrededor de $3.000 o $3.800, siempre hablando de un promedio pero teniendo presente que cada comercio elige con qué porcentaje remarca los costos a los que adquirió cada producto.
Las confituras, como garrapiñadas y maní con chocolate, aún no tienen precios definidos, ya que la mayoría de las distribuidoras ajustará valores en octubre, cuando se intensifique la demanda para armar cajas navideñas.
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Cajas navideñas, un rubro en crisis
Más allá de los productos individuales, la mayor preocupación del sector pasa por las tradicionales cajas navideñas que suelen adquirir empresas, sindicatos y organizaciones para obsequiar a sus empleados y afiliados.
“Es un rubro que está muy golpeado por la falta de consumo y por prácticas poco transparentes en las grandes compras
“En los últimos dos años cayó muchísimo la venta de cajas. En 2023 ya vendimos un 40% menos que el promedio de la última década, y para este año creo que la caída va a ser mayor. Es un rubro que está muy golpeado por la falta de consumo y por prácticas poco transparentes en las grandes compras”, apuntó Marcelo.
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Según relató, en varios casos las compras institucionales se direccionan hacia empresas de Buenos Aires, dejando afuera a proveedores locales.
“Muchas veces no se elige por precio, sino por conveniencia de quienes deciden. Eso afecta a los distribuidores de acá, que tenemos la logística y el stock para responder, pero quedamos fuera de juego”, explicó.
Expectativa y prudencia
A pesar de este panorama, en las distribuidoras locales ya comenzaron a organizar su stock para la temporada. La apuesta, dicen, está en el cliente minorista, que suele comprar productos sueltos o en menor cantidad que una caja completa.
“Vamos a ver cómo responde la gente. Los precios subieron, pero no de manera descontrolada. El problema no es tanto cuánto valen, sino que la gente ya no compra la misma cantidad que antes. El desafío es llegar a fin de año con la mercadería equilibrada, sin que sobre demasiado”, cerró Marcelo.
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A 100 días de la Navidad, las góndolas empiezan a teñirse de rojo y dorado, pero el clima de consumo aún no se enciende. Con aumentos moderados y ventas en retroceso, el desafío para el sector será atraer a un público golpeado por la inflación y que ajusta cada vez más sus gastos festivos.