Iga Swiatek, número uno del ranking WTA, sigue reinando en Roland Garros, donde se consagró campeona este sábado por tercera vez y celebró su cuarta corona en un torneo de Grand Slam.La polaca se impuso por 6-2, 5-7 y 6-4 ante la checa Karolina Muchova, cuyo triunfo en semifinales frente a la bielorrusa Aryna Sabalenka, número dos del mundo, mantuvo a salvo el liderazgo del ranking de la vencedora sobre el polvo de ladrillo del Philippe Chatrier.
Para la campeona es la tercera consagración en el Abierto de Francia, que la vio ganar en 2020 y el año pasado, cuando también conquistó el US Open Dos horas y 46 minutos le demandó a la vencedora refrendar su corona y convertirse, a los 22 años, en la tenista más joven en ganar cuatro títulos de Grand Slam desde que la estadounidense Serena Williams lo hiciera en 2002.
Era tal la felicidad de Swiatek, que dejó atrás su sobriedad habitual en el festejo. Y se le fue la mano. Es que en el momento de alzar el trofeo en en el escenario montado sobre la cancha del estadio Philippe Chatrier sufrió un pequeño incidente.
Es que al alzar la copa sobre su cabeza, comenzó a sacudirlo con fuerza y la tapa tomo vida propia y voló por los aires. La campeona sonrió y una de las autoridades del torneo se acercó para juntarla. Sí, un blooper que se hizo viral al instante.
Iga, recordó sus tiempos de adolescente cuando pasaba horas y horas escuchando rock pesado, y decidió dejarla en un costado para sacudir otra vez el trofeo y celebrar como correspondía su nuevo título de Grand Slam.
Quién es Iga Swiatek
Iga Swiatek, la discreta adolescente fan del rock duro que miraba a Rafa Nadal con ojos maravillados, sigue el camino de su ídolo en Roland Garros, con tres títulos en cuatro años. Desde el comienzo de la guerra apoya firmemente a Ucrania, cuya bandera siempre luce en su gorra.
«Welcome to the jungle, we’ve got fun and games» (bienvenidos a la jungla, tenemos diversión y juegos): con sus cascos sobre las orejas, la polaca entra en las canchas escuchando Guns N’Roses y otras bandas de rock duro que seguía en su adolescencia.
Como Nadal, Swiatek es consciente de sus responsabilidades fuera de las pistas de tenis. En julio organizó un partido de exhibición para recaudar fondos para Ucrania, la bandera que luce en un lazo colocado en su inseparable gorra desde que comenzó la guerra.
«Es bastante obvio que debemos apoyar a Ucrania, lo haré hasta que la guerra finalice», dijo. El evento en Varsovia recaudó más de 500.000 dólares (464.000 euros).
Cuando ganó por primera vez en París hace menos de tres años (la edición de 2020 se disputó en octubre), casi no había nadie para aplaudir en pleno periodo de pandemia de Covid-19. Ni siquiera cuando levantó el trofeo sin haber perdido un solo set en siete partidos partiendo desde la posición 54º del ranking.
Swiatek había disputado su primer torneo de Grand Slam en Australia en 2019, alcanzando la segunda ronda. Unos meses después batía en 45 minutos en octavos a Simona Halep en su primer Roland Garros.
Otro cambio notable: Swiatek, que era aún estudiante en 2019, logró diplomarse en 2020. Un alivio para ella, pero también para su entrenador.
Antes «el tenis no era la parte principal de su vida. Era difícil. Imaginen: yo tenía que hacer entrenamientos a las 7 de la mañana, porque ella debía ir a la escuela después. Y luego llegaba cansada porque había tenido que estudiar por la noche», relataba su antiguo entrenador Piotr Sierzputowski.
«La fuerza mental es especialmente importante. En este nivel, todo el mundo es capaz de jugar bien, pero las mejores son las que son más fuertes a nivel de cabeza», dijo.
Nacida en Varsovia, Swiatek llegó al tenis porque quería ganar a su hermana mayor.Un espíritu competitivo sin duda heredado de su padre, Tomacz Swiatek, antiguo remero del equipo polaco que participó en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988.
Ahora, con 14 títulos en su palmarés, cuatro de ellos de Grand Slam -los tres Roland Garros y el US Open 2022-, Swiatek se confirma como la reina del circuito.