El beso en la cadena que lleva en el cuello. El abrazo con Javier Pinola y el resto de sus colaboradores. Y con Enzo Pérez. Uno más con Milton Casco. También con Paulo Díaz. La foto grupal con los jugadores y su cuerpo técnico. El puño derecho en alto bien apretado y la toalla roja en la mano izquierda con la que se secó la sangre de la frente tras el proyectil que le tiraron desde la platea preferencial de Boca. La foto con los principales dirigentes, el Beto Alonso y su hermano de la vida, Lucas De Vicente. salida en silencio, detrás de la fila de los jugadores, exultantes por la victoria. Esas fueron las últimas imágenes públicas de Martín Demichelis tras el triunfo de River en la Bombonera, que puede marcar una bisagra para el futuro del entrenador.
El “Bombonerazo” del domingo le trajo no solo alegría a Demichelis, sino también alivio. No solo por la victoria, sino por la manera en la que se dio, donde el plantel y el cuerpo técnico mostraron unión grupal. Y porque este partido puede ser un punto de partida para recomponer el vínculo con los jugadores.
Demichelis viene mostrando su intención de reconstruir relaciones puertas adentro. Y va teniendo gestos para con los jugadores. Uno de ellos fue ceder el protagonismo tras el triunfo. Pero ya antes de ir a La Boca dio señales.
Primero, al armar un equipo lógico, con un mediocampo que le sacó la pelota a Boca desde el arranque y le manejó el partido. El sistema táctico, con los cinco volantes, a su vez, es con el que el plantel más cómodo se siente.
El esquema y los nombres que eligió Demichelis no sólo representaron un acierto y una buena lectura estratégica para el partido en sí mismo: también fue un mensaje para una conducción puertas adentro que se había visto amenazada por las filtraciones que aparecieron antes y después de la dura caída con Vélez en Liniers.
Foto: Fernando de la Orden / ClarínLuego de esas turbulencias, Micho tuvo planteos conciliatorios: dejó de lado el 4-3-3 que es el sistema que más le gusta a él, y pasó al preferido del plantel, rodeó mejor a Enzo Pérez en el medio, les devolvió el lugar a otros líderes como Nacho Fernández y Casco, mandó al Pity Martínez a la cancha contra Banfield en el Sur y elogió públicamente a Armani.
Pero no solo fueron concesiones las que hizo Demichelis. Al margen de dejar en el banco de suplentes a Santiago Simón, su apuesta como lateral derecho, ante Boca, y poner a Andrés Herrera en ese sector, se la jugó por Salomón Rondón, un jugador suyo, como centrodelantero y el venezolano devolvió la confianza con una buena actuación y un gol. Y en el segundo tiempo, cuando sacó a Rondón, puso de “9” a Facundo Colidio, un futbolista que pidió con insistencia y al que le quiere dar vuelo.
Demichelis, además, contó con la fuerza de voluntad de los referentes, quienes se pusieron el equipo al hombro y sacaron adelante el Superclásico para irse ganadores de la Bombonera. Con Enzo Pérez como capitán y bandera, escoltado por Franco Armani, Milton Casco, Nicolás De La Cruz y Nacho Fernández, los más grandes marcaron el camino en la Bombonera. De esa manera, el juego fluyó y el resto se acopló muy bien. El equipo mostró carácter y coraje.
Foto: Fernando de la Orden / ClarínDe esa manera, con su estrategia desde el banco de suplentes, apoyado por sus ayudantes, y la gran ayuda de los generales del plantel en la cancha, que buscaban dejar en alto sus nombres, Demcihelis consiguió su segundo triunfo consecutivo contra Boca y sin recibir goles.
Así, el entrenador salió fortalecido de una parada brava y mira el futuro de otra manera. Con el respaldo de la dirigencia sobre las espaldas, Demichelis tiene la oportunidad de recuperar crédito y tomar fuerza para empezar a pensar con tranquilidad y claridad en el armado del River 2024, sin descuidar la actual Copa de la Liga y la final del Trofeo de Campeones, en la que el equipo de Núñez ya tiene asegurada la participación por haber sido campeón de la Liga Profesional.