Cómo se arma la estadística del Indec que permite medir la inflación mes a mes. Cuántos precios se relevan y dónde.
El dato de inflación de junio de 6% sorprendió al mundillo económico que esperaba una cifra algo más alta, más cercana a 7%. Y reavivó la curiosidad acerca de cómo se construye el índice.
Desde el INDEC dieron detalles de cuál es el entramado que viene detrás de la medición de la inflación.
El Indice de Precios al Consumidor (IPC) se construye a través de una encuesta a un grupo representativo de hogares para conocer cuáles son sus consumos. Esta canasta se armó en 2018 con visitas de los encuestadores a 45.326 hogares. De estas entrevistas surge cuáles son los consumos promedio de los hogares argentinos en bienes y servicios: desde alimentos e indumentaria a alquileres y turismo.
En esa encuentra se releva qué es lo que consumen, con qué frecuencia lo hacen y en qué clase de comercios compran. Esto le permite al INDEC armar una canasta de 320.000 productos y servicios que serán medidos mes a mes para configurar el IPC.
Mensualmente un grupo de 200 encuestadores visita 35.000 comercios distribuidos en los principales 39 aglomerados urbanos para medir cómo evolucionan los precios.
EL INDEC mide 500 supermercados y 16.200 negocios tradicionales, entre almacenes y autoservicios. En el caso de los comercios tradicionales la frecuencia de visita es una vez al mes y en el de los supermercados es dos veces al mes. Para el caso de las tarifas e información provista por empresas, los precios se relevan durante todo el mes.
Cada encuestador tiene un serie de comercios asignados por los que pasa cada mes a verificar los precios de ciertos productos. Son artículos específicos: el sachet de leche entera de la marca X, el paquete de arroz de grano largo de 500 gramos de la empresa Z y la botella de aceite de girasol de 900 cm de la marca Y.
La ponderación de la canasta tambien varía según las regiones pero el denominador común es que en todas Alimentos es el rubro más importante. El peso de este ítem es de 23,4% en GBA y el 35,3% en Noroeste.
La canasta debería actualizarse cada cinco o diez años pero aun no hay una fecha cierta para la próxima revisión.
Algunas preguntas básicas
-¿Qué pasa si el encuestador no encuentra la leche marca X?
Vuelve dos veces más, y si no encuentra el producto cambia de marca por la que más se vende. «El encuestador va a tomar el precio de góndola siempre que esté disponible. Si hay un faltante ese producto no se toma», explican en el INDEC.
-¿Qué pasa si la leche aumenta el día 20 del mes?
Los aumentos ocurridos durante los primeros días del mes pesan más en el índice de ese mes que los incrementos que se producen en los últimos días. Si el producto sube el día 5, el nuevo precio lo pagarán los consumidores durante los 25 días del mes. Pero si aumenta el 27 tendrá solo tres días para pesar sobre las compras del mes.
Así, las alzas de los últimos días no tienen mucho peso dentro del gasto de ese mes y en cambio van a aparecer durante todos los días del mes siguiente. Esto es lo que en la jerga estadística se denomina «efecto arrastre».
-¿Qué pasa con los datos de los alquileres?
Dentro de las visitas los encuestadores siguen a un misma vivienda, van anotando cómo varía el alquiler de un mes a otro y luego los promedian con las otros hogares relevados. No se siguen los datos del mercado. Eso explica por qué mientras la suba para quienes va a buscar un departamento supera el 100%, el INDEC registra un alza del 74,7% para GBA en los últimos doce meses.
-¿Qué ocurre los con los precios de la ropa?
Las subas en indumentaria vienen levantando polémica ya que se trata de uno de los rubros que más sube. En los últimos 12 meses treparon 121%, contra un IPC del 115%.
Desde el sector textil se pasan la pelota con los fabricantes, los importadores y las grandes marcas. Pero desde el INDEC remarcan que «lo que se mide son las variaciones de precios. Si una camiseta de la Selección cuesta en junio $ 30.000 en un local en un shopping y en julio $ 35.000, lo que se mide es esa variación, equivalente a 16%. Y cuando se mide el precio de la camiseta en un local de barrio que no vende las originales, lo que se mide es la variación de $ 5.000 a $ 6.000, que es del 20%. Esos datos no se promedian entre sí, porque no se trata del mismo producto, pero si se promedian junto al resto de los artículos que integran el rubro «prendas de vestir».
-¿Qué pasa con Precios Justos?
La fuerte desaceleración de alimentos en junio, que con una suba de 4,1% fue el rubro que menos trepó en el indice, despertó en algunos sectores la sospecha de que el INDEC está sobrestimando el impacto del programa Precios Justos en las compras diarias.
Pero el informe de junio muestra que Precios Justos tiene una incidencia de solo 3,6% en el total de los precios relevados en GBA. Como la canasta que sigue el INDEC es fija, hay muchos productos que están en Precios Justos que no son tomados en cuenta en la medición oficial.
Y en cuanto a las ofertas que hacen algunos comercios, si la baja del precio vale para todos los consumidores el INDEC la registra. Así, no toma en cuenta por ejemplo las promociones bancarias.