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La fusión Bunge/Viterra abre una nueva fase del capitalismo agrario mundial

Por

Jorge Castro

Analista Internacional

Las fusiones y adquisiciones (M&A) son la principal forma de inversión del capitalismo avanzado, por encima de la inversión extranjera directa y de la compra masiva de acciones.

En el caso específico del sector agroalimentario, las M&A se multiplican en la búsqueda de escala y competitividad, en un mundo donde los mercados se globalizan y los márgenes de ganancia se reducen.

En este caso se trata de la fusión entre la más antigua multinacional granaria de EE.UU. (Bunge) que, tras adquirir Glencore, compraron la competidora Viterra, a través de un armado financiero de US$8.200 millones.

El resultado ha sido la creación de un grupo combinado que se convierte por su magnitud en el mayor holding granífero y aceitero del mundo.

El nuevo grupo Bunge/Viterra es capaz de competir con gigantes como Cargill – el rey de las praderas norteamericanas y globales del sistema mundial -, y Archer Daniels Midland (ADM), que es el núcleo, e históricamente el factor más dinámico, del capitalismo agrícola estadounidense.

Bunge fue fundada hace 200 años en Holanda y la Argentina, y es la primera de las cuatro grandes compañías agroalimentarias y aceiteras del mundo moderno, que son las que vinculan históricamente a los productores de las praderas del Medio-Oeste (“farmers”) con los importadores de alimentos a escala mundial.

A ella hay que sumarle a ADM y Cargill, más el grupo suizo-europeo de Louis Dreyfus.

A este grupo seminal hay que agregarle Noble, que es la empresa china constituida tras la compra de Camberra por ChemChina, la mayor importadora de agroalimentos de la República Popular.

La característica de este negocio agroalimentario y aceitero, fundado en la transacción de los commodities agrícolas, es que tiene un mundo muy reducido a nivel de ganancias; y esto lo obliga a un esfuerzo sistemático de mejora productiva en todas las áreas de su actividad, lo que implica ante todo la búsqueda forzosa de una superior productividad de todos los factores, incluyendo y en primer lugar el capital.

Esta pauta constitutiva ha devenido en el ADN de la actividad aceitera y agroalimentaria de raíz norteamericana; y esta es también la razón de ser de su notable capacidad de sobrevivencia y periódico florecimiento.

En esta operación de M&A, Bunge ganará más de 270 centros de stock y unidades de almacenaje y logística desplegadas en todo EE.UU., así como en la provincia de Saskatchewan, en Canadá.

Bunge sumará también más de 200 barcos a su ya numerosa flota, lo que le permite vincular su producción con las regiones más fértiles del mundo, ante todo de la Argentina, Brasil, EE.UU, y Australia.

En suma, esta es la estructura básica de lo más avanzado del negocio aceitero y agroalimentario mundial, y posee, como es obvio, una nítida matriz histórica norteamericana.

El nuevo grupo Bunge/Viterra tuvo ingresos por US$122 millones en 2022, lo que lo coloca en un nivel semejante al de Cargill, cuyos ingresos alcanzaron a US$165 millones el año pasado. En términos de ingresos, primero Cargill, después Bunge/Viterra.

Como es obvio, este sistema – imagen arquetípica del capitalismo más competitivo del mundo actual – está forjado en un esfuerzo permanente de reestructuración y reformulación de la totalidad de sus actividades.

Es una hazaña constante la que realiza este tipo de empresas solo que escrita en el más practico – incluso prosaico – estilo capitalista estadounidense.

Lo notable de este tipo de empresas – como Bunge/Viterra – es que el cambio en ellas no parece responder a causas externas, o a razones mecánicas, sino única y exclusivamente a un esfuerzo auto-inducido de una siempre creciente mayor productividad.

Lo que es evidente también es que en el camino de este esfuerzo Bunge/Viterra y sus semejantes utilizan o inventan nuevos e incesantemente novedosos instrumentos de innovación.

Sintomáticamente es la forma en qué Schumpeter definía a la acumulación capitalista: “…es un mecanismo – decía – auto-inducido de capitalización que se despliega utilizando sucesivas e incesantes revoluciones tecnológicas”.

En los términos de Max Weber, Bunge/Viterra es un “tipo ideal” de acumulación capitalista agraria que tiene lugar en el país y en la economía más avanzada del siglo XXI, que por definición es EE.UU.

Como tal, sirve como esquema de referencia – y tribunal de juzgamiento – de todo el capitalismo agrario, tanto en el pasado como en el presente, y haciendo referencia tanto a EE.UU. como al resto del mundo.

Marx sostuvo que EE.UU “…es el único país avanzado carente de pasado feudal”, y por lo tanto actúa sobre la base de incentivos exclusivamente de ese orden, sin rémora alguna del pasado, en un esfuerzo constante de alza sistemática de la productividad Lo notable es que el capitalismo agrario de la Argentina es parte desde su origen de la historia de Bunge/Viterra; y por lo tanto tiene en sí los genes del capitalismo auto-inducido y de excepcional innovación surgido en las praderas del Medio-Oeste en la Pampa Gringa del siglo XIX.

Hay, en síntesis, en el agro argentino, simientes de grandeza y rasgos de vocación por los más grandes desafíos.

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