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Por la falta de dólares y la sequía, la actividad cayó casi 4% en abril y empeoran los pronósticos


Según estudios privados, las empresas prevén una situación peor por las restricciones a las importaciones, la caída de las ventas y la inversión.

La falta de dólares, la inflación y la sequía empezaron a repercutir con más fuerza en las empresas. Así, después de un primer trimestre con crecimiento, la economía mostró un freno en abril, que podría profundizarse en los meses previos a las elecciones por las restricciones a las importaciones y un posible agotamiento del consumo, según estudios privados.

Los indicadores que miran los analistas empezaron a colorearse de rojo. Por empezar, la actividad retrocedió un 3,8% interanual en abril y un 1,8% respecto de marzo, según la estimación de Orlando Ferreres. En su último informe, la consultora señaló que «los números del agro siguen cayendo y su incidencia durante este período es mayor».

La menor actividad se explica en gran medida por el sector agropecuario, donde la agricultura se desplomó casi un 50% interanual. Pero entre los principales sectores también se aprecia el freno en la economía: la industria mostró en abril una contracción de 0,4% y el comercio una baja de 0,8%, según el informe.

«Para los próximos meses anticipamos una tendencia similar, con el agro liderando la caída y el resto de los sectores más fríos. Mirando la segunda mitad del año, la incertidumbre es muy alta y el devenir de la actividad dependerá de la evolución de la macroeconomía y de las definiciones que se den en materia política», indicó la consultora.

En la misma línea, FIEL registró en abril una caída interanual del 1% en la industria, de acuerdo a información preliminar. Pese a que el sector automotor registró los mayores niveles desde 2014, la producción de alimentos y bebidas tuvo una nueva caída, aunque el mayor retroceso se dio en metalmecánica, químicos y plásticos.

Si bien respecto de marzo el índice general mostró una recuperación del 4,5%, la fundación advirtió que la industria hace un «parsimonioso recorte» de la actividad, que dependerá de la disponibilidad de dólares. Para frenar el declive, Sergio Massa negocia ampliar el swap con China, que solo aplica a importaciones de ese país, y busca destrabar financiamiento de Brasil. 

Pero la escasez de divisas llevó en mayo a imponer mayores restricciones a los fletes al exterior, las automotrices y petroleras. «Con un alargamiento de los plazos en el SIRA, sin acceso fluido a divisas y con límites al endeudamiento externo de las firmas, es de esperar una profundización del deterioro que ya muestran algunas actividades puntuales», señaló FIEL.

Deterioro de las perspectivas 

La última encuesta de la UIA a 477 empresas muestra que siguen predominando aquellas con caídas por sobre las que crecieron en producción, exportaciones, empleo y ventas al mercado interno. En el último caso, hubo un 42% con caídas y 20% con subas. Así, el indicador que adelanta la actividad industrial volvió a estar por cuarta vez consecutiva en zona contractiva.

Por otra parte, 9 de cada 10 empresas se vieron afectadas por la corrida cambiaria en abril.

«Durante los últimos meses las tensiones macroeconómicas comenzaron a tomar un rol más protagónico en la coyuntura económica de las empresas. Las restricciones a las importaciones y las tensiones en el mercado de cambios de fines de abril, tienen impacto en la operatoria diaria de las empresas, con suba de costos y cada vez más presión en la cadena de suministros», señaló la UIA.

De cara al próximo año, se espera cierta mejora en las perspectivas, aunque siguen en niveles bajos y predominan las empresas que prevén una situación peor. Otro indicador clave para los próximos meses es la inversión, que en abril mostró una contracción del 4,2% interanual en términos de volumen físico (sin contar el efecto de la inflación), según Ferreres.

«Así, si bien la inflación desalienta el ahorro e incentiva el consumo, y quienes tienen la posibilidad acumulan stocks, el proceso podría estar agotándose. En este sentido, las perspectivas para los próximos meses no son positivas, y anticipamos que continuará la tendencia contractiva de la inversión«, señaló el centro de estudios.

Por ese motivo, las consultoras prevén este año una caída de la actividad. «Todo esto implicaría que la actividad de contraería entre 3% y 3,5% en 2023, con un primer trimestre de leve recuperación que no se sostendrá en el resto del año. Una devaluación abrupta o una aceleración inflacionaria aguda podrían acelerar la caída por encima de 4%», advirtió Delphos.

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