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Precios, salarios y desempleo: datos que hablan por sí mismos

Está claro o debiera estar claro que un 4% mensual es una inflación demasiado alta en cualquier estándar, y más cuando se monta sobre precios que hace rato juegan con las nubes. Luego, nuestro 4% de julio no da para cantar victoria ni para que se pretenda sacar de allí algún rédito político u otros de la especie que sean.

Sin ir muy lejos, aquí cerca y en el mismo julio tenemos una muestra de por donde anda la Argentina en ese escenario.

El índice de precios de Brasil marcó un 0,3%; el de Chile, 0,7%; un 0,5% dio el de Bolivia y 0,1% en Paraguay. Todos en la zona del 0%, el número al que Javier Milei apunta e imagina para la Argentina de fines de 2024. Y si hablamos de un 4% entre los vecinos, no estaremos hablando de un 4% mensual sino del 4% anual de ellos.

“La inflación general, además de ser la menor del año fue la más baja desde enero de 2022”, o sea, de los últimos 34 meses, destacaron en plan triunfal -defensivo, en realidad- desde el Ministerio de Economía. Eso informan las estadísticas del INDEC, esto es, las mismas que desde enero de 2017, cuando arranca la serie, anotan 51 meses con registros inferiores al 4% de julio pasado.

Más sobre el 4%, toca decir ahora que duplica el mini ajuste cambiario del 2% mensual que Miley y el ministro Luis Caputo se empeñan en mantener contra vientos y mareas. Y a la vez descontando, con fundamentos harto probados, que un ajuste mayor terminará sacudiendo a los precios y al gran objetivo presidencial.

Así, la suba que el indicador acumula desde fines de noviembre de 2023 ya se ha comido completa la fuerte devaluación con la que empezó, en diciembre, la gestión del gobierno libertario: 135% contra 122% da esta cuenta.

Siempre números o, si se prefiere, datos que hablan es lo que viene. Esta vez, a propósito de la normalmente desigual puja entre precios y salarios.

Según un comunicado de Economía, “el proceso de desinflación generado por el ordenamiento macroeconómico contribuyó en junio a una suba en el salario real por tercer mes consecutivo”. No es exactamente lo que dice un informe de la consultora ACM, que toma una serie más larga y por lo tanto asimilable a una película.

Para los salarios privados registrados, en blanco y los más elevados de la estructura de ingresos, ACM revela una baja del 8,11% real entre junio 23 y junio 24. Para el caso, más que una baja una pendiente que ya suma once meses consecutivos y alcanza al 31% de los trabajadores ocupados.

El mismo cruce dice caída del 22,9% real para los empleados públicos y ocho meses seguidos sin levantar cabeza. Representan el 17% de la fuerza laboral.

Finalmente, los asalariados informales y los cuentapropistas, unos 9 millones o el 52%, mal pagos y todo el tiempo al borde de la desocupación. Aquí los datos de ACM cantan desplome del 30,3%.

Nada que se desconozca, queda a la vista nuevamente quienes salen derrotados en la puja por los ingresos. Y más claro si se incorporan las jubilaciones, víctimas eternas en estas batallas desiguales.

Según la Oficina de Presupuesto del Congreso, los haberes promedio sufrieron una pérdida en el poder de compra del 29,2%, casi la tercera parte, durante los primeros siete meses de 2024 respecto del mismo período de 2024. Para los mínimos con bonos incorporados, aparece el 18,5% también marcha atrás.

Ha dicho Guillermo Oliveto, un especialista en el análisis de las conductas de los consumidores y los mercados: “Hay una recesión confirmada en el primer semestre de magnitud 2002, con compañías a las que ya no les cierran los números y desocupación subiendo. Podés tener gente que gana más porque le gana a la inflación. Y también gente que no gana porque perdió el trabajo”.

De cosas como estas hablan justamente datos de fuentes oficiales, si se quiere en el orden que las pone Oliveto que es el orden en el cual van.

Para empezar, el largo declive de la actividad industrial. La última lista disponible del INDEC marca en rojo y en rojo subido a los trece meses que van de junio 23 a junio 24, cuando los contrasta con los de 2023. Y una, que toma cada mes con el previo, solo registra uno en positivo sobre catorce.

Otra prueba de la magnitud del derrape: el 45,5% o casi la mitad de la capacidad de producción de la industria está ociosa, esto es, casi 30 puntos porcentuales más que el 31,4% de un año atrás. Y una que es pariente directa dice 61% sin usar, en el caso de la producción automotriz.

De nuevo 2024 contra 2023, la estadística de la construcción anota sólo dos meses positivos sobre 18. Y planta negativo tras negativo o muy negativo a partir de enero, como el 42,2% de marzo y el 35,2% de junio claramente pintados de rojo por el parate de las obras públicas.

Por donde se mire, recesión y recesión a fondo en la industria y la construcción, sin ningún indicio serio de rebote ni en una ni en la otra.

La que sigue es información de la Secretaría de Trabajo asociada directamente a la que viene del INDEC. Para empezar, cuenta que entre septiembre de 2023 y el último abril, 144.000 asalariados registrados perdieron sus puestos de trabajo, casi todos de la industria y la construcción y de tres provincias: Buenos Aires, Santa Cruz y Santa Fe.

Última noticia para este boletín de noticias previsiblemente densas dado el panorama que tocan: el consumo masivo se desplomó 16% en julio y no hay señales de reactivación a corto plazo. Son datos de la consultora especializada Scentia tomados en supermercados y autoservicios y reflejan el bajón más fuerte del año.

Dos anticipos probables a propósito del próximo informe: el 29 de julio las ventas habían caído 18% y el 4 de agosto, 20%.

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