Es una prueba piloto en la ciudad de Paraná. Los bancos privados habían pedido que se «abra» el sistema para sumar formas de pago digitales.
Desde hace meses la Tarjeta SUBE está en el centro del debate público. Con faltantes de plásticos, menos puntos de carga y reventa en el AMBA y un sistema que para muchos quedó obsoleto 14 años después de su lanzamiento, la «modernización» de las formas para pagar el transporte público ha ganado espacio en la agenda.
En medio de la puja del sector financiero por poder acceder al negocio de la tarjeta SUBE, que mueve por mes cerca de $15.000 millones, el Ministerio de Transporte y el Banco Nación trabajan en una prueba piloto que permitiría pagar los viajes con tarjeta de débito.
En las próximas semanas comenzará a operar en la ciudad entrerriana de Paraná, «Sube débito«, una prueba experimental apalancada en la infraestructura de Nación Servicios, la subsidiaria del banco público que tiene a su cargo la administración de la SUBE. Según explicaron fuentes oficiales, en las próximas semanas el BNA comenzará a ofrecer cuentas asociadas a una tarjeta de débito que también podrá usarse en las terminales de pagos de los colectivos.
Según pudo saber este diario se trataría de un plástico con características especiales, por un lado tendría acceso a la cuenta bancaria del beneficiario y por otro a su tarjeta SUBE registrada. «Se elgió la Ciudad como campos de prueba por densidad de población, cantidad de unidades, entre otras cosas», explicaron fuentes de la cartera de Diego Giuliano. «El sistema de Sube débito comenzará a estar disponible en las próximas semanas», agregaron.
De esta manera, el Gobierno mantiene en la esfera pública la administración y el acceso a la información relacionada con el pago del transporte. Hace poco más de un mes, los bancos privados nucleados en ADEBA, publicaron una nota tecnica en la que reclamaban «la universalización de los pagos» en el transporte público.
«Se debería incorporar la opción de pagar el transporte público con tarjetas de crédito, débito o prepaga; tecnología NFC (near-field Communication); opciones que hoy se encuentran disponibles para pagos en comercios», reclamaban las entidades en ese momento y ejemplificaban con los casos de ciudades de Brasil, Colombia, Guatemala y México, donde ya se puede viajar de esta manera.
La pelea por el manejo de la SUBE se coló en la campaña electoral porteña. Jorge Macri, el candidato de Juntos por el Cambio que más votos sacó en las PASO, había insistido en que el sistema de SUBE «quedó viejo» y prometió que, si resulta electo para Jefe de Gobierno de la Ciudad, eliminaría la tarjeta para permitir pagar con el teléfono celular o con tarjeta de crédito.
En el Gobierno explican que «abrir» los sistemas de SUBE implica modificar todas las terminales que se encuentran en las líneas de colectivos, trenes y subtes de 52 ciudades de todo el país. El sistema SUBE no es sólo un medio de pago, dicen: además tiene incluidos los cuadros tarifarios, los subsidios aplicados y un GPS para medir el recorrido de los viajes, entre otras cosas. Entonces, si la Ciudad finalmente avanzara en «modernizar» el sistema, solo podría hacerlo en la red se subtes y no a escala nacional.
Mientras tanto, trabajan en «modernizar» estas formas de pago en distintas ciudades. La semana pasada se presentó «Carga a Bordo», otro sistema de prueba, esta vez en Reconquista, Santa Fe. Esta nueva funcionalidad permite acreditar cargas digitales, hechas desde billeteras virtuales hasta las apps de los bancos, en las validadoras de los colectivos. Según explicaron en Transporte: «continuará expandiéndose por las demás localidades donde se viaja con SUBE».