El atraso del tipo de cambio, que es motivo de discusión entre los economistas y el Gobierno, reaviva el tema de si la Argentina está cara en dólares o no respecto de otros países. Una parámetro para medir ese ránking es el Índice Big Mac, un indicador que sirve para comparar el poder adquisitivo de diferentes economías a través del precio de la hamburguesa de McDonald’s.
Este indicador es publicado dos veces por año por revista británica The Economist y muestra si la moneda de un país está alineada con la divisa norteamericana. Si la hamburguesa cuesta, en dólares, más cara que en EEUU se concluye que esa moneda está sobrevaluada.
En la Argentina, un Big Mac cuesta $6.100 versus los US$ 5,69 que cuesta el mismo producto en los Estados Unidos. El tipo de cambio implícito es $1.072,06. La diferencia entre este y el tipo de cambio real, 931,97, sugiere que el peso argentino está sobrevaluado un 15%.
La publicación británica destaca que los países ricos suelen ser caros, ya que unas pocas industrias altamente productivas y bien pagadas hacen subir los salarios en todo el mercado laboral. “Eso eleva los costos y los precios en los sectores menos productivos protegidos de la competencia extranjera”, destacó.
Por eso que el Índice Big Mac tiene una versión “ajustada”, que muestra si una moneda está más desequilibrada de lo que cabría esperar, dado el PBI per cápita del país analizado. Con esta medida, apuntaron, Suiza lidera la tabla de los países más caros.
De todos modos, la publicación advierte sobre otra anomalía: la de Argentina, que se profundizó en los últimos meses. “Su peso está sobrevaluado a pesar de que el país no es rico. Se pueden comprar más de $5.300 por 5,69 dólares al tipo de cambio oficial. Eso parece mucho hasta que uno se da cuenta de que un Big Mac cuesta $6.100 frente a los 3.150 pesos de hace apenas siete meses”, señaló The Economist.
Según la publicación, en la Unión Europea, el precio de la hamburguesa asciende a US$6,09 y en Taiwán tiene un costo de apenas US$2,28.
Además, “un puñado de países, entre ellos Uruguay, Noruega y, de hecho, Argentina, parecen caros a juzgar por los precios de las hamburguesas, pero infravalorados en medidas más amplias”, destaca The Economist. Con todo, indicó la fuente, incluso en la Argentina esa discrepancia respecto a medidas internacionales se está reduciendo.
«Después de devaluar el peso más de un 50% en diciembre, el presidente argentino Javier Milei solo permite una suba del tipo de cambio del 2% mensual. Eso no alcanza para compensar el aumento de los precios al consumidor, que en junio subieron un 4,6%», indicó The Economist.
«Así que cualquiera que llegue a Argentina con dólares en el bolsillo y ruido en el estómago probablemente tratará de vender sus dólares en el mercado informal, donde con US$5,69 pueden obtenerse unos $7.600 suficiente para comprar una hamburguesa y hasta te dan vuelto», completa el informe sobre el tradicional ranking.
“En cualquier medida del poder adquisitivo de una moneda, los estadísticos se enfrentan a un dilema entre amplitud, coherencia y actualidad. Los cálculos del Banco Mundial son mucho más amplios que los nuestros, pero requieren una gran cantidad de personal estadístico y surgen sólo una vez cada tres años en el mejor de los casos», explicó The Economist.