Después de cinco años el riesgo país volvió a tener tres dígitos y se ubica en 966 puntos, una caída del 50% en lo que que va del año.
Este indicador lo realiza diariamente el banco de inversión global JP Morgan, tomando en cuenta la cotización de los bonos y la distancia que hay entre la tasa que pagan con respecto a la del Tesoro de los Estados Unidos.
Hace un año, el riesgo país estaba en 2.530 puntos básicos y hoy bajó a 966. Esto significa que si Argentina sale a colocar nueva deuda en el mercado, los inversores le van a pedir hoy una tasa de 14%, aproximadamente. Ese número resulta de sumar el rendimiento de los bonos estadounidense, que promedian el 4%, más el riesgo país, ya que el nivel actual supone prácticamente un 10% adicional.
¿Qué es el riesgo país?
El riesgo país es un indicador que mide la probabilidad de que un país no pague su deuda. Varía todos los días, a través de un diferencial de tasas de interés, comparando los bonos de cada país con los bonos del Tesoro de Estados Unidos.
Cuánto mayor sea el riesgo país, más alto va a ser el interés que pidan los inversores para aceptar bonos de una nación en la que hay altas probabilidades de que defaultee o incumpla con sus obligaciones.
Así, el riesgo país tiene un valor concreto, el número en sí mismo, y una cuestión simbólica, porque funciona como un termómetro de la confianza o la desconfianza que tiene los inversores.
¿Qué significa esta baja para Argentina?
La baja del riesgo país refleja una mayor confianza y un mayor interés de los inversores por Argentina. Esto se manifiesta en una mayor demanda de los bonos argentinos, lo que mejora el rendimiento de estos títulos y achica el riesgo país.
También es decisivo para bajar el costo del financiamiento de las empresas argentinas que necesitan crédito para crecer o tomar deuda para cubrir vencimientos previos.
En lo que va del año, el riesgo país bajó un 50%. Pero sigue siendo muy alto. Los vecinos como Brasil tienen un riesgo de 259 puntos, mientras que Uruguay -país que va a elecciones en 48 horas y con chances de que el partido oficialista pierda- ronda los 100 puntos.
Mientras en otros países la situación política impacta poco sobre el riesgo país, en Argentina es un punto clave. De hecho, el indicador se dispara en la previa a las elecciones. Antes de las PASO de 2019 rondaba los 800 puntos y dio un salto a medida que se fue consolidando el regreso del kirchnerismo al poder.
Para que Argentina pueda volver a tomar deuda y refinanciar sus vencimientos, como hacen todos los países del mundo, debería ubicarse por debajo de los 800 puntos básicos, algo para lo que todavía falta bastante.
¿Por qué baja el riesgo país?
En un contexto donde la economía argentina ha enfrentado años de volatilidad, inflación elevada y problemas de deuda, una reducción en este indicador puede interpretarse como una señal de confianza renovada por parte de los inversores.
La baja que se está dando en estos días es consecuencia de las políticas de ajuste que viene implementando el gobierno de Javier Milei. Para los acreedores, el superávit fiscal es una señal de que el país tendrá las divisas que necesita para pagar sus deudas. Y «premia» el ajuste con esta baja.
Para que la baja del riesgo país impacte en la economía real también falta mucho. Con un riesgo país más bajo, el costo de emitir nuevos bonos o refinanciar deudas se reduce, lo que puede permitir al gobierno destinar recursos a inversiones en infraestructura, salud, educación y otros sectores vitales para el crecimiento económico.
Además, la baja del riesgo país puede tener efectos positivos en la inversión extranjera directa (IED). Los inversores suelen ser más propensos a invertir en economías donde perciben un menor riesgo. Una mayor IED puede ayudar a estimular la economía local, generar empleo y fomentar la transferencia de tecnología.
Así, un menor riesgo país puede ayudar a que la economía se reactive a mediano plazo, pero no es condición suficiente para garantizar que el país se recupere y la pobreza baje.