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AMIA: los detalles que confirman la agresión verbal a Javier Milei


La periodista de Clarín Natasha Niebieskikwiat cuenta en primera persona como el libertario fue criticado tras el acto por el 29° aniversario del atentado y ella lo separó de los agresores.

Quiero contarles un incidente que es desde todo punto de vista una experiencia que nos interpela sobre el momento político y social que vivimos.

El último martes asistí, como casi todos los 18 de julio de mi vida, al acto central en memoria de las 85 víctimas del atentado terrorista a la Asociación Mutual Israelita Argentina, la AMIA.

En ese último acto de dolor y reclamo de Justicia por quienes murieron bajo el viejo edificio de la AMIA que destruyó el bombazo de aquel frío 18 de julio de 1994 me llamó la atención la presencia de más políticos que otros años, de todos los colores políticos, mayormente de la oposición.

Lo relacioné con el clima electoral que vivimos. Pero bienvenida sea  la mayor cantidad de políticos que puedan sumarse a ese reclamo de Justicia. Entre los asistentes al acto, estaba Javier Milei, precandidato a la presidencia por la Libertad Avanza. 

Terminado el acto, me fui caminando con Guillermo Yanco, el marido de Patricia Bullrich, a quien entre otras cuestiones le pregunté por qué la precandidata presidencial del PRO no estaba presente en un acto al que siempre asistía. Me contó que ella había viajado a Córdoba, mientras por Whatsapp, los voceros de su rival en el PRO, Horacio Rodríguez Larreta me contaban que el jefe de gobierno porteño había viajado a Jujuy.

Cuando íbamos caminando por la calle Uriburu, entre Viamonte y Tucumán, me crucé con Milei, a quien en tono irónico y pacificador le dije que me encontraba con «un amigo». Ocurre que hay una vieja historia entre él y yo cuando en el programa Intratables me tildó de «comunista» y me mandó vivir en Cuba porque le pregunté sobre sus planes de anular prácticamente el Estado.

Con los años, volvimos a hablar y a entendernos como periodista y político. Este martes, sobre la calle Uriburu nos saludamos cálidamente también con su hermana Karina. Yanco no quiso quedarse siguió su camino, y de pronto, la locura. Un grupo de cinco a diez personas rodearon Milei y comenzaron a agredirlo verbalmente. Parecían querer pegarle. Le decían de todo e intenté separarlos. Una serie de personas filmaban. Todo ocurrió en muy pocos minutos. Como un shock de violencia urbana.

Nunca supe quiénes eran. Los videos no aparecen. Intenté separarlos y le dije a Milei que se fuera. La gente redirigió su odio y me empezó a insultar de manera delirante. Insultos fuertes con un acercamiento físico intimidante. Sobre todo de una mujer de pelo corto rubia y robusta y de ojos claros.

Fue ahí cuando me di cuenta de qué se trataba ya no precisaba explicación. Una joven llevaba la foto de una víctima del ataque a la AMIA. Le recriminaban que Milei y su bloque votaran en contra del día de duelo por el atentado a la mutual judía aprobado hace dos semanas en la Cámara de Diputados. Ello mereció el repudio del presidente de la DAIA, Jorge Knoblovits, y muchos en el acto estaban incómodos con Milei, aunque todos lo respetaron.

El grupo agresivo de supuestos familiares me tildaba de cómplice de Milei, insultaron a mi familia. Me decían de todo, cuando un brazo salvador me sacó de ese lugar.

Era Martín Yeza, intendente de Pinamar, que luego escribió un hilo de tuits sobre el episodio, en el cual contó que sólo intentó asistir a una persona agredida por otras, que era yo, pero no lo vio a Milei.

Efectivamente, Milei ya no estaba porque salió rápido de las agresiones refugiado por un supuesto guardaespaldas, que se ve en las imágenes que le comparto.

No sólo me dejó sola para cuidarse él en el medio de la situación de la que había intentado separarlo. 

A la posverdad se la define como una «Distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales». Suelo ser esquiva a definiciones de manual. Pero es increíble contar todo lo sucedido después: como no hay un video de esos que impactan en las emociones para que yo pueda mostrar el mal momento que pasó sobre la calle Uriburu, Milei y sus trolls comenzaron a hacer correr que nunca fue agredido. Que yo inventé el episodio, que soy parte de una «opereta» de Clarín y los medios y también de Patricia Bullrich. Delirante por donde se lo mire o se lo lea.  

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