Carlos Melconian volvió a hablar este miércoles sobre la posibilidad de aceptar un eventual ofrecimiento para tomar las riendas del Ministerio de Economía en el próximo Gobierno. El economista admitió nuevamente que es una posibilidad que lo seduce y por la que «está trabajando», aunque aclaró que para que acceder a esa hipotética propuesta deben cumplirse ciertos parámetros.
La palabras que ya había vertido en octubre del año pasado, cuando reconoció abiertamente que estaba dispuesto a «ser ministro de Macri o de Horacio (Rodríguez Larreta)» cobran mayor fuerza teniendo en cuenta que solo falta un mes para las elecciones primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO).
«¿Quiere ser ministro?», le preguntaron al ex presidente del Banco Nación en una entrevista que concedió en TN. Y respondió que no está cerrado a esa opción, pero que debe llegar «bajo determinadas pautas que se están confeccionando en la Mediterránea, en el IERAL, con una conducción económica y un Gobierno detrás de abatir la inflación, que tenga convencido a su gabinete y al Poder Ejecutivo, que pueda ir a Congreso a explicar y a fundamentar los temas. «Yo no tengo ningún problema. Estamos trabajando«, sentenció.
En ese sentido, dijo que desde aquella asociación civil sin fines de lucro ya presentaron «como el método más disruptivo y revolucionado posible volver a la tabla del dos, que es respetar la profesionalidad de cómo se hacen las cosas». En otras palabras, apelar a la simpleza y la honestidad.
Como ejemplo, mencionó a Uruguay. «La política tiene que tener un (José) Mujica, un (Julio María) Sanguinetti, un (Luis) Lacalle (Pou), que cuando le preguntan a Mujica por qué no tiene agua Montevideo dice ‘nos dormimos’, no dice ‘es culpa de Lacalle’», apuntó.
«Si no encontramos que los que se sientan en la mesa hablen en primera persona del plural, la tabla del dos no va a venir nunca. Si logramos eso, hay que poner arriba de la mesa la tabla del dos, y no es ningún ajuste ni sangre ni ninguna gansada. Todos los que hablan de eso tienen que estar en esa mesa», disparó, en un tiro por elevación hacia la campaña del miedo contra la oposición enarbolada por dirigentes de peso del oficialismo.
Al respecto, agregó: «No estoy jugando por los votos, pero que un gobernador o un ministro tire sobre la mesa que ‘el ajuste, que la sangre’ y todo eso, es ridículo. Que aflojen ya, convirtámonos en un país en serio. ¿Vamos a seguir toda la vida con esta milonga de país berreta, de cuarta? ¿Qué significa la sangre para un gobernador? Que se siente todo el mundo alrededor de una mesa y veamos cómo se acomoden los melones».
«Para la tabla del dos es totalmente irrelevante. Y como he decidido en este momento no participar en política, salen a la cancha, juegan y nosotros nos estamos limitando a nuestra tarea. Y todos los afectos personales que uno tiene, por el momento quedan colgados del alambrado», gambeteó.
Si bien dijo estar fuera de la competencia electoral, al menos de momento, Melconian deslizó cuál puede ser la clave para lograr buenos resultados en las próximas elecciones. «El crédito y las personas, y su honestidad personal y profesional, van a jugar un rol muy importante. Va a haber que pensar bien lo que se dice«, advirtió.
Carlos Melconian: «Tienen todo atado con alfileres»
En otro pasaje de la entrevista, en su rol de economista, Melconian se refirió a la situación que atraviesa el país en esa materia y fue bastante crítico de la gestión actual. «Con la anuencia del Fondo han violado sistemáticamente todos los resultados», acusó sobre el acuerdo con esa entidad financiera.
«Lo que no engaña a nadie ya es que los que están son buenos y los que vienen son malos. Toda esta cuestión de evitar lo que ocurre con el déficit fiscal, la emisión monetaria, la tasa de inflación y la devaluación, no hacer nada para llegar a agosto… Si llegamos a agosto sin hacer nada, ¿la gente que es gil (sic) nos va a votar?», preguntó.
«No tengo ánimo de criticar a nadie ni armar ningún ‘plan bomba’, pero que aflojen», insistió. Y completó: «La sociedad argentina no va a pensar que los que vienen van a tener un problema por inútiles, porque no es cierto».
ES