Aunque el juez federal de Bariloche Gustavo Villanueva falló el lunes en favor de la extradición a Chile de Facundo Jones Huala, el escenario judicial que enfrentar el activista mapuche podría jugar a su favor.
Sobre todo porque si no comete los errores del pasado en los que siempre se fue enredando más y más frente a sus deudas ante la justicia por delitos cometidos en el país trasandino -como fugarse o seguir reivindicando una lucha armada-, el tiempo estaría del lado del líder de la llamada Resistencia Ancestral Mapuche.
Entre lo que le queda por cumplir de cárcel en Chile y el tiempo que va a pasar presentando recursos ante el Gobierno y la Justicia argentina seguirá quedándose en el país, que es lo que quiere. Su envío a Chile no es inmediato, por cierto. Mientras tanto sigue alojado en la cárcel federal de Esquel.
Eduardo Soarez y Gustavo Franquet, los dos letrados de la Gremial de Abogados y Abogadas de la República Argentina, ex militantes Montoneros, que dicen defender al activista mapuche “por solidaridad” contaron que van a apelar directamente a la Corte Suprema de Justicia ya que, recordaron, entre el juez y la Corte allí no instancias como en otros fueros donde cámara de casación por ejemplo. Y se rige por el procedimiento civil.
“Nosotros tenemos que presentar un escrito de tres renglones que diga apelo, y después ellos nos dirán cuándo fundamentar. Ese es el escenario que hay. Calculados o tres meses. O sea, nosotros calculamos que para cuando la corte falle le faltarán ocho meses más o menos para cumplir la pena”, informaron a este diario.
Pero además, hay otro factor que puede jugar a su favor y se verá en los próximos días. Porque después de presentar la apelación van a recurrir al ministro de Justicia Martín Soria para pedirle que lo dejen cumplir a Jones Huala lo que le que queda de la condena en la Argentina.
“Nosotros tenemos que ir al Ministerio de Justicia a peticionario, el Ministerio de Justicia se comunica con el Ministerio de Justicia chileno y ahí se ponen de acuerdo si aceptan que cumpla acá, porque él acá no tiene ningún delito, acá no está investigado por nada, nunca se le acusó de ningún delito” indicó Soarez a este diario.
Ya se lo habían pedido al juez Villanueva, pero este lo rechazó por considerar que era una cuestión administrativa y no jurídica.
Francisco Facundo Jones Huala fue capturado por la polícía rionegrina el 30 de enero de este año en un quincho de una casa en El Bolsón. Venía escapándose de la justicia chilena, adonde le quedaban por cumplir un año y cuatro meses de prisión por una pena de nueve años por incendio de una hacienda en 2013 y portación ilegal de armas en el sur chileno.
En Argentina ya pasó seis meses detenido, y eso se descuenta de su sentencia del año y cuatro meses.
“En su momento nos opusimos a su inexplicable liberación, pese al evidente peligro de fuga… ahora deberá enfrentar a la justicia. El fallo que lo condenó señaló claramente que es culpable de incendiar una casa en que había niños. Ninguna reivindicación justifica esos hechos… “ dijo, por su parte, este martes Juan Francisco Galli, ex Subsecretario del Interior del país trasandino.
Fue de las pocas reacciones que hubo en Chile sobre un caso que no repercute en el medio de la escalada de violencia mapuche local que enfrentan los vecinos. El gobierno de Gabriel Boric, que hizo este pedido de extradición se mantuvo en silencio hasta este martes, al menos. No es tampoco un caso de la misma repercusión en Chile que en Argentina hoy día.
De 37 años, nacido en Bariloche, Jones Huala no parece físicamente el mismo que lucía ser cuando fue detenido el 30 de enero, ebrio, vestido de mujer y como perdido. Apareció ahora en el juicio con el pelo corto, y acicalado.
Al mismo tiempo no tiene el poder de movilización que tenía cuando cometía delitos en nombre de su lucha contra el “extranjero” el “capitalista”, contra los ocupantes actuales de la tierra y contra los Estados argentino y chileno. Estaba acompañado por las comunidades que lo siguen en Chubut.
Sin embargo, pese a su apariencia más prolija sigue reivindicando el camino de la violencia como resistencia mapuche.
En su alegato del pasado jueves gritó: “Que viva la RAM, para todos los que dicen que la RAM no existe, la RAM existe y resiste”. Levantó su puño desafiante.
“Soy combativo y revolucionario, y no me arrepiento. Estoy orgulloso de serlo”, advirtió.
“No me van a doblegar, soy una persona, un hombre mapuche de las clases populares”, dijo y acusó al juez «corrupto». Y dijo que no se vendía por «un pedazo de tierra».
Luego continuó con un discurso político en el que prometió seguir combatiendo “contra el capitalismo” y aseguró que “nos tienen miedo.Ojalá estuviéramos armados como todos estos policías, ojalá portáramos las mismas armas y ametralladoras, para enfrentarnos de igual a igual”.
“Si quieren terminar con nuestra lucha, tendrán que fusilarnos” dijo también.