En medio de las elecciones en Chaco, el gobernador intentó tomar distancia del clan acusado por el supuesto asesinado de Cecilia Strzyzowski, pero se acumulan los datos que confirman un estrecho vínculo.
Acorralado por la realidad, obligado a responder lo que durante añares calló, Jorge Capitanich confirmó este domingo que su gobierno le envía millones de pesos al clan Sena. Después de votar con un suéter rojo, el color de la organización de Emerenciano Sena, algo que hicieron notar opositores y otros dirigentes sociales, el gobernador intentó despegarse de su amigo y aliado, detenido desde hace días junto a su esposa Marcela Acuña, su hijo César y varios de sus colaboradores en el marco de la causa por la desaparición de a Cecilia Strzyzowski.
Quizás haya cometido una infidencia o declaró de más. Aseguró que tiene «debidamente fiscalizados» los millonarios recursos que el Estado de la provincia pobre de Chaco transfiere a los Sena, los jefes territoriales más poderosos de su distrito.
¿Es así? ¿Qué organismo público funciona de contralor de la plata que se depositaba en cuentas de la Fundación Raúl Acuña, presidida por los Sena y que funciona sugestivamente en el propio domicilio del clan piquetero ahora detenido?
El gobierno de Capitanich podría ayudar rápidamente a esa pesquisa si es que efectivamente los montos millonarios que le giraban al clan piquetero desde el tesoro provincial están «debidamente fiscalizados«, como sostuvo el gobernador.
Capitanich minimizó que él haya sido padrino de bodas de Emerenciano Sena y su esposa Marcela Acuña. Dijo que es un rol que cumple con varios flamantes matrimonios que le piden ese favor.
Los Sena son también empleados de su administración, y además de los giros de dinero público que le dieron poder y fortuna a Emerenciano, la gobernación chaqueña le otorgó la potestad de manejar establecimientos educativos sociales. Los Sena son por eso funcionarios del Ministerio de Educación y Técnica del gobierno provincial y, en el caso particular de Marcela Acuña, es también empleada del Ministerio de Desarrollo Social chaqueño.
Es probable que alguna vez Sena haya liderado protestas en la calle entre el 2007 y la actualidad, dieciséis años de gobierno peronista ininterrumpido en una provincia con mil carencias. Pero ocurre que tanto él como su esposa, y otros dos imputados por tener un rol crucial en el asesinato de Cecilia Strzyzoski, eran candidatos oficialistas en una boleta colectora que aumentaría los votos que Capitanich necesita para la reelección.
Capitanich los proscribió sin siquiera estar procesados en la causa Cecilia.
Basta con usar Google para encontrar actos de campaña recientes de Capitanich y Emerenciano y Acuña.
De nuevo: ¿por qué Sena, sin estudios completos, controla el contenido escolar que deben aprender decenas de alumnos del Chaco?
Capitanich votó este domingo mostrándose alegre y afirmó que habló del caso de Cecilia y los Sena porque se lo preguntaron los periodistas. Insistió en que solo se trata de un caso policial sin vínculos con la política.
El gobernador se desmintió así a sí mismo, que escribió en letras de molde el prólogo de la biografía publicada por Emerenciano Sena y titulada «El Caudillo del Norte». Narró «Coqui» en ese relato laudatorio de los Sena-Acuña sobre sí mismos: «Fui testigo de su casamiento, pero también testigo de su amor y de su lucha. También fui testigo de razonamientos y exposiciones que me estremecieron en lo más profundo, como ser humano y humilde servidor de mi pueblo».
Hay un Capitanich. Y hay otro. Y existe la realidad. Es una sola.