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Cayó el precio de la soja e inquieta el ritmo de liquidación del campo

Los números son claros. El campo liquidó más del doble de la cantidad de soja que había comercializado a esta altura del año pasado. En la campaña 22/23 fueron 11,2 millones de toneladas y ahora van 22,75 millones de toneladas.

Sin embargo, como siempre en la economía, juegan fuerte las expectativas. Y este lunes los mercados granarios volvieron a expresarse en sentido contrario a los deseos del presidente Javier Milei y del ministro Luis Caputo: la soja bajó de precio tanto en Rosario ($280.000) como en Chicago (con una pérdida diaria de US$9,55 perforó el piso de los 400 dólares -luego de casi 4 años- y la posición septiembre cerró a US$379,84 por tonelada).

El Gobierno había apostado fuerte a la mejor cosecha, luego del impacto de la sequía durante el año anterior y el volumen cumplió los deseos. Pero los precios internacionales de los granos bajaron fuerte desde noviembre y, lo que iba a solucionar buena parte de los problemas de la economía viene sirviendo sólo para sofocar parcialmente las llamas.

Se esperaba un mayor ingreso de divisas pero en el primer semestre de este año fueron US$11.000 millones, un número similar al que captó la gestión de Sergio Massa.

Entonces, más allá de los precios de Chicago, la pregunta que traspasa las tranqueras rurales, y se instala como clave en cada oficina financiera, es: “¿Por qué el campo no liquida más?».

Los especialistas del mercado granario miran los números y aseguran que no hay mucha diferencia con años anteriores.

“Hasta ahora se vendió el 37% de los granos de los 6 principales cultivos (soja, maíz, trigo, cebada, sorgo, girasol) de la cosecha 2023/24, mientras que en la misma semana del año pasado se había alcanzado el 42%. No es una diferencia significativa”, afirmó Ezequiel De Freijo, economista jefe de la Sociedad Rural Argentina.

Puntualmente sobre soja, el cultivo que mueve el amperímetro de las divisas, porque lidera la producción en la Argentina y su precio internacional duplica al de los cereales, el economista David Miazzo elaboró un informe para Coninagro en el cual señala que los productores vendieron el 46% de la cosecha de la oleaginosa que acaba de terminar. En las dos campañas previas, en julio se registraba un 45%. Con todo, indica que en los 5 años anteriores, el promedio de ventas en esta época del año llegaba 49% de la producción.

De Freijo apuntó que falta comercializar algo más de la mitad de la cosecha: 27 millones de toneladas. Miazzo coincide y calcula que, a un precio FOB de 432 US$/tn equivale a US$ 11.188 millones. De maíz quedan por vender otros US$ 6.000 millones (aunque parte va al mercado interno)”. Con lo cual se podría proyectar una liquidación remanente de divisas de aproximadamente US$13.500 millones.

Sobre las perspectivas del ritmo de liquidaciones el consultor agroindustrial Pablo Adreani estimó que “en julio se liquidarían US$ 2.200 millones y en agosto US$ 2.000 millones, porque son meses en los cuales el productor termina de cosechar maíz y paga los insumos de la siembra de granos gruesos”.

En ese sentido, estimó que mucho dependerá de cómo evolucione la brecha cambiaria, en el contexto de las medidas que está tomando el Gobierno.

Este lunes, según marcó Adreani, “quizás más por influencia de Chicago que por factores argentinos, los precios de los granos bajaron tanto en dólares como en pesos”. Eso no es un incentivo para desprenderse de los granos que en términos económicos, aunque el Estado argentino los cambie por pesos, son productos dolarizados que funcionan como reserva de valor para la actividad agroindustrial.

Diferentes actores agroindustriales, que prefirieron el anonimato ante la consultas de Clarín consideran que “las últimas medidas anunciadas por el ministro de Economía van en un sentido intervencionista, del Estado sobre los mercados cambiarios, a contramano de la liberalización anunciada”.

Interpretan que “habrá que ver cómo va reaccionando el mercado cambiario, principalmente el valor del CCL que es el que afecta el dólar blend de exportación; si baja, como sucedió este lunes, el precio de los granos va a bajar también y eso podría afectar el flujo de ventas de los productores”.

Elbio Laucirica, presidente de Coninagro, dijo que “un impulso para vender es que tengamos previsibilidad y señales, incentivos para invertir. Y una señal frente la alta carga impositiva y los impuestos distorsivos (especialmente, retenciones e Ingresos Brutos) que gravan a los que más producen, no a los que más ganan”.

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