En Moncloa y en Ferraz se da por hecho que habrá cambios en el organigrama interno de Presidencia del Gobierno, en los segundos y terceros niveles de su estructura, tras el nombramiento de Diego Rubio como nuevo jefe de Gabinete. Un perfil sin carné socialista y con “visión técnica y transversal”, según lo definió Pedro Sánchez, que sustituye a un pata negra del PSOE, Óscar López, aupado como ministro para dar más carga política al Ejecutivo. Más allá de la remodelación que impulse Rubio en la sala de máquinas monclovita, a quien se le presupone más énfasis en la meritocracia y las políticas públicas que en la táctica o la ligazón orgánica, la pregunta que surge es cómo afectará a la relación entre Ferraz y Moncloa. En la dirección socialista aseguran tajantes que no se romperán los “vasos comunicantes”. “Eso no cambia”, señalan como una máxima.
Uno de los principales engarces se escenifica en las reuniones de ‘maitines’ en el Palacio de la Moncloa, y en ellas se sientan tanto el secretario de Organización, Santos Cerdán, como la número dos del partido y a la vez vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero. En el equipo de Sánchez señalan que su propia figura es garantía de uniformidad para mantener una estrategia coordinada. Sin embargo, en la última etapa de Iván Redondo como jefe de Gabinete, también independiente, se dejaron sentir los choques con Ferraz. El cambio se produjo, como ahora, cuando se acercaba el anterior proceso congresual.
Con la llegada de Óscar López a Moncloa en 2021, desembarcaron en la fontanería de Moncloa una mayoría de perfiles de la cantera del partido y con pedigrí socialista. Entre ellos Antonio Hernando, que era el sucesor natural de López. A la espera de conocerse el alcance de la remodelación en la estructura de Moncloa, en Ferraz inciden en que “siempre” se preservará la coordinación. Este mismo sábado, coincidiendo con el Comité Federal del PSOE, a Rubio se le pudo ver por la sede de Ferraz. Según fuentes del partido, no tanto para presenciar el cónclave, sino para mantener algún encuentro.
Desde la última remodelación de la ejecutiva, aprobada en el marco de la Convención Política de A Coruña el pasado mes de enero, son un total de 13 los ministros socialistas con carné que forman parte de la ejecutiva. El doble de los que tenía y que se completó con secretarios de Estado para afianzar una estrategia de “unificación de las responsabilidades” orgánicas con las de Gobierno. Una garantía más de que se conservará la fusión entre el partido y el Gobierno. Este proceso de fusión entre Moncloa y Ferraz se completó con la presencia en la ejecutiva de dos secretarios de Estado y un miembro del gabinete de Presidencia del Gobierno.
Aunque se esperan cambios profundos en la dirección del partido tras el congreso federal, se quiere mantener alejado el riesgo de disfunciones que desde una parte de Ferraz se achacó a Moncloa en la etapa final de Redondo. En la idea de que partido y Gobierno sigan acompasados a todos los niveles sí hay un compromiso de continuidad.
Renovación programática
Sobre Rubio recaerán en buena medida los movimientos de Sánchez y una agenda, con renovada mirada internacional, que tiene cuestiones operativas que diseñar a corto plazo como las próximas citas del Consejo Europeo o el G20 que se celebrará en noviembre en Brasil. De ahí que se esperen cambios rápidos, sin tener que esperar a un proceso más ordenado para no chocar con el congreso federal que se celebrará del 29 de noviembre al 1 de diciembre en Sevilla.
El perfil académico y estudioso de políticas públicas del nuevo jefe de Gabinete, que ya puso en valor durante su etapa al frente de la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia País, enlaza con la renovación programática que el líder de los socialistas busca acometer en el congreso de Sevilla. Con un fuerte foco no solo en la compleja situación política nacional, sino en la coyuntura geopolítica.
“Ley a ley”
Desde el Ejecutivo defienden la continuidad de la legislatura aunque no se aprueben los próximos Presupuestos. El “espíritu” del Gobierno, dicen, pasa por hacer conquistas “ley a ley” y ponen énfasis en convertirse en faro de la socialdemocracia europea. Pese a las amenazas de bloqueo parlamentario, defienden que en comparación con la situación internacional, desde Francia a Alemania y pendientes del resultado de la contienda electoral en EEUU, “España es vista desde fuera como un foco de estabilidad”.
“El PSOE es el partido que más se parece a España, y esa responsabilidad requiere de un refuerzo del armazón ideológico del partido para hacer frente a los nuevos retos que afronta nuestra sociedad”, resumía la portavoz del partido, Esther Peña, tras la ejecutiva que acordó la puesta en marcha del proceso congresual. Un impulso programático con una hoja de ruta que el presidente del Gobierno fijó durante su discurso de arranque del curso político en seis ejes: competitividad económica, dignidad laboral, Estado del Bienestar, vivienda, paz e igualdad.