Hay una «brecha» en el mercado financiero que, aunque no tiene tanta difusión como la del dólar blue, es seguida con atención por los analistas, y en las últimas jornadas se empezó a disparar: se trata de la distancia que separa entre sí a los dos tipos de cambio financieros, el «MEP» y el «contado con liquidación».
En las últimas jornadas, la distancia entre ambos estuvo superó el 5%, un «gap» inusual, dado que lo que se considera «normal» en los momentos de estabilidad es que el CCL se ubique un 2% por encima.
Son dos tipos de cambio parecidos, en el sentido de que ambos reflejan el costo del dólar al comprar títulos del mercado de capitales en pesos y revenderlos en moneda extranjera. Pero tienen una diferencia fundamental: mientras el MEP implica que los dólares se cobran y se mantienen en el país, el contado con liqui se guarda en una cuenta bancaria del exterior. Dicho en otras palabras, cuando se paga un tipo de cambio más alto por el contado con liqui, lo que el inversor está reconociendo es un sobreprecio a cambio de la tranquilidad de tener las divisas fuera de fronteras.
En la jornada del lunes se produjo la máxima distancia entre ambas cotizaciones, cuando el CCL superó los $500 mientras el MEP se mantuvo en el rango de $476. El martes hubo una leve reducción de la brecha, que sigue siendo alta en términos históricos.
No es la primera vez que ocurre esta diferencia, que siempre estuvo asociada a eventos de volatilidad. El antecedente más cercano había sido en octubre del año pasado, y en ese momento los analistas del mercado interpretaban que la brecha reflejaba el temor de los inversores a algún evento crítico vinculado con la deuda en pesos. En aquel momento había un fuerte debate político respecto de la sostenibilidad de la deuda, y se temía algún «reperfilamiento».
«Siempre que sube el contado con liquidación respecto del MEP es un indicador de que hay gente dispuesta a pagar más para llevarse los dólares afuera. Pero esta vez no lo atribuimos a un problema de endeudamiento, sino al factor político; ante la incertidumbre sobre lo que ocurrirá en la economía, la compra de dólares vía el CCL es una típica conducta defensiva», apunta Soledad López, analista de la firma bursátil Rava.
Después de meses de relativa normalidad, el «contado con liqui» se despegó del dólar MEP y llevó la brecha al entorno del 5%
La analista destaca que, a diferencia de lo ocurrido en otras oportunidades -cuando la suba del CCL coincidía con un desplome en los precios de los activos-, ahora se produce en un momento en el que todos los activos financieros -bonos y acciones, sobre todo- están viviendo una brusca suba.
«Estamos en uno de esos momentos en los que el se producen movimientos que no tienen que ver con los fundamentals. La suba de 14% en dólares que tuvieron los bonos o la de la acción del Galicia, con más de 25% en un mes, no obedecen a que haya ocurrido alguna buena noticia que les haga esperar ganancias a los inversores, sino que son movimientos defensivos», observa López.
Nervios y sobreprecio en el CCL
Y en ese contexto de incertidumbre, en el que el tema del dólar es un tópico central de la campaña electoral, la expectativa de los analistas es que el CCL cuente con margen para seguir subiendo. De hecho, no se considera que lo ocurrido en los últimos días haya sido un fenómeno pasajero, sino que puede ser la tónica del mercado hasta las elecciones.
Por cierto que hay justificación para el nerviosismo cambiario. Uno de los principales temas de debate es el cepo y qué tan factible es su desarme en el corto plazo. De hecho, en la propia interna de Juntos por el Cambio se han evidenciado divergencias sobre ese punto, dado que Patricia Bullrich ha manifestado su voluntad de avanzar rápido con ese tema mientras Horacio Rodríguez Larreta calificó como «chantas» a quienes prometan que el cepo puede desarmarse de inmediato.
Por otra parte, Javier Milei puso en la agenda nacional el debate sobre la dolarización y a qué tipo de cambio podría eventualmente instrumentarse esa reforma. En cualquier caso, este tipo de discusiones llevan a especulaciones sobre devaluaciones bruscas en un futuro cercano.
Para colmo, el clima electoral está, además, salpicado por las dudas sobre las posibilidades de Sergio Massa para obtener el auxilio financiero del Fondo Monetario Internacional, a escasos días de un vencimiento por u$s2.700 millones para el cual no se cuenta con reservas suficientes.
También en esa negociación figura como punto central la cotización del dólar, dado que los técnicos del Fondo se muestran reticentes a aprobar una ayuda financiera sin que, antes, el Gobierno realice un ajuste del tipo de cambio oficial.
En las últimas semanas el Banco Central ha tomado más medidas restrictivas tanto en el acceso al dólar oficial como en la operatoria del tipo de cambio financiero
Es en ese contexto que el Banco Central ha enviado señales que inquietan al mercado, como las últimas medidas restrictivas del mercado cambiario. Desde mayor racionamiento a las empresas petroleras hasta «parkings» más extensos en la operatoria con bonos, todo está en el contexto de una severa escasez de divisas.
También se produjo un fenómeno nuevo, cuando tras la corrida cambiaria de abril se intensificó la intervención del Banco Central en el mercado de bonos: la cotización del MEP empezó a tener grandes variaciones dependiendo de cuál título se tomara como referencia.
Esa situación generó las típicas oportunidades de arbitrajes o «rulos» que dieran una ganancia rápida. Fue un efecto colateral de la política intervencionista, que obligó a nuevas medidas restrictivas en la operatoria del mercado de capitales.
Antecedentes inquietantes
¿Qué tan alto puede ser el sobreprecio que los inversores estén dispuestos a pagar para llevarse dólares fuera del país? Según López, hoy la «nueva normalidad» del mercado será entre 5% y 6% de brecha entre el CCL y el MEP.
«Tuvimos un período en el que fluctuaba entre 1,5% y 2%, luego cuando se agravaron los problemas financieros con la deuda se subió a un rango de entre 3% y 4%. Ahora posiblemente se quede en la franja de entre 5% y 6%, pero no se puede descartar que siga subiendo, en la medida que no se despeje la incertidumbre», argumenta la analista de Rava.
Como antecedente histórico, esa brecha entre los dos dólares del mercado paralelo había tenido una súbita alza en 2019, tras la derrota de Mauricio Macri en las PASO. En aquel momento, ante el temor de que no se pudiera hacer frente a los vencimientos, los inversores adoptaron estrategias defensivas, desprendiéndose de títulos de deuda soberana en pesos y posicionándose en dólares en el exterior. Así, la brecha entre el MEP y el contado con liqui llegó a un récord de 13% y estuvo varios meses en el entorno del 10%.
Sergio Massa ingresa en días definitorios para el nuevo acuerdo con el FMI y el mercado se prepara para una eventual volatilidad
Blue, al alza
Mientras tanto, en la otra brecha que se lleva todas las miradas, la del blue respecto del dólar oficial, se volvió a notar un nuevo empuje de la demanda. El blue cerró el martes a $489, con lo cual su cotización se ubica un 91% por encima del dólar al público en el Banco Nación.
Sigue siendo un nivel de brecha considerada «aceptable» por el mercado, luego del pico de 118% alcanzado el pasado 25 de abril. Pero lo cierto es que, conforme se acerca la campaña electoral y aumenta el riesgo de volatilidad, la demanda en el mercado informal vuelve a ganar protagonismo.
Los antecedentes cercanos demuestran que, si el pánico se apodera de los inversores, la brecha puede dispararse incluso hasta un 150%, como ocurrió hace un año durante el mes en el que Silvina Batakis ocupó el ministerio de Economía.
De momento, el Banco Central logró un respiro, al comprar el martes u$s75 millones gracias al ingreso de divisas del agro. De esa forma cortó una racha negativa, pero aun así mantiene un saldo en rojo de u$s112 millones para junio y un acumulado negativo de u$s2.239 millones en lo que va del año.
Para el corto plazo, es decir para las semanas previas a las PASO, los analistas se muestran escépticos sobre las chances de que el BCRA mejore su posición de reservas. Los ingresos del «dólar soja» están agotados y no se percibe buena receptividad para una cuarta versión del esquema de incentivo exportador.
Es por eso que la negociación con el FMI, que ingresa en días definitorios, puede ser el factor clave para saber qué tan turbulento puede estar el mercado en la recta final de la campaña electoral.