La decisión fue confirmada este viernes por fuentes sindicales de la UTA, dirigida por Roberto Fernández, según informó el portal Mundo Gremial.
A pesar de haber estado presente en la reunión inaugural de la Mesa Nacional del Transporte, la UTA decidió no plegarse a la medida por dos motivos clave. En primer lugar, el gremio mantiene una prolongada disputa con el sindicato de Camioneros, liderado por Hugo y Pablo Moyano, con quienes sostiene enfrentamientos que incluso han escalado a disputas judiciales en torno a las elecciones sindicales en el ámbito del transporte.
Además, el sindicato de colectiveros teme que un paro podría complicar las negociaciones salariales actualmente en curso con las cámaras empresarias del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y el interior del país.
Las paritarias del sector continúan abiertas, sin resolución, y este jueves la UTA participó de una nueva audiencia en la Secretaría de Trabajo, donde, ante la falta de avances, se estableció un cuarto intermedio hasta el próximo lunes, cuando también vencerá la conciliación obligatoria en el sector.
Ante este escenario la medida de fuerza la llevarán adelante trabajadores del subte, trenes, los aeronáuticos, peones de taxi, camioneros, dragado y balizamiento, entre otros. Sin duda, la circulación de colectivos debilitará la medida de fuerza, aunque también es cierto que hay un sector de la UTA que está enfrentado a Fernández y que podría llegar a detener el servicio de varias líneas de colectivos, al menos en la región del AMBA. El otro riesgo que enfrenta la medida de fuerza de la Mesa es que el propio gobierno decida llamar a una conciliación obligatoria.
El martes pasado, la Mesa Nacional del Transporte se reunió sin la presencia de la UTA. Allí se ratificó la fecha del paro nacional y, además, se sumaron a la convocatoria ATE nacional (que realizará una huelga de 36 horas que comienza el 29) y la Unión de Trabajadores de la Economía Popular.
La Mesa pretende que este paro sea el comienzo de un plan de lucha que, de a poco, logre reactivar a la CGT, adormecida en este último tiempo y más inclinada a negociar determinados temas referidos a la reforma laboral con el gobierno libertario. Esto, sin duda, se resolverá en las próximas jornadas.