Inter regresa a una final de Champions League luego de 13 años, tiempo durante el cual las aspiraciones y protagonismo a nivel internacional para el club no fueron los mejores. Esta vez, como en 2010, vuelve a soñar con la gloria europea, con el juego de las coincidencias asomándose para invitar a soñar a sus hinchas. Y es que en ambas ocasiones, el romance argentino con el equipo milanés aparece en el centro de acción. Lautaro Martínez y Diego Milito. Solamente los diferencia un aspecto: uno ganó la ‘Orejona’ y el otro la desea. El Toro busca repetir la hazaña del Príncipe para calzarse la corona y llevar a su equipo nuevamente a lo más alto.
Las similitudes abren las puertas de la ilusión en tierras italianas. En aquel 22 de mayo de 2010, un Milito goleador y referente tuvo un partido de ensueño al marcarle un doblete al Bayern Múnich para así lograr quedarse con la tercera Champions en la historia del Inter. Por aquel entonces, Lautaro Martínez era un adolescente que comenzaba el colegio secundario y veía a unos de sus ídolos dejar su huella en el Santiago Bernabéu de Madrid, sede de aquella final.
Hoy, Inter vuelve a soñar de la mano de ese joven que se volvió su capitán y figura. El posible heredero de una historia que los hinchas Neroazzurros desean que vuelva a escribirse, aunque esta vez en Estambul y frente al Manchester City.
Ya Lautaro fue el héroe de las semifinales en el Derby della Madonnina ante el Milan, al anotar un gol en el partido revancha de la serie. Diez años atrás, Milito también lo hizo con el plus de aportar dos asistencias contra el Barcelona de Pep Guardiola, previo a consagrarse en el duelo final. Los hinchas de Inter tienen de dónde aferrarse al estar nuevamente en la cita más importante del fútbol europeo gracias a un delantero argentino.
Así es como dos de las últimas promesas surgidas del predio Tita Mattiussi de Avellaneda parecen estar marcados por carreras entrelazadas. La vocación por el gol los une. No obstante, sus primeros pasos por las inferiores y los contextos de sus estrenos como profesionales presentan tanto diferencias como similitudes.
Sorpresivamente, ambos estuvieron cerca de abandonar su posibilidad de debutar con la camiseta de Racing. Desde Bernal, Quilmes, Milito desembarcó en el club con 10 años en 1989 y se tuvo que aguantar no ser tenido en cuenta en algunas temporadas. Y por más extraño que parezca, llegó a quedar libre.
«Cuando le tocó pasar de Octava a Novena fue cuando quedó libre por cosas del fútbol. Yo estaba trabajando en otro club y cuando vuelvo a Racing me entero que Diego no estaba. Yo sabía que iba a tener futuro. Me dijo su papá que no quería jugar más, que se iba a dedicar al estudio, pero lo convencí para que vuelva«, confesó Miguel Gomis, detector de talentos en Racing desde 2016, con un paso previo desde 1979 a 2008, en diálogo exclusivo con Clarín.
Las inferiores fueron una etapa irregular para Milito, llegando a estar hasta dos años en la Tercera. Debió esperar más tiempo de lo usual para cumplir su objetivo. Sin embargo, más tarde se transformaría en pieza clave de la Reserva campeona en 1999, mismo año en que haría su debut profesional bajo el contexto institucional que atravesaba Racing al borde de la quiebra, lo cual llevó a construir un plantel con varios juveniles como base.
«Como todo chico del interior tuvo su tiempo de adaptación, pero se acostumbró en seguida al ritmo del fútbol de AFA y se ganó un lugar. Hizo una dupla fantástica con Brian Mansilla (actualmente en el Oremburgo de Rusia) y entre los dos terminaron rompiendo redes en todos los predios del fútbol argentino», aseguró Ramón Medina, actual coordinador general del fútbol infantil en Racing, a Clarín.
«Era un chico más armado, más fuerte físicamente porque tenía el roce de venir de torneos más duros como lo son los del interior. Típico delantero encarador que pintaba como goleador nato desde un principio. Era un enfermo del gol», enfatizó Gomis.
Por ello, en 2015, con un Racing comandado por Diego Cocca y reciente campeón del torneo local, llegaría la hora del debut del chico que sorprendía a propios y extraños en el Predio Tita.
«Cuando Milito se retiró, me dijo que era mi momento«, confesó años atrás Lautaro. Y cumplió a la perfección.
Por el otro lado, el ‘Toro’ le hizo honor a su apodo de forma inmediata. Un jugador veloz y vertical, que a pesar de no alzar ningún título, llegó rápidamente a los 27 tantos con la camiseta de Racing, diez menos que los que su excompañero anotó en su primera etapa con la Academia. En Europa rápidamente lo identificaron. Ambos dejaron su marca en el corazón de los hinchas, pero cada uno con su propio estilo. Sí, sus habilidades futbolísticas difieren.
«Son dos jugadores distintos. Diego se asemejaba a Enzo Francescoli. Tenía cosas de él cuando daba sus primeros pasos. Sus amagues, algunos movimientos, hasta el mismo físico: alto y flaco«, confesó Ramón Medina, quien trabaja en la Academia desde 1994, para describir el estilo de juego que caracterizaba al Príncipe.
Y Gomis coincidió: «Diego era muy inteligente para jugar. Había que interpretarlo bien, pero con el tiempo fue agregando cosas que lo mejoraron mucho más. Al principio no era ese típico goleador nato que está siempre en el área».
Europa sería el destino que permitió a Milito dar un salto de calidad en su juego, aquel que lo ayudó a mejorar su olfato goleador. «Lo potenció (Europa). Allí empezó a crecer, a ponerse mejor físicamente y a foguearse con los mejores jugadores del mundo«, agregó Medina a partir del trato que mantuvo con el Príncipe cuando daba sus primeros pasos.
El camino por el Viejo Continente debió tener paradas previas a Inter para Milito, a diferencia de Lautaro: Genoa en Italia y Zaragoza en España, en los cuales se convirtió en referente y le permitieron mejorar en su juego. Al conseguir un total de 121 goles en 223 partidos entre su paso por ambos equipos (promedio de 0.5), la llegada al conjunto Neroazzurri en 2010 fue un hecho. Su estadía allí duró cuatro años y quedó marcado a fuego en el corazón de los tifosi del Inter por aquel doblete contra Bayern Múnich, a pesar de los 73 tantos restantes que convirtió.
«Lautaro es diferente a Diego (Milito). Es un jugador más potente y fuerte. Tiene un aire a Batistuta. Milito se bancaba también lo que le tocaba, pero quizás era mucho más habilidoso. Sus únicas similitudes es que supieron brillar en los mismos clubes«, explicó Medina.
Igualmente, la llegada a Europa también sirvió al delantero campeón del mundo para progresar en otros aspectos de su juego. «Hoy mejoró en el juego asociado, baja un poco más. Se hizo un jugador mucho más completo para el equipo», enfatizó Gomis.
Pero a pesar de sus diferencias en estilos, la camiseta de Inter la vistieron marcando tendencias similares. Convertirle goles al Milan, tener buenos rendimientos en partidos importantes y una buena conexión con su dupla de ataque que lo ayude en la fase ofensiva resultó moneda corriente en cada uno. Tanto Milito como Lautaro tuvieron como compañeros referentes en lo suyo: Samuel Eto’o y Mario Balotelli, primero, más Romelu Lukaku y Edin Dzeko, en la actualidad.
A pesar de alcanzar la marca de los 102 goles, Lautaro Martínez está a un paso de ser el nuevo ‘Príncipe’ de Milán. Y lo sabe. «Ese es mi sueño (la Champions) ahora, es el trofeo más importante después de la Copa del Mundo», le confesó El Toro a Milito en una entrevista que tuvieron en la previa de las semifinales con Milan.
Y su ex compañero, de forma fraternal, le demostró que desea cederle la corona al responderle: «Te estoy presionando. Levantá la Champions«.
El heredero se sonrió ante el pedido. Reconoce su nueva obsesión. Sabe que se encuentra en la recta final del camino trazado por Diego Milito. Llevar la Orejona hacia la Catedral de Milán es el último gran paso para repetir la gesta del Príncipe. Estambul dirá si logra completarlo.