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Miguel Ángel Pichetto: «No me entra en la cabeza que Javier Milei mida 30 puntos como dicen las encuestas»

– ¿ En qué lugar está parado hoy Miguel Pichetto dentro de Juntos por el Cambio?

– Soy precandidato a presidente por Encuentro Republicano Federal, un partido que tiene una organización en más de diez distritos y partidos asociados en varias provincias. La semana que viene tenemos una reunión con la dirigencia de todo el país. Hay una ratificación de voluntad de trabajar y participar en el debate de ideas para la Argentina dentro de Juntos por el Cambio. Nunca me borré, siempre puse la cara.

– ¿Hay margen en estos días hasta el cierre de listas para que pueda bajar su candidatura y apostar por otra estrategia?

El futuro siempre es imprevisible, en la vida y la política. No dejo ninguna alternativa cerrada. Pero sí estoy trabajando con un perfil propio en un núcleo de ideas.

¿Le preocupa que el internismo del PRO erosione la coalición de Juntos por el Cambio o se hace demasiado espamento?

– Yo lo desdramatizo, hay mucho más voltaje periodístico que realidad en eso. El conflicto es inherente a la política, y mucho más en una etapa en la que hay que definir el liderazgo y la orientación programática. Pasa en todos los países democráticos. Hubo un hecho importante acá: había un liderazgo importante, afirmado, con reconocimiento internacional y experiencia de cuatro años en el ejercicio del poder, que fue el de Mauricio Macri. Al decidir no ser candidato, Juntos por el Cambio tiene que reemplazar ese liderazgo, porque la experiencia de la dupla Fernández-Fernández no se debe repetir.

– ¿Se apresuró Macri al bajar su candidatura?

– Creo que tenía todos los atributos que mencioné antes para ser candidato. Pero están las circunstancias y el hombre. Y él ha tenido su visión introspectiva y hay que respetarla.

– ¿Se reunieron hace unos días, no?

​- Sí, con él tengo una relación de respeto mutuo y consideración. hemos reflexionado sobre la vida política argentina y sobre su rol, que para mí es el de estar arriba del conflicto y no ser parte. Debería ser un punto de diálogo y de reunión con todos los sectores de Juntos por el Cambio. Este diseño de coalición es el que Mauricio Macri construyó.

Miguel Ángel Pichetto, en el balcón de su oficina de la AGN, frente al Congreso. Foto: Ariel Grinberg.

Miguel Ángel Pichetto, en el balcón de su oficina de la AGN, frente al Congreso. Foto: Ariel Grinberg.
– ¿Usted vendría a ser un mediador?

– No, yo soy un sujeto electoral. Toda mi vida fui producto y consecuencia de los resultados electorales. A los 34 años fui intendente de una ciudad, Sierra Grande, de 20.000 habitantes, y tengo experiencia en la gestión. He ganado y he perdido elecciones, Tengo un largo camino en lo legislativo, 26 años acá enfrente -por el Congreso-. Eso me ha dado un amplio conocimiento del Estado.

– ¿No hay demasiados anotados hacia la PASO presidencial de Juntos por el Cambio?

– Ese no es un problema. Los americanos cuando compiten en las primarias llevan diez o doce candidatos. No descarto que pueda haber una síntesis, pero tampoco lo veo mal.

– En el mano a mano entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich se lo vincula hoy con el primer sector. ¿Se siente cómodo en ese lugar?

– Yo estoy con mis ideas. Y lo que entiendo es que el gobierno que viene tiene que tener un plan realista y posible. Argentina no tiene salidas mágicas, tiene que tener un programa capitalista y productivo, caminar hacia el mundo del trabajo y reemplazar el mundo del pobrismo. Creo en el valor de la política, en que no hay que asustar al electorado diciéndole que vas a hacer todo en 100 horas o en diez días… No creo en los slogans. La sociedad ha perdido mucho, hay un deterioro del valor de la palabra y de la autoridad presidencial.

– ¿Con el PRO partido, hay una chance extra para los otros partidos de Juntos por el Cambio en la PASO presidencial?

– No, yo creo que hay una base electoral dentro de Juntos por el Cambio, que se viene repitiendo desde 2019, cuando aun perdiendo con Mauricio Macri tuvimos una remontada extraordinaria, genuina, de la gente. Ese 41% Juntos por el Cambio lo tiene y lo ha amplificado en 2021. Es un voto sólido. Si somos razonables, estamos muy cerca de ganar la primera vuelta en octubre, que es cuando se eligen los representantes de ambas cámaras. Juntos por el Cambio es la fuerza más competitiva, al punto que el Frente de Todos perdió hasta su nombre, con tal de dejar atrás el pasado reciente y generar una ilusión nueva.

– ¿Hay una chance de que esa ilusión se vuelva a convertir en gobierno?

– No, pero la veo discutiendo la elección en el segundo lugar. Y si hay ballottage van a estar ellos y no Javier Milei. El otro día en la tele veía que Milei medía 30 puntos, Juntos por el Cambio 27 y el Frente de Todos estaba tercero. No me entra en la cabeza, no me cierra ese número. Yo veo una elección con las dos grandes coaliciones.

– Hace cuatro años Mauricio Macri sorprendió convocándolo como compañero de fórmula, aun viniendo del peronismo. Siguiendo esa línea, no debería ser tan traumático debatir sobre la incorporación de Juan Schiaretti a Juntos por el Cambio

– Ahí hay una cuestión de oportunidad, del momento. Yo estoy de acuerdo en la ampliación, pero creo que no tenemos que subestimar al gobierno de Córdoba, que siempre ha votado con mucha personalidad en los procesos electorales. Pero sí me pareció prudente frenar esta cuestión dentro del debate que tuvimos. Es interesante sumar peronistas con una visión federal, pero habrá que hacerlo en otro momento. Ahora, el tema colisionaba con la legítima aspiración de Luis Juez de ser gobernador de Córdoba.

– ¿Qué panorama ve para Juntos por el Cambio de cara a las futuras elecciones en provincias con alto padrón como Córdoba y Santa Fe?

– Son escenarios muy competitivos para Juntos por el Cambio. Tal vez veo más complicada la elección de Córdoba por el poder muy fortificado que hay ahí desde hace muchos años. En Santa Fe hay una oportunidad, pero tenemos que ver la mirada en perspectiva de como juntás los pedazos después de las PASO para ganarle al peronismo de Omar Perotti, que ha sido un gobierno muy complejo. La figura de Carolina Losada es muy interesante, y Maxi Pullaro tiene experiencia, por haber estado vinculado con el área de seguridad.

– ¿Y en la provincia de Buenos Aires?

​- Tengo mucha confianza en que se repita el resultado del ’21. La figura más importante que tiene Juntos por el Cambio es Diego Santilli. Es el más competitivo, y además ya ha ganado. Ahí la pregunta del millón es por qué no se lo consolida como el único candidato de cara al proceso electoral. En un momento determinado el PRO tuvo cinco o seis candidatos…

– Como dirigente peronista, ¿cómo analiza la interna del ahora ex Frente de Todos?

– A mi no me parece natural la primaria, conociendo al peronismo. Falta una semana y vamos a ver si eso se concreta. La genética y el ADN del peronismo es lista única. Ahí van a gravitar los gobernadores, La Cámpora y la vicepresidenta. Ahí estan los factores de poder del peronismo hoy. No quiero lastimar la figura del Presidente, pero está en un plano de pérdida de poder vertiginoso. Nos esperan meses muy complicados.

– Siguiendo la lógica de una candidatura única a presidente, ¿el nombre natural sería el de Sergio Massa?

​- Tiene hoy el problema de la economía, pero indudablemente hay una síntesis emergiendo en el poder del peronismo, que es el partido renovador de Sergio Massa, La Cámpora, la vicepresidenta y los gobernadores. También aparecen la figura de Wado de Pedro como un referente joven y la candidatura de Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires consolidando la imagen de retaguardia de ese poder en retirada. Si Juntos por el Cambio hiciera un camino razonable, hay muy pocas posibilidades de perder la elección.

Miguel Ángel Pichetto, precandidato a presidente. Foto: Ariel Grinberg.

Miguel Ángel Pichetto, precandidato a presidente. Foto: Ariel Grinberg.
– ¿Pueden complicarse ustedes mismos ese escenario favorable?

– Si la primaria se convierte en un escenario de riña de gallos y deterioro personal sería muy negativo. Hay que encontrar reglas de juego y espacios para resolver conflictos. Lo importante es el 14 de agosto, el día después de las PASO. Podemos ganar claramente ese día. Va a ser un indicador muy fuerte y puede impactar en la economía.

– ¿Ve un sacudón económico como sucedió el día después de las PASO de 2019?

– La preocupación del círculo rojo hoy es «cuidado con los discursos» alegres y volátiles como la dolarización porque puede pasar cualquier cosa y volar todo por el aire. Ahora se empiezan a poner más realistas. Está lindo jugar en el bosque mientras el lobo no está. Milei es un elemento catárquico, que sirve, pero me parece que sus ideas son poco viables.

– ¿En qué tiempos un nuevo gobierno puede encontrarle una solución a la economía?

– No soy economista, pero tengo experiencia en la función pública. Creo que el cepo no se puede liberar el 11 de diciembre, creo que hay que cuidar los dólares y que hay que volver a modificar la carta orgánica del Banco Central, que sirva para preservar el valor de la moneda. Iría a un sistema de convergencia, con un dólar libre y otro potente para las exportaciones. Hoy el tema de la brecha, para el campo, es letal.

La «necrofilia intelectual» del kirchnerismo y su obsesión por recuperar la seguridad y las Fuerzas Armadas

Miguel Ángel Pichetto, en la entrevista con Clarín. Foto: Ariel Grinberg.

Miguel Ángel Pichetto, en la entrevista con Clarín. Foto: Ariel Grinberg.
Cuando se lo escucha a Miguel Ángel Pichetto referirse al kirchnerismo parece haber una distancia de años luz entre esta versión del dirigente peronista y aquella en la que era amo y señor del Senado durante los gobiernos de Néstor y Cristina.

Sus diferencias con La Cámpora y con el sector más duro del espacio son abismales. «Tienen una visión de no aggiornamiento, de necrofilia intelectual, aman ideas muertas», sostiene Pichetto, que considera que el cristinismo «mira la política desde el espejo retrovisor, con una visión cada vez más setentista». Y critica la estrategia de política internacional: «El mundo idílico es Cuba, por eso mantenemos relaciones con Nicaragua y Venezuela».

Pichetto está lanzando un libro que plantea cómo recuperar el desarrollo argentino, que escribió con Roberto Dromi, ex ministro de Obras Públicas durante el gobierno de Carlos Saúl Menem. Pero lo inquieta especialmente un tema: recuperar la seguridad y el valor de las Fuerzas Armadas. 

«Nadie lo dice, pero en Argentina tenemos que recuperar las Fuerzas Armadas, defender la integridad territorial y avanzar con una política exterior vinculada con Oriente y el mundo, pero sin entrar en esta guerra fría que existe hoy entre China y Estados Unidos. Esa es una salida equivocada», comenta el dirigente bonaerense que construyó gran parte de su carrera política en Río Negro. Y baja un mensaje en ese sentido: «Hay que decir no a la instalación de un puerto chino en el Sur argentino».

Sobre los militares, se lamenta porque el salario que cobran las fuerzas en la actualidad «es denigrante». «Eso tiene que cambiar de manera urgente», dice. La otra defensa enérgica que hace Pichetto tiene que ver con la propiedad privada. «Fue vulnerada en muchos lugares por los reclamos mapuches; hay que cambiar la ley de Defensa y Seguridad Interior», explica.

La otra defensa enérgica que hace Pichetto tiene que ver con la propiedad privada. «Fue vulnerada en muchos puntos del país por los reclamos mapuches; hay que cambiar la ley de Defensa y Seguridad Interior», explica. «Argentina es un país totalmente indefenso», resume como concepto que engloba toda su mirada acerca de la seguridad.

También asegura que hay que dejar atrás esa idea de que «el campo es el enemigo». Lo denomina, en ese sentido, como «un sector central de la economía». También pide que se promueva la actividad energética y minera. «Pero hay que hacerlo decididamente, no puede estar en manos de gobernadores miedosos que frente a la primera marcha tiran para atrás el proyecto minero», advierte. Y pide que «frente a una cautelar que pone un grupo que quiere paralizar las obras de un oleoducto se presente un per saltum ante la Corte».

Itinerario

Escorpiano nacido en Banfield el 24 de octubre de 1950, Miguel Ángel Pichetto es uno de los dirigentes políticos de mayor trayectoria en la actualidad. Aunque su carrera profesional, como abogado, precedió a la que registra como funcionario público. Fue en 1983 con el regreso de la democracia y tras haberse radicado en Río Negro, durante la dictadura, cuando decidió involucrarse en la política definitivamente, tras ser electo como concejal de la localidad rionegrina de Sierra Grande. Desde ese pequeño escaño construyó un largo recorrido, que incluyó un paso como interino por esa intendencia, de 1985 a 1987. Esa breve incursión ejecutiva dio lugar a un camino en el que predominó su labor legislativa. De 1988 a 1993 fue legislador provincial por Río Negro, y desde el ’93 hasta el 2001 ocupó una banca en la Cámara de Diputados de la Nación, siendo un alfil importante en el Congreso durante la presidencia de Carlos Menem. Su paso al Senado fue en el traumático 2001, cuando comenzó un ciclo de 18 años como representante de la Cámara alta, siendo clave en los tres gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, como presidente del bloque del PJ. En 2019, decidió pasar a integrar Juntos por el Cambio, por invitación del entonces presidente Mauricio Macri, que le pidió que fuera su compañero de fórmula en la elección que terminaron perdiendo frente a Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Desde 2021 encabeza Encuentro Republicano Federal, en paralelo a su actividad como auditor de la AGN.

Al toque

Un proyecto: La Argentina productiva, capitalista, la que yo viví.

Un líder: Julio Argentino Roca.

Un prócer: Julio Argentino Roca.

Una comida: Spaghetti.

Una bebida: Agua.

Un placer: Antes, jugar al fútbol.  Ahora, mirarlo.

Una sociedad que admire: La argentina que vivimos hasta mediados de los ’70.

Un recuerdo de la infancia: Mi vida en Banfield, en verde y blanco, en la cancha.

Un sueño: Que volvamos a tener un destino de país importante.

Una película: Todas las de Leonardo Favio. Nazareno Cruz y el Lobo, en especial.

Una serie: House of Cards, mientras trabajó Kevin Spacey.

Un libro: Un tal González, de Sergio del Molino.

Un desafío: Daría parte de mi vida por ser presidente.

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