El ministró definirá la fecha y magnitud de la suba tras su regreso de EE.UU, con un ojo en el calendario electoral.
El Gobierno define más medidas pedidas por el Fondo Monetario. Después de la devaluación y la suba de tasas, la expectativa en Washington es que Sergio Massa aplique otra suba de tarifas antes de fin de año, algo que genera tensión en el oficialismo en momentos que Unión por la Patria busca aliviar los bolsillos de la población para recuperar los votos perdidos en las PASO.
En el equipo económico reconocen que la decisión está «absolutamente condicionada» por el calendario electoral y, a la vez, por las «presiones» por los compromisos alcanzados con el organismo. Este miércoles, después de cuatro meses de tironeos, desembolsó US$ 7.500 millones a cambio de un nuevo «paquete» de instrucciones para reforzar las reservas y el orden fiscal.
Para avanzar, los funcionarios aguardan un informe de impacto de Cammesa, la administradora mayorista del sistema eléctrico. La empresa subsidia las tarifas de las boletas de luz, que en los últimos 12 meses subieron hasta un 500% por la quita de subsidios. La definición se tomará tras el regreso del ministro de Economía de EE.UU, previsto para este jueves.
La secretaría de Energía, Flavia Royón, ya ratificó esta semana que habrá un ajuste para actualizar los costos de la energía en función del salto del dólar del 22%, aunque sin precisar cómo se trasladará a los hogares. “No será un impacto del 100% ni mucho menos. Estamos hablando de impactos que estarán del orden del 10% y 20%».
Dentro del equipo económico, siguen haciendo cuentas para definir cuándo y de cuánto será el aumento en las boletas. Como el costo de la energía eléctrica está dolarizado en un 80% y el del gas en un 100%, la devaluación implica una reducción del costo cubierto por subsidios en los diferentes segmentos, lo que debería ser cubierto con más subvenciones o mayores tarifas.
Ante esa situación, si el Gobierno decidiera ajustar un 10% el costo de la energía -el piso de la banda que maneja Royón-, las boletas subirían hasta un 7% en promedio, dependiendo la categoría y el nivel de consumo. «Todavía estamos analizando el impacto de la devaluación en el valor monómico (costo de producción)», señalaron fuentes de la secretaría de Energía.
El impacto será diferente por la segmentación tarifaria, que a pedido del Fondo implicó la reducción total de subsidios desde el 1 de mayo a los hogares de mayores recursos (nivel 1), el mantenimiento en su totalidad a los de bajos ingresos (nivel 2) y el subsidio a los sectores medios (nivel 3) hasta un tope de consumo de energía eléctrica.
Nicolás Arceo, director de Economía y Energía, estima que «para la tarifa media los hogares de mayor poder adquisitivo (Nivel 1), un incremento del 10% en el precio estacional daría un aumento del 6,2% en la tarifa final, en Nivel 2, un 2,8% y en nivel 3, un 3,7%». Mientras que para Julián Rojo, del Instituto Argentino de Energía (IAE), llegaría al 7% en los hogares más pudientes.
El Gobierno sabe que si no incrementa las tarifas después del salto devaluatorio, el Estado absorbería el efecto de la devaluación, los hogares pagarían un menor costo y se incrementarían los subsidios. Esa cuenta según el Observatorio de Tarifas y Subsidios de AFISPOP IIEP-UBA, sumaría $ 70.000 millones adicionales hasta fin de año (US$ 200 millones).
En cambio, si las autoridades decidieran trasladar a las boletas la totalidad del aumento del costo de la energía por el salto del dólar, la suba en las tarifas sería de hasta el 12%, según los cálculos de Rojo.
Los subsidios son un capítulo sensible bajo estricto monitoreo del FMI. En la revisión de abril, se acordó que las subvenciones energéticas bajaran al 1,5% del PBI en 2023, desde el 1,9% el año previo. En julio, previo a la devaluación, el organismo advirtió que es necesario «actualizar las tarifas de energía para reflejar mejor los costos de producción».