“Hace meses medican a mi hija con un antibiótico y ella no tiene mejoría. Con una derivación a Buenos Aires obtendríamos una respuesta”, señala Cynthia Gabriela Antifil, quien está desempleada y lucha por la salud de su hija, hoy de 9 años, a quien en 2019 le detectaron una grave enfermedad.
“Todo empezó cuando la llevé a una plaza. Estaba jugando en el sube y baja, cuando otra niña que la acompañaba se bajó abruptamente y mi hija rebotó contra el piso. En ese momento, manifestaba mucho dolor de espalda, por lo que la llevé al periférico. Ahí me informaron que los síntomas eran porque no podía ir bien de cuerpo y me dieron unas gotitas. Pero al transcurrir los días sus dolores empeoraron, a tal punto que comenzaron a afectar su movilidad y se desplazaba arrastrándose”, narró.
Frente a esa situación, llevó a la pequeña al Hospital Regional, donde le hicieron estudios, estuvo internada más de 15 días y a través de imágenes le descubrieron un tumor. “Los médicos decidieron que la derivarían de urgencia a Buenos Aires, en avión sanitario hasta el Hospital Garrahan, porque debía ser operada”, explicó.
En ese hospital le repitieron los estudios a la niña y le extrajeron un tumor. Le diagnosticaron histiocitosis, enfermedad que le destruyó dos vértebras, por lo que debieron colocarle una prótesis. Además, le realizaron quimioterapia.
“Cuando regresamos a Comodoro, los médicos continuaron con el seguimiento. Le habían indicado viajar cada tres o seis meses, para realizar los controles, ya que la enfermedad esta ‘dormida’, pero puede reactivarse”, advirtió.
En un primer momento, la gestión desde salud pública fue eficaz con la derivación y el tratamiento. Incluso, le facilitaron una silla de ruedas y andador. Sin embargo, en 2021 fue la última vez que la derivaron para los controles. “También fue el momento en el que nos percatamos que desde la obra social no habían gestionado la baja de mi hija, que había solicitado cuando estuvimos en Buenos Aires”, cuestionó.
Antifil refirió que la obra social es OSPL -a la que accedió a través de un plan social- y sostuvo que la falta de coordinación administrativa con el sistema público de salud, para determinar quién debe tramitar la derivación, mantiene demorada la misma. “Cuando me comuniqué con la obra social para reclamar, me indicaron que es el hospital quien tiene que gestionar los turnos con el Garrahan. Me surgieron hablar con la pediatra y la oncóloga, pero ellas tampoco pueden solicitar el turno, por lo que me mandaron con el traumatólogo, quien me propuso sacar turno de manera presencial a las 6 AM, para gestionar la derivación. Lamentablemente nunca logré acceder al mismo. Mi estructura y dinámica familiar (también tiene a su cargo otra hija de 17 años y una nieta), no me permiten estar yendo todas las semanas para averiguar la disponibilidad de dicho profesional”, dimensionó.
“La última versión que me dijeron fue que el traumatólogo es quien tendría que gestionar el turno, la pediatra debería contactarse con la obra social y luego esperar a que esta última nos brinde los pasajes y estadía”, detalló.
Mientras tanto, la niña está afectada por una bacteria que contrajo cuando le colocaron la prótesis. “Lleva meses tomando Cefalexina, la cual es cara y solo se adquiere con receta. Por errores administrativos institucionales, tampoco me están facilitando dicha medicación desde el hospital”, reclamó.
“Todas las semanas convivimos con diferentes versiones de cada una de las partes. Pero tanto los profesionales de la salud como la obra social saben que la derivación a Buenos Aires sería la mejor opción para buscar otro tratamiento o cambio de prótesis, ya que tampoco está respondiendo al aumento de dosis del antibiótico y aquí ya no están encontrando más alternativas”, manifestó la angustiada madre.