Organismos no gubernamentales y víctimas de la dictadura de Daniel Ortega, entre ellos ex presos políticos y figuras conocidas a nivel internacional, le mandaron una carta al Gobierno argentino.
Le piden que en la cumbre de la Unión Europea (UE) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que tendrá lugar este lunes 17 y martes 18, en Bruselas, se ocupen del agravamiento de los abusos a los derechos humanos en Nicaragua.
«En particular, instamos a que se proponga, durante la Cumbre o en sus márgenes, la creación de un “Grupo de Amigos del Pueblo Nicaragüense” para garantizar una respuesta multilateral, coordinada y de alto nivel ante la grave crisis de derechos humanos y humanitaria que vive el país», dice la misiva dirigida al canciller Santiago Cafiero.
La carta, que firman 29 organizaciones y 160 víctimas del feroz régimen, sandinista, entre ellos los reconocidos escritores Gioconda Belli y Sergio Ramirez -quien llegó a ser vicepresidente de Ortega- fue enviada desde Washington en la víspera del viaje que Alberto Fernández y Cafiero emprenderán a Bruselas este domingo 16 para participar de la cumbre.
Allí Fernández tiene previstas una serie de reuniones con los líderes participantes -al final va Lula da Silva- como una con el ecuatoriano Guillermo Lasso -con quien hizo las paces- y otra con el primer ministro de Grecia, Kyriakos Mitsotakis; mientras se negocia una con la italiana Giorgia Meloni. Puede haber más.
“La crisis de derechos humanos en Nicaragua requiere una respuesta firme y sostenida de los gobiernos democráticos de América Latina y Europa”, dijo Juanita Goebertus, directora de las Américas de Human Rights Watch sobre el pedido que fue enviado al despacho del canciller Cafiero.
“Los líderes de las Américas, junto con la Unión Europea y sus Estados miembros, deberían establecer un Grupo de Amigos del Pueblo Nicaragüense para coordinar una respuesta internacional efectiva hacia Nicaragua y promover, junto con la sociedad civil nicaragüense, una transición democrática en el país”, señalaron los firmantes de la carta con el aval de Ramírez, de Belli, de reconocidos periodistas, como Carlos Fernando Chamorro, y de expresos políticos, como Félix Maradiaga, Medardo Mairena, Dora María Téllez y Juan Sebastián Chamorro. También de defensores de los derechos humanos, como Bianca Jagger y Tamara Dávila.
La carta enviada al gobierno de Alberto Fernández, y que fue a otros presidentes y cancilleres, recuerda la brutal represión de las protestas estudiantiles en 2018, declaradas ilegales por el dictador, con muertes y más presos políticos iniciaron una etapa de mayor ferocidad por parte del régimen. Ortega se hizo elecciones a medida, persigue a la iglesia, y en febrero liberó presos políticos, a los que obligó a salir del país y les quitó la ciudadanía nicaragüense.
«Un informe publicado a principios de marzo por el Grupo de Expertos en Derechos Humanos de las ONU sobre Nicaragua documentó evidencias sólidas de crímenes de lesa humanidad, incluyendo asesinatos, encarcelamientos, torturas, violencia sexual, deportaciones forzosas y persecución por motivos políticos.» señalan ahora desde los organismos.
La carta recuerda que 64 personas todavía permanecen detenidas arbitrariamente en Nicaragua. Repasa que el gobierno despojó recientemente a 317 críticos de su nacionalidad y confiscó sus bienes. Envuelta en polémica, Argentina finalmente no le concedió la nacionalidad a ninguno como sí lo hicieron otros países.
Las autoridades también han restringido drásticamente el espacio cívico, a través de la cancelación de la personería jurídica de más de 3.500 organizaciones no gubernamentales desde 2018.
El régimen persigue a la Iglesia Católica, sus sacerdotes y obispos, incluyendo a monseñor Rolando Álvarez, quien fue condenado arbitrariamente a 26 años de prisión. Además, no se ha permitido ingreso de observadores internacionales al país desde que el gobierno expulsó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y a la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos a finales de 2018.
La cumbre a la que viaja Fernández
La cumbre UE-CELAC es una actividad internacional de gran importancia pero simbólica por ahora. El primero es un bloque hiper desarrollado, y Latinoamérica, una región muy desigual y afectada por un inmensa pobreza. Pero alberga casi una cuarta parte de los bosques del mundo, un tercio del agua dulce y una cuarta parte de su tierra cultivable. Aquí hay 650 millones de habitantes. Son potenciales consumidores.
El encuentro de dos días fue planeado por el español Pedro Sánchez para la presidencia de la UE que España inició el 1 de julio pasado, y sin embargo se ha convertido en un complejo armado que puede terminar sólo en una foto política y ningún hecho. El mismo Sánchez puede perder las elecciones en España que debió anticipar para este 23 de julio.
Por un lado, hace ocho años que no se produce un encuentro de este tipo. Europa vuelve a mirar a la región buscando nuevos mercados en el contexto de la guerra en Ucrania y sobre todo en la ocupación del territorio en varios sentidos por parte de China. Posiblemente se encuentre ante la situación que daba cuenta un editorial del influyente diario británico The Financial Times: «La UE, tarde en redescubrir América Latina».
Por otro lado, hay numerosas diferencias para acordar un documento compartido por ejemplo en temas como precisamente Nicaragua, Cuba y Venezuela, las tres dictaduras latinoamericanas que son aliadas de Rusia en su invasión a Ucrania. En ese plano no se ha podido consensuar un texto más duro como le gustaría a lo europeos, es decir duro hacia Moscú y Vladimir Putin.
Por otro lado, no hay consensos respecto a la letra de documentos sobre democracia, derechos humanos. Algunos países de Europa, como Holanda, ni siquiera querían invitar a Nicolás Maduro, Daniel Ortega y Miguel Díaz Canel, presidentes de estos tres países. Pero por mediación de España y también de Francia, se decidió que la cumbre fuera «inclusiva» y no «excluyente» como la de de las Américas, de Joe Biden, del año pasado.
Con Alberto a meses de su salida del poder, su agenda internacional declina en el sentido de que los gobiernos extranjeros ya buscan esperar a quien lo suceda.
Según pudo saber Clarín, en Bruselas Cafiero va a participar de una reunión de cancilleres del Mercosur, que es otro asunto ríspido con la UE, porque no se han podido alcanzar consensos para firmar un acuerdo político que relance otro acuerdo de 2019.
Pero «no tienen nada» sobre Nicaragua en la mesa. Con zigzagueantes grados de acción, al Gobierno al final ha legitimado a los regímenes de Caracas, Managua y La Habana.