Este artículo de Sergio García, Director de Periodismo de Izquierda, fue extraído del número 859 de la revista impresa mensual Alternativa Socialista. La podes adquirir en cualquier local del MST en el FIT Unidad.
En pleno siglo XXI está a la moda el ataque constante al periodismo como profesión y a las y los periodistas y trabajadores de prensa. Podés ver escenas de esta ofensiva en los lugares más diversos del mundo contra quienes informan y registran. Sectores políticos que supuestamente aparecen distantes en sus objetivos, frente a la prensa accionan con afinidades concretas de censura, persecución y quita de derechos laborales.
La información veraz se encuentra cuestionada por un andamiaje político que la violenta, a fuerza de ataques represivos y persecutorios contra el periodismo y de modelos comunicacionales de fake news y mentiras, orquestadas desde el poder del Estado y sus socios mediáticos. En muchos casos combinadas con ejércitos de trolls en las redes sociales como soporte de esta política de Estado, como es el caso de Milei en Argentina.
En una miniserie actual de Netflix llamada Legado podemos observar, en el transcurso de sus episodios, el desempeño de un gran medio privado y sus relaciones con el poder político. En una escena de diálogo entre sus principales directivos se dice con naturalidad: “siendo periodista deberías saber que la verdad no es lo importante, sino el relato”. En pocas palabras retrata la lógica perversa de medios oficialistas y de grandes corporaciones mediáticas. El ejemplo, como tantos otros, hace parte de lo que acontece en la actualidad.
Para nosotros la verdad es revolucionaria y el periodismo un arma letal cuando usa sus funciones en el impulso de causas justas sin necesidad de relatos falaces. Desde esta concepción nos toca denunciar y enfrentar modelos y lógicas comunicacionales perversas y construir un modelo de periodismo alternativo, independiente de todos los poderes capitalistas, sus gobiernos y empresas. Un modelo de periodismo de izquierda con estrategias contrapuestas al statu quo vigente.
Crónicas desinformativas de ultraderechas
No hablamos de un problema puntual, de un país en particular o alguna región del mundo en específico. Hablamos de tendencias políticas globales que intentan imponerse a fuerza de represión estatal y hostigamiento mediático.
Una de esas tendencias, que vive un momento de ascenso, se trata de las nuevas ultraderechas, algunas con lógica fascista en la esencia de lo que quisieran ser, aunque expresen modelos no consolidados. La polarización social y política, importante característica del mundo actual, coloca a esos gobiernos y regímenes en un tránsito de tensiones de calle y resultados impredecibles y abiertos.
En este contexto una de sus características es el fuerte accionar contra la prensa en general y contra los periodistas, reporteros y fotoperiodistas en particular, quienes por criticar decisiones oficiales ponen en riesgo sus trabajos, y por cubrir eventos de calle sufren directamente la represión de las fuerzas represivas del Estado.
Los principales exponentes de estos regímenes, que no son iguales pero tienen rasgos similares e igual contexto político, son todas expresiones profundamente reaccionarias que hacen del ataque al periodismo un modus operandi al servicio de la profundización de sus ataques a derechos sociales y democráticos de las grandes mayorías, para garantizar las ganancias millonarias de una ultra minoría.
Trump, que busca un tránsito hacia un régimen político cada vez más autoritario, viene de realizar ataques diversos contra la prensa: desfinanciación de diferentes emisoras públicas, vetos contra medios críticos, demandas contra otros. Llegó al colmo de quitarle la posibilidad de cubrir eventos a un medio que se negó a llamarle “Golfo de América”, como exigía Trump por decreto, al Golfo de México. El fondo de la política trumpista es liquidar toda crítica en el camino de su intento por instaurar un régimen más autoritario. Y toda crítica extendida desde la prensa, obviamente, socava su estrategia pro-dictatorial al servicio de nuevas políticas imperialistas que tratan de fortalecer su cuestionada hegemonía.
El caso del gobierno sionista de Israel supera todos los límites. Por un lado, actúa bajo censura militar, donde coberturas de diferentes temáticas asociadas a su seguridad tienen que ser aprobadas por sus autoridades. A la par, es responsable directo del asesinato de cientos de periodistas, reporteros y fotógrafos en la Franja de Gaza. Una política criminal y consciente para evitar la difusión de las imágenes del genocidio que lleva adelante y para silenciar las crónicas y reportes que denuncian sus crímenes contra la humanidad. Ser periodista en territorio palestino es sinónimo de heroísmo y riesgo de vida permanente. Para ellos toda nuestra solidaridad y pedido de justicia.
Según Reporteros sin Fronteras, la India del derechista y ultraconservador Modi ocupa el lugar 151 entre 180 países en materia de libertad de prensa, es decir, se ubica entre los peores. Diferentes periodistas se han declarado perseguidos y hostigados por partidarios del régimen y por leyes antiterroristas que restringen la actividad periodística y habilitan en los hechos la censura directa. Por otra parte, el ultraderechista Orban en Hungría, desde su ascenso en 2010, promovió ataques a la prensa y un control directo sobre medios a través de normas dictadas por su gobierno. Así podríamos continuar con más ejemplos de esta política represiva y persecutoria hacia el periodismo desde diferentes esferas de la derecha y ultraderecha mundial.
Periodismo en riesgo en tiempos de Milei
Al inicio del mandato de Javier Milei, este estuvo a tono con los peores ejemplos de las ultraderechas del mundo en su relación coercitiva hacia el periodismo crítico, comenzando con una política de desinversión y abandono de espacios de medios estatales, destinada a liquidar toda inversión pública para sostener el derecho básico y esencial a la información. La quita de este derecho democrático de la población se combina con la pérdida de puestos de trabajo de una parte de las y los trabajadores de prensa, y la condición de precarización y bajos salarios de quienes aún conservan sus puestos de trabajo. Tal política, además, alienta a los grandes medios privados a realizar similares ajustes.
En paralelo a su ataque a la libertad de prensa y expresión, se vuelven incontables los ataques directos al periodismo crítico. Se multiplica la lista de periodistas que reciben hostigamiento oficial y un brutal ataque de trolls libertarios cada vez que critican al gobierno. Quienes son difamados son periodistas de variados posicionamientos políticos. La lógica del gobierno es liquidar al que critica, tenga las opiniones que tenga.
A esta estrategia represiva y desinformativa se le suma el agregado notorio de que en cada movilización sufren ataques directos fotógrafos y reporteros, en particular los miércoles frente al Congreso, donde se reprime a las y los jubilados y a trabajadores de prensa que pretenden registrar los hechos. Se reprime, cobardemente, a quienes hacen su trabajo. A ese punto hemos llegado y ese andamiaje represivo enfrentamos.
Autoritarismos con otro ropaje
Otra parte de la realidad mundial transita por andariveles análogos. Manifestado en medio de disputas globales es que otro tipo de regímenes, para solidificar su poder, desarrollan también fuertes ataques contra el periodismo. Nos referimos al otro polo de la competencia imperialista global, encabezada por los regímenes chino y ruso, y una serie de países que acompañan sus políticas.
Aquí también se expresan incontables muestras de cercenamiento al derecho a la información y de persecuciones a periodistas críticos o independientes. No vamos a desarrollar la totalidad de hechos y ejemplos al respecto. Sí partimos de evidenciar que en China hay una extendida lista de denuncias de represión y persecución contra el periodismo y la difusión de acciones contra el gobierno. En el gigante asiático se han vivido escenarios de periodistas asesinados, encarcelamientos y muerte bajo arresto por no permitir tratamientos, a la vez que se viven fuertes restricciones a la utilización de internet.
En la Rusia de Putin, principal socio político de China, mediante la ley de difusión de información “falsa” se persigue y censura a todo aquel que critica el accionar del ejército en la invasión a Ucrania. Este régimen hace mucho tiempo ya consumaba ataques al periodismo, los cuales desde el inicio de la guerra se han intensificado. La consecuencia de todo esto ha sido desde el cierre de medios, la cárcel o el abandono del país por parte de periodistas frente a tanto hostigamiento.
En la decadente y represiva Venezuela de Maduro, a periodistas que cubren acciones de calle en protesta contra el gobierno se les han imputado delitos de terrorismo e instigación al odio. Se han cerrado medios, hostigado a otros y bloqueado en internet a sitios informativos, sumado a un alto número de periodistas exiliados. En la Nicaragua dictatorial de Ortega, a la persecución y represión interna le ha seguido un obligado trabajo periodístico desde el exilio de numerosos medios y periodistas, muchos de ellos desde Costa Rica, donde se nuclea un importante sector de la juventud exiliada que activa también mediante redes sociales. En Cuba, país cada vez más alejado de las conquistas sociales de la revolución, la nueva Ley de Comunicación Social de 2024 intensifica la persecución, interrogatorios ilegales, hostigamiento, citaciones y detenciones injustas, tanto sobre periodistas como frente a otras voces críticas de izquierda en general, que en muchos casos han tenido que salir del país. Esto se suma a un Código Penal aprobado en 2022 que, detrás de cierta ambigüedad, termina siendo utilizado con frecuencia para impulsar condenas a periodistas, activistas y restricciones de hecho a la libertad de expresión y de protesta social.
También se suma el alza del costo de internet, que en los hechos restringe la posibilidad de comunicación y motoriza el reclamo y lucha de la juventud.
Estos ejemplos y otros muestran, por un lado, que hay regímenes autoritarios de diversa índole. Además, expresan lo nocivo de la existencia de gobiernos que utilizan lenguaje y ropaje de izquierda o antiimperialista, pero en su contenido real son profundamente autoritarios y parte del sistema capitalista mundial, con estrategias persecutorias hacia el periodismo crítico e incluso contra oposiciones políticas de izquierda. Razón de más para que un periodismo realmente independiente, crítico y con principios claros denuncie también a estos regímenes que enlodan las ideas y banderas de la izquierda y el socialismo.
La solidaridad como bandera
Desplegamos nuestra interpretación de estos fenómenos mundiales represivos y antipopulares que padecen miles y miles de compañeras y compañeros periodistas y trabajadores de prensa porque queremos transmitir nuestro apoyo a cada uno de sus justos reclamos. Al decir de Bertolt Brecht: en estos tiempos hay que defender lo obvio. Denunciamos los bajos salarios, la precarización laboral, la censura y la represión planificada.
Esto lo sufren diferentes sectores, como se denuncia desde SIPREBA y desde Comisiones Internas de diferentes medios. Hace tiempo vienen en lucha las y los trabajadores de Página 12 contra la patronal de ese medio que se disfraza de progresista, pero lleva adelante políticas de ajuste, precarización, salarios de miseria e intento de aislar y perjudicar a quienes realizan medidas de fuerza. Confirma por enésima vez la realidad de la sociedad capitalista de clase, donde el patrón es patrón y siempre privilegia sus intereses, más allá del ropaje discursivo con el cual pose.
También se viene llevando adelante la lucha de las y los trabajadores de la TV Pública, que recibieron días atrás en fuerte abrazo la solidaridad de trabajadores de muchos medios en su reclamo por salarios y condiciones de trabajo dignas. Hemos tenido también que solidarizarnos contra la censura y falta de pago de salario que sufriera Leticia Martin en Perfil y denunciara en su columna “Nadie lee nada”. Así podríamos seguir enumerando luchas y reclamos del sector. A todas las rodeamos de apoyo y solidaridad, de necesidad de coordinación y de impulso a la unificación entre sí y junto a otras peleas como el Garrahan, cultura, ciencia, choferes, docentes, estatales, jubilados.
Comunicación y estrategia
No es por casualidad que, desde que los avances de la humanidad colocaron la posibilidad de transmitir ideas y opiniones a través de diversos medios, haya surgido la profesión de periodista y su rol en las sociedades modernas. Como tampoco fue ni es casualidad, que esa profesión haya jugado, juegue y vaya a seguir jugando, un rol esencial en los procesos avanzados de la lucha de clases, en revoluciones y en la organización política anticapitalista y socialista.
La comunicación desde siempre fue un arma muy poderosa, y en medio de constantes avances tecnológicos, lo es mucho más en el siglo XXI. Lo saben muy bien quienes hoy están en el poder y pretenden mantenerse allí. Lo sabemos también quienes queremos dar vuelta todo y poner ese poder en manos de las mayorías trabajadoras.
El periodismo que practicamos es el que en forma comprometida recorrió los últimos siglos. Hacían periodismo los líderes de la clase obrera europea, dentro de las primeras internacionales y con los primeros folletos y periódicos impresos. Hacían un periodismo independentista las principales cabezas de las gestas revolucionarias de fin del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX en toda Sudamérica. La Revolución Rusa como primera victoria socialista en los inicios del siglo XX desarrolló la difusión de ideas dinamizando herramientas de comunicación entre la población trabajadora y campesina. Hoy impulsamos un periodismo de izquierda, en constante aprendizaje, partiendo de nutrirnos de ejemplos históricos que engrandecieron una profesión muy ligada a los cambios sociales contemporáneos. En este presente de confrontaciones y tensiones sociales, nuestra tarea continúa siendo vital y parte esencial de un legado estratégico.
Frente a la crítica situación que atraviesan miles de periodistas en el mundo, expresamos nuestra defensa al derecho a la información veraz, a la más amplia libertad de prensa y de opinión. Creemos en otro modelo comunicacional y periodístico. En uno que no puede garantizarse dentro de los marcos de este sistema capitalista-imperialista decadente, desigual y represivo. Luchamos por arrancar conquistas en el mundo del periodismo y en ocasiones parcialmente las logramos.
A la vez sabemos que un cambio cualitativo en materia de libertad de prensa y de opinión va de la mano con la construcción de otro modelo de sociedad: socialista, sin clases y sin grandes medios capitalistas que digiten la política de comunicación de acuerdo a sus ganancias. Una sociedad donde toda la estructura de comunicación con sus tecnologías, sus herramientas y señales estén en manos del conjunto y sean conducidas democráticamente por sus trabajadores y profesionales.
Cuando fundamos Periodismo de Izquierda entre otros conceptos hablamos de un periodismo “sin falsas neutralidades”. Porque descreemos de esa hipócrita neutralidad, de esa falsa y supuesta objetividad de medios privados. Porque todo lo que hacemos es desde un lugar determinado y una trinchera elegida: la de la clase trabajadora, los sectores populares y la juventud. Nuestro periodismo en primer lugar es en apoyo a las luchas justas y al servicio de que ganen, no hay neutralidad posible en lo que informamos, escribimos y reflejamos en coberturas.
Tampoco somos neutrales en el terreno de las ideas, las propuestas e investigaciones históricas, teóricas, científicas y políticas. Nuestro esfuerzo periodístico tiene un fin consciente: contribuir en todo lo que podamos al desarrollo de una organización política anticapitalista y socialista, que se propone el objetivo de un gobierno de las y los trabajadores y el socialismo. Por esa razón nuestro equipo de trabajo lo integran compañeras y compañeros del MST en el Frente de Izquierda Unidad, junto a independientes y colaboradores que participan con sus trabajos e iniciativas. Hacemos periodismo sin ocultar lo que somos y difundiendo a diario qué queremos y a dónde pretendemos llegar.
Más periodismo de izquierda
Nuestra tarea, desde periodismodeizquierda.com es informar cada vez más y mejor. Facilitar que miles y miles de trabajadores, profesionales, intelectuales, referentes sociales y estudiantes tengan acceso a un análisis correcto de lo que acontece. Nuestra tarea es partir de los hechos de la realidad para aportar una visión opuesta a la del gobierno y al de todos los grandes medios privados. Confrontamos con todos desde otra estrategia de comunicación.
Como periodistas independientes de gobiernos y capitalistas, contribuimos con producción de contenido de fondo y de calidad a multiplicar conocimientos y saberes imprescindibles, que desde los medios del sistema les niegan a las mayorías.
Nuestra tarea no es formal ni rutinaria ni conformista. Nos auto exigimos para ser mejores, aprender más, saber más, hacer más equipos de trabajo y de profesionales en PDI. Nuestra tarea es continuar abriendo nuestras compuertas a aportes y contribuciones independientes y al reflejo de opiniones que nos hacen llegar. Aportamos así a un periodismo comprometido con la lucha por la transformación social completa.
Estamos iniciando una nueva etapa en PDI, nuestro sitio web y diario digital tendrá cambios y mejoras en su diseño e identidad. Y lo mismo todas nuestras redes sociales a través de las cuales miles se comunican e interactúan con nosotros. En periodismodeizquierda.com vas a poder encontrar no solamente las principales noticias del día. A la vez tendrás nuevos y mejores materiales de alto contenido en temáticas específicas y acceso directo a la Liga Internacional Socialista, para conocer lo que pasa en el mundo.
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