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Así es la vida de un Harlem Globetrotter: «Nos da miedo fallar nuestros trucos, pero nadie se puede enterar»

«Juegan como los Harlem Globetrotters» es una alabanza genérica en el deporte. Cualquiera, sin importar su disciplina, querría competir con la alegría que caracteriza a un equipo fundado en 1926 y que ha hecho las delicias de miles de espectadores. En sus inicios rompieron las barreras que impedían jugar a los afroamericanos en el básquet federado.

Fueron capaces de ganarles a los campeones Minneapolis Lakers y todavía hoy reclaman ser una franquicia más de la NBA, «una competición cada vez más parecida a lo que hacemos». Lo hacen tras protagonizar episodios históricos como una memorable actuación en la URSS en plena Guerra Fría que calmó las tensiones o un ‘show’ con el Papa Francisco como colaborador.

Lynette Woodard, la primera mujer en el Salón de la Fama

Así lo reconocen para EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del grupo Prensa Ibérica, Mia ‘Mighty’ (‘poderosa’) Hopkins Corey ‘Thunder’ (‘trueno’) Law, dos de los actuales Globetrotters, que visitaron España en mayo de 2023 por primera vez desde 1951. La jugadora forma parte de una saga de mujeres que rompió con la brecha de género.

«Lynette Woodard, nuestra pionera, fue la primera en entrar en el ‘Hall of Fame’ del baloncesto», recuerda Law, poseedor de once Récords Guinness, entre ellos el de la canasta o el tiro de espaldas más lejanos. A pesar de la enorme destreza, tanto él como Hopkins sienten el peso de la responsabilidad: «Nos da miedo fallar nuestros trucos, pero nadie se puede enterar».

Nat Clifton, el primer jugador negro en la NBA

Aún es mayor la carga de una marca histórica como la de los Harlem Globetrotters, surgida en 1926 cuando Abe Saperstein se hizo cargo de los Savoy Big Five, que servían de aperitivo en salones de baile. Hoy pertenece a la Familia Herschend, compañía de entretenimiento que posee diferentes parques de atracciones. El caché de cada actuación está entre los 40.000 y los 75.000 dólares. Durante sus primeros años, el equipo fue competitivo y arrollaba a todos los que se ponían por delante.

Tanto es así que en 1946 vencieron a los Minneapolis Lakers, el mejor equipo del baloncesto federado de EEUU. Lo hicieron por 61-59 con una canasta sobre la bocina. Aquella fue una victoria contra la discriminación, porque todavía faltaban dos años para poner fin a la segregación en el básquet profesional de los EEUU.

«Hemos derribado muchas fronteras en casi 100 años de historia. Nat Clifton, el primer jugador negro en firmar un contrato con la NBA, empezó con los Globetrotters. Siempre hemos luchado por la inclusión», defiende ‘Thunder’ Law. El nombre de Clifton fue incluido en una carta de méritos que los Harlem enviaron en 2021 a la NBA con la que pedían ser una franquicia más, a pesar de que ya estaban entregados al espectáculo.

‘Mighty’ Hopkins, una Globetrotter tras lesionarse

También figuraban en la misiva un mito como Wilt Chamberlain, quien se inició con los ‘Trotters’, o Lynette Woodard, la primera mujer baloncestista que entró en el ‘Salón de la Fama’. «Este club siempre ha sido innovador», reivindica ‘Mighty’ Hopkins, quien ha encontrado en el ‘show’ su refugio después de una complicada carrera de clubs que le llevó a Europa. «Con la pandemia regresé a EEUU -es de Pittston, la capital del tomate-. Jugué en algunas ligas locales masculinas -promediando más de 20 puntos-. Intenté ingresar en la WNBA sin éxito y en Texas sufrí mi peor lesión», recuerda.

Con 26 años estaba agotada y destrozada. «Decidí no operarme y optar por la rehabilitación. ¡Tres semanas después me había convertido en una Globetrotter! Un exentrenador me animó a hacer la prueba. Mi condición física no era la mejor, pero tuve un día increíble: todos los trucos funcionaron y el resto es historia», rememora. En este ejercicio puso en marcha una de las principales virtudes que se requieren para ser parte del ‘club-espectáculo’: «La focalización, que es diferente a la obsesión».

Mia ‘Mighty’ Hopkins.

‘Thunder’ Law, el Globetrotter con 11 Récords Guinness

‘Mighty’ coincide en este argumento con Thunder ‘Law’, quien desde 2013, cuando ingresó en los Harlem Globetrotters, ha protagonizado una carrera hacia la perfección, «aunque sabemos que nunca vamos a alcanzarla». De este modo, a pesar de poseer 11 Récords Guinness (‘alley-oop’ más lejano, tiro de rebote más lejano, más tiros desde media cancha en una hora, tiro hacia arriba más alto…), admite que «nada ha cambiado, porque yo me siento nervioso y ansioso antes de cada truco. Tenemos miedo a fallar, porque nos importa muchísimo lo que hacemos».

Con todo, Thunder ha desarrollado una estrategia que pone en marcha cada actuación. «Mi preparación me permite tener muchas cartas en la manga. Siempre hay planes alternativos. Por lo que si algo sale mal, nadie lo sabrá… Ni siquiera mis compañeros de equipo«, comenta con misterio el dorsal ’23’.

«Para estar aquí hay que pensar y entrenar fuera de la caja. Ser un Globetrotter es algo incontrolable, porque siempre puedes hacer algo mejor. Para los récords que conseguí se necesita fuerza, precisión y concentración. De todos, el más difícil fue el de mayor número de tiros desde media cancha en una hora. Se retransmitió en directo por televisión», relata el baloncestista. Para él, formar parte del equipo de los pantalones rojiblancos requiere «ser una gran persona y un animador«.

Corey ‘Law’ Thunder.

«Estar feliz las 24 horas de cada día»

Esto va en el sueldo y el desempeño de una figura híbrida, donde el atleta y el actor se combinan para crear un mundo idílico. Como añade ‘Mighty’ Hopkins, «ser un Harlem Globetrotter implica estar feliz las 24 horas de los siete días de la semana. No debes olvidar nunca que estás representándote a ti y a la marca. Muchas veces es duro, y seguramente no todo el mundo pueda, porque estás lejos de tu familia o de tus amigos. Necesitas estar mentalmente muy limpio. De lo contrario mandarías todo a tomar viento».

Una reflexión muy transparente que habla del alto nivel de exigencia de un ‘show’ centenario que sigue colgando el cartel de ‘no hay billetes’ allá por donde pasa. Nada fácil en un contexto de sobresaturación del entretenimiento y de fugacidad en el consumo, cada vez más audiovisual. Los Globetrotter siguen triunfando gracias a la «competitividad», característica que podría no asociarse a un club que prácticamente ha ganado todos los partidos contra su ‘sparring’, los Washington Generals (más de 16.000 derrotas).

Un partido de los Harlem Globetrotters contra los Washington Generals.

Ser una franquicia más de la NBA

«Es cierto que echo de menos jugar en el baloncesto de clubs, pero en los Harlem compites contra ti mismo. Hay mil modos de hacerlo, como, por ejemplo, cuando logras hacer los ejercicios cada vez en menos tiempo», reflexiona Hopkins. Esta capacidad por superarse es la que ha llevado al equipo estadounidense a ser el pionero en movimientos normalizados en las canchas y que suponen el culmen de la destreza, «como los tiros muy lejanos, los pases sin mirar o los ‘alley oop’, tan populares en el juego de hoy», reivindica Law.

De ahí que los dos compañeros consideran que los Globetrotters fueron la base de la NBA actual, con la que piden un envite directo, como sucedió hace un par de años por medio de una carta de su director general en la que reivindicaban ser una franquicia más del campeonato.

Espectacular mate de los Harlem Globetrotters.

«Sería genial ver un duelo entre los campeones de la NBA y los Harlem Globetrotters», sentencia ‘Thunder’, uno de los cabezas de cartel de un espectáculo de éxito «que consigue hacer olvidar todos los males de abuelos, abuelas, padres, madres, nietos y nietas». Bálsamo intergeneracional, alejado de la toxicidad o la violencia que a veces rodea al deporte de élite, y que pervivirá «porque la emoción que nos mueve es inagotable».

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